El sol del mediodía caía aplomo colándose por las ventanillas de aquel renault megane gris metalizado.Sus tres silenciosos ocupantes permanecían sumidos cada uno en sus pensamientos mientras cruzaban de incógnito las diferentes carreteras secundarias hasta que llegar a destino.
El llano y solitario paisaje aumentaba aún más la sensación de soledad y quietud con aquellos amplias extensiones de cereales salpicadas muy de cuando en cuando por pequeñas y deshabitadas aldeas.
Diego permanecía meditativo fijando la vista hacia delante intentando entender en que punto en el tiempo todo se había enredado de aquella manera.
De estar trabajando en un complejo caso de narcotráfico y extorsión durante meses sin ninguna pista aparente, aparece por casualidad y de la nada un testigo con información de primera mano de un desembarco importante de cocaína.
Todo en menos de una semana.
Si ya había sido de por si sorprendente la aparición de Lucía tras dos décadas sin saber de ella, se le debía añadir que se había convertido en su prueba más valiosa. ¿Y todo por casualidad?.
Su ojos se posaron por unos instantes en la mujer que permanecía en la parte trasera con la mirada perdida.
Como si hubiera gritado su nombre ella se volvió al segundo enfrentándolo.
El retrovisor ahora le devolvió la mirada furiosa de una Lucia desafiante .Sabía que con las escuetas explicaciones que le había dado no la había dejado conforme pero, ¿que podía decirle?.
El policía tenía aquella sensación de incertidumbre, de desasosiego. Aquel cosquilleo característico que le indicaba que algo se le escapaba y por aquella razón no podía ser del todo sincero.
No es que desconfiara de ella, a pesar de no conocerla en absoluto en la actualidad . Confiaba en su instinto y éste le decía que ella no era de los malos.
Era más bien la sensación de que el mal la rodeaba, que estaba más cerca de lo que ella misma creía.Las llameantes ojos de la mujer seguían desafiantes sumergidos en la intermitente mirada de Diego que tras la presión suspiró resignado llamando la atención de su compañero.
— ¿Quieres que te releve amigo?—le preguntó Toni observándolo.
Diego negó automáticamente volviendo a mirar de reojo por el pequeño cristal, y de nuevo, ahí estaban esos furioso ojos grises de aquella gata alterada.
—¿Pongo un poco de musica ? ¿Te apetece Lucía?,—preguntó el grandullón harto de aquel silencio.
La mujer como contestación se situó entre los dos asientos y alargó la mano para encender la radio mientras apoyaba su cuerpo sobre el conductor.
Diego cerró los ojos un segundo para calmarse conociendo lo que venía a continuación.
Lucía a sabiendas que su mirada lanza-puñales no había funcionado intentó un nuevo asalto: el cuerpo a cuerpo para incomodarlo. Ella esperaba que éste resultara más efectivo, ya que Diego siempre había tenido una debilidad por su olor, su cuerpo, su cercanía.
Mientras la mujer pasaba por todas los diales de radio que existían demorándose en cada uno , Toni observaba con una sonrisa la escena: la creciente incomodidad de su amigo y la pícara mirada de reojo que le daba a éste la traviesa morenita.
Tras largos minutos, el grandullón, intentando echarle una mano a su incómodo amigo tocó el cd y las primeras notas de la canción " Llanto de pasión" de El último de la fila sonaron llenando el espacio.
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LABIOS DE FRESA (Corrigiendo)
RomanceHabrá gente que piense que la vida se compone de casualidades y otras que a las casualidades les llaman destino. Para Lucia tener una noche plagada de pesadillas para a continuación levantarse con una vieja canción en la mente (la cual le trae los p...