Gnar estaba medio dormido agarrado al hombro de Zed mientras este avanzaba acercándose a su destino. No quedaba mucho para llegar a la Orden Kinkou.
Se preguntaba sí después de todo lo ocurrido podría optar a la ayuda de los ninjas de la orden de Shen . Para ellos no era más que un asesino y un traidor y sabía que lograr la confianza de Shen iba a ser muy difícil, más aún teniendo a Akali cerca. Ella era realmente rencorosa y no la culpaba. Tenía sus razones.
No esperaba ni un mínimo de consideración, al fin y al cabo no la merecía y no iba a obligarlos a ayudarle. Pero tenía que intentarlo.
Cómo siempre, antes de llegar, Kinkou ya estaba alerta y preparandose para atacar.
Cómo esperaba, Shen fue el que lo recibió. Sus miradas se cruzaron, chocando cómo espadas.
Gnar abrió los ojos y miró a Shen con detenimiento. El yordle soltó un pequeño gruñido y echó las orejas hacía atrás. Estaba claro que reconocía en el maestro de Kinkou a un rival a tener en cuenta.
Los ojos de ambos ninjas centellearon por la emoción de aquél tenso encuentro. Parecía que iban a enzarzarse en combate en cualquier momento.
-Zed...-pronunció Shen con calma sin apartar la mirada del contrario.-No esperaba ni mucho menos tu visita.
-Lo imaginaba.-fue lo único que respondió Zed sin añadir nada más.
-Debido a tu vistosa aprición voy a pensar que vienes en son de paz.
Zed río entre dientes.
-Si viniese con malas intenciones ya estaríais muertos.-dijo con sorna, cómo si lo que hubiese dicho realmente le hiciese gracia.
No tardó en aparecer Akali, la cual mandó una mirada recelosa a Zed. Este se sorprendió al no notar un verdadero odio cómo tantas otras veces.
La joven pelinegra se cruzó de brazos sin dejar de mirar a Zed.
-¿Cómo está Syndra? -preguntó intrigada.
El maestro de las sombras suspiró.
-En problemas. -dijo sencillamente. El rostro de la ninja cambió por un gesto de preocupación.
-Ve al grano Zed.
Shen simplemente permanecía en silencio sintiendo que cuando aparecía Akali el pasaba a un segundo plano. ¿Acaso no era el el lider de la orden?
-La tienen en Noxus. No se por qué estará pasando por eso tengo que ir a por ella pero no sólo. Sería un suicidio. Vosotros sois los únicos que podéis ayudarme.
-¿Qué hay de tú orden? -preguntó Shen.
-No necesito número, necesito calidad. Mis alumnos serán numerosos, pero no necesito a muchos, sólo a unos pocos que sean capaces de trabajar bien. Ellos aún son muy inexpertos. No espero que me brindeis vuestra ayuda puesto que sé de sobra que no la merezco, pero tengo que intentarlo. También vosotros haríais lo que fuera por quien os importa. ¿Me equivoco?
Akali posó sus manos sobre su cintura.
-Syndra es mi amiga Zed. Por mucho daño que hayas hecho a la Orden de Kinkou, no puedo dejarla plantada. Puedes contar con mis Kamas.
Akali y Zed miraron a Shen.
-Que remedio.-dijo con un suspiro.-pero no te emociones. -habló señalando al maestro de las sombras. -esto lo hago por Akali no por tí.
-No he venido hasta aquí para pedir perdón ni misericordia, Shen. Yo tampoco hago esto por vosotros, sólo por Syndra. Ella es lo único que me importa.
Shen asintió.
-¿Cuando partimos?
-Ya mismo. No tenemos casi tiempo y ya he perdido demasiado.***
Recuerdos inundaban su memoria. Sonrisas, caricias, besos, abrazos...el sueño de un feliz futuro juntos...todo aquello se esfumaba lentamente de su corazón dando paso a la agonía y al sufrimiento. Iba a morir sola, cómo siempre había estado.
Le Blanc se paseaba de lado a lado sonriente y satisfecha.
-¿Sabes qué querida?-preguntó aquella maldita mujer. Syndra sólo la miró con odio sin tener fuerzas ya para hablar. -Papa está muy preocupado por tí. -dijo haciendo falsos pucheritos. -Por tí y por la críaturita que tienes dentro... Una pena que no os llegue a ver con vida a ninguno.
-Pu...ta...-logró susurrar.
Le Blanc se carcajeó. Bajó el ritmo de extracción de la esencia oscura de Syndra para prolongar todo lo posible su sufrimiento. Con un poco de suerte incluso llegaría a ver la cara de dolor de Zed al contemplar en primera persona la muerte de su amada y su hijo.
-Ahorra tus energías querida...***
Gnar miraba a Kennen con las orejas echadas atrás y el ceño fruncido desde el regazo de Zed. El pequeño y peludo Ninja lo miraba de igual manera desde el regazo de Shen.
A Zed le daba la impresión de que el pequeño y aparentemente inofensivo Gnar iba a transformarse en bestia en cualquier momento, por eso acarició su cabeza y espalda tratando de calmarlo. El yordle solo soltó un pequeño gruñido y se acurrucó.
Continuó acariciando el pelaje anaranjado y suave de su pequeño acompañante perdiéndose en sus propios pensamientos.
La preocupación estaba muy presente en su alma y necesitaba seguir avanzando cuanto antes, pero todos necesitaban un descanso pues en pocas horas habían recorrido un largo camino.
Se quitó el yelmo ya que lo estaba empezando a agobiar, cosa que los ninjas evitaban al máximo y más aún cerca de rivales. Shen se dío cuenta.
-Eso no es lo que padre nos enseñó.-le reprochó.
Zed suspiró.
-¿Crees que en este momento, con todos los problemas que tengo en mi cabeza eso es lo qué más me importa? Y de todos modos hace mucho tiempo que no sigo los pasos de tu padre, Shen.
-También era tu padre.
-No. Sólo alguien que cometió el error de sacarme de las calles y aceptarme cómo si fuera su hijo.
Shen permanecía con la mirada fija en alguna parte del bosque en el que habían acampado.
-Honestamente. Opino que el error fue tuyo, no de padre, Zed.
-Abrí la caja.
-Si, la abriste. Pero siempre serás mi hermano. Los errores pueden enmendarse.
Zed lo miró a los ojos algo emocionado en el interior.
-Tengo cosas más importantes que hacer que purgar mis pecados. No le des más vueltas. -fue lo último que dijo recostandose en el suelo cerca del fuego para asegurarse de que Gnar no pasara frio.
El pequeño Kennen que había permanecido en silencio durante toda la conversación habló, en voz baja pero lo suficientemente alta para que Zed lo escuchase.
-No merece el perdón.
"Lo sé, pequeño yordle, lo sé" Pensó Zed y cerró los ojos para dormirse poco rato después.
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La Soberana. [Zed x Syndra]
FanfictionLa oscuridad no es sinónimo de maldad. La gente no suele saber diferenciar entre ambos términos, y Syndra nunca entendió muy bien por que. Ella conocía bien el significado de las dos palabras y sabía que no había ninguna relación entre ellas. Ella e...