Bajo la luz de la luna

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N/A: Bueno, les traigo otro capítulo más. En lo personal, me gustó escribirlo y espero sea de su agrado c;


POV Camus

- ¿Qué dices Camus? ¿Me aceptas?

     << No puedo creerlo. El que Milo hiciera algo así por mi... >> Milo toma mis manos, acariciándolas con delicadeza. 

- ¡Por supuesto que si! -  Salto dándole un abrazo. 

     Paso mis brazos por detrás de su cuello, posando mi rostro en la curvatura de su cuello. Siento sus manos adaptarse a la forma de mi cintura. Mis lágrimas fluyen sin restricción, mojando mis mejillas, y deslizándose de mi mentón a los hombros de Milo. Me siento tan pleno, tan feliz. Todo ha valido la pena. Al fin mis súplicas al cielo han sido escuchadas.

     Tras mi respuesta, todas las personas se ponen de pie, aplaudiendo y gritando sus buenos deseos.

     Es cierto que desde siempre había querido ir a un circo. Sin embargo, nunca imaginé que esa experiencia se volvería en uno de los recuerdos que almacenaré en mi corazón hasta el día que muera. Cuando vi que la tercera entrada era para Aioria me sentí muy desanimado, deseaba tanto que fuese de Milo, y a su vez no por razones obvias. Luego, cuando me llamaron al frente; todo fue tan confuso. No imaginaba el porqué, sólo accedí tras los alientos de Aioria, tía Sindy y casi el resto del público. Tenia la corazonada de que que algo bueno ocurriría; para ser sincero pensé que era alguna clase de regalo de parte de mi tía. Un regalo para olvidar la amargura de los últimos días, o algo por el estilo. 

     Mi corazón se contrajo con el espectáculo final. Estaba muy alto, no podía distinguir bien desde mi posición pero, por alguna razón me encontraba muy preocupado. Sostuve mis manos frente a mi pecho al ver como ese chico rubio caminaba lentamente por la cuerda floja. Su cabello me era tan familiar. Finalmente, esa persona se quitó el antifaz. Mi curiosidad de saber de quién se trataba creció. Ya no tenía arnés, ha aproximadamente quince metros sobre el suelo. Lo que hacía era sin duda, bastante peligroso. Cuando saltó de espalda su rostro fue visible para todos. ¡Era Milo! La persona que amo. << ¿Hizo todo eso por mi? ¡Claro que sí! >> Cuando veo que Milo cae a salvo en la malla bajo la estructura que sostenía ambas cuerdas, veo lo escrito en la pancarta. "Camus te amo, ¿quieres ser mi novio, por la eternidad? " Cómo decir que no...


     Al salir del circo espero a Milo quien tenía que ir a cambiarse de vestuario y despedirse de la gente del circo. Ya les habíamos agradecido juntos pero, él deseaba darles unas palabras por aparte. Tía Sindy y Aioria me acompañan.

      Esa sonrisa aun sigue en mi rostro como si de un retrato se tratase, inmutable. Siento algo en mi interior, distinto, como si hubiese cambiado. << ¿Es esto lo que siente al tener novio? ¿O se debe porque los nuestro con Milo es amor verdadero, muto, único, inigualable? >> Seguramente es eso. Nuestro amor es algo que durará por la eternidad. Un amor inmortal.

- ¡Felicidades! Te miras muy feliz, ¿era lo que esperabas? - Aioria me toma por sorpresa en un abrazo.

- Gracias. - Sonrío aun más, exteriorizando lo que sucede en mi interior. Expresándome, algo inusual para mi. - Siendo sincero, nunca imagine algo así. No tengo palabras para explicar como me siento. 

     Las lágrimas vuelven a brotar de mis ojos. Me separo de Aioria y miro al suelo. No sé lo que sucede, me encuentro tan sensible. Aun no sé manejar mis sentimientos. Cierro los ojos y me dejo llevar por lo que siento, dejando las lágrimas salir. Con el reverso de mis mangas, trato de limpiarlas. Así, poco a poco logro tranquilizarme. Unas manos muy familiares acarician mi rostro, limpiando una lágrima que se había quedado perdida en mi mentón.

Tras mi verdadero amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora