Capítulo 17: Por el principio

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-Ni se te ocurra- susurró Diego con voz lúgubre al ver su intento de huida. -No vamos a salir de ésta habitación hasta que, lo que sea que tengamos, quede claro.

-¡ Joder! -soltó ella sentándose de nuevo derrotada -creo haberte dicho todo lo que tenía que decirte.

Ante sus palabras el policía levantó la ceja y una pequeña sonrisa curvó por un instante sus labios.

-No has dicho una mierda. Estabas huyendo de nuevo. Esta vez vamos a hablar como personas adultas que somos.

Lucía lo miró furiosa.

El muy imbécil había dejado solapada con sus palabras que la consideraba una niña todavía.
Tal vez su actitud de dejarse llevar por sus impulsos sin pensar, es lo que se podría determinar cómo pueril y por esa razón estaba en esa situación.

-Está bien. Tu lo has querido.- respondió decidida.

-Eso me suena a amenaza- la sonrisa del hombre se hizo más amplia.

-No es una amenaza , ahora vas a conocer a la verdadera Lucia-replicó ella de nuevo.

- Estoy deseándolo.

Los ojos de la mujer echaban chispas.
Retándolo se levantó de la cama y se dirigió rápidamente a la puerta .

Diego la bloqueó al instante.

Lucia completamente enfurecida lo enfrentó.
-Lección número uno: soy una mujer tenaz que consigue lo que quiere y no se deja influenciar por nadie.¡Quiero salir!-y a continuación empujó a Diego para apartarlo.

-No -se cuadró el hombre frenando su avance-eres esa niña caprichosa que huye.

En ese momento ella le soltó una bofetada.
-Lección número dos-prosiguió ella como si nada-Yo no me dejo amedrentar por nada ni nadie.

Diego, fuera de si, la cogió por los brazos y la sujetó con fuerza.

-No vas a conseguirlo esta vez. Estoy aquí para aguantar tus insultos y amenazas porque quiero y se que tu también. Estas furiosa por lo que crees que has visto pero estas equivocada.
Y acercándose a su cara pronunció lenta y duramente.
-No la he besado. Ella me besó a mi.

Y sin perder un segundo se abalanzó hacia sus labios besándola con aspereza y deseo.
Sus lenguas batallaron sin tregua mientras, entre gemidos incontrolados trataban de respirar.

De repente él se separó.

Lucia abrió los ojos lentamente intentando acompasar el frenético flujo de aire de sus pulmones.
Los ojos de aquel hombre ardían de pasión mirándola.

-Solo son tus labios los que deseo-le dijo él mientras le acariciaba suavemente sus boca. -Te deseo a ti, sólo a ti.
Y se acercó de nuevo para besarla.

Lucía temblaba por dentro y por fuera.
Tenía que resistir.
Debía ser fuerte y pararlo. Si no lo hacía volverían a estar de nuevo como antes.

Y, a pesar del descontrolado latido de su corazón , la excitación el deseo y la necesidad que sentía de él, Lucía levantó la mano con un esfuerzo titánico y frenó el avance de Diego mientras echaba un paso atrás.

-No puedo volver al pasado sin pensar en nada más.Sin poder evitarlo levantó su mano y la posó suavemente en su rasposa mejilla.
-He tomado en mi vida muchas decisiones precipitadas que no fueron las acertadas y contigo no puedo equivocarme de nuevo.Hay cosas que hice que...-y apartó la mirada de él avergonzada mientras continuaba apenas en un susurro- no puedo contártelas, no todavía.

Diego suspiró sonoramente sin apartar la mirada de ella.
Los segundos pasaron lentamente cayendo pesadamente sobre el tenso ambiente.

Con todo dicho, Lucía bajo lentamente su mano mientras se separaba de él en dirección a la puerta.

- No voy a dejarlo morenita, no voy a desaparecer. Yo también tomé decisiones equivocadas contigo y sé las consecuencias que me acarrearon. Yo tampoco me puedo permitir esto. Se que si no funciona caeré peor que antes pero...no puedo dejar de intentarlo una vez más.

Diego caminó hacia Lucía y se paró frente a ella.

-No huyas de mi por favor- suplicó desesperado.

El corazón de Lucia se estrujó en su pecho. Gruesas lágrimas acudieron a sus ojos y resbalaron incontrolables por sus mejillas.

- Tengo miedo- susurró temblando . - Miedo de volver caer por ti y que me dejes de nuevo.
Al fin se abría a Diego sincerándose.

- Yo también pequeña- le susurró él atrapándola entre sus brazos y aferrándose a su pequeño cuerpo.
-Iremos despacio, al ritmo que tu marqués. No tengo prisa morenita, sólo quiero estar contigo y hacerte feliz.

El corazón de aquel hombre rebotaba nervioso en su pecho.
Y Lucía lo creyó al instante, pero el miedo seguía ahí atenazando su corazón.

Había algo más, mucho más importante que confesarle.

Solo necesitaba la seguridad y confianza en si misma para poder explicarle su gran secreto.
Aquello que sabia que los uniría o los separaría para siempre.
Pero aún no poseía la fuerza necesaria para afrontar la posibilidad de que Diego la odiara.

No lo resistiría.

Hundió aun más la cabeza en el gran pecho del hombre que siempre había amado intentando fundirse en su interior y así no poder desaparecer de su vida nunca.

Diego al notar que Lucía cedia, bajo la cabeza hasta su cuello e inhaló su piel sensible absorbiendo su aroma.

Ella tembló.

Seguidamente comenzó un camino de besos calientes cuyo destino sabía eran sus labios de fresa.

La mujer, con una sonrisa, se separó unos centímetros para mirarlo a los ojos.

-Entonces--preguntó con la cara aún bañada en lágrimas ¿Empezamos por el principio?.
Y separándose del sorprendido hombre, levantó su mano a modo de saludo.
-Hola, me llamó Lucía. ¿Y tú eres?.

Una fuerte carcajada resonó en la habitacion.
A Diego le encantaba aquella mujer. Era una caja llena de sorpresas.

-Diego- contestó rápidamente siguiéndole el juego, -y estoy más que encantado de conocerte. Y como un lobo a su presa se acercó demasiado para posar dos besos húmedos en la comisura de sus labios.

-No hagas trampas- fingió ella ofendida dejando escapar una sonrisa pícara.

El policía recorrió con una mirada hambrienta el cuerpo de ella.

--Diego...- susurro a modo de fingida advertencia al apreciar sus intenciones.

Varios fuertes golpes en la puerta sonaron inoportunos y con irritación por la interrupción Diego abrió la puerta con fuerza.

Al otro lado una cabreada Raquel los miraba con intensidad.

-Nos han encontrado.

Y el ambiente cambio radicalmente.

LABIOS DE FRESA (Corrigiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora