Tras permanecer 24 horas en observación, Lucía esperaba sentada en la estrecha camilla del box de urgencias a que le trajeran el alta médica.
Todavía estaba conmocionada por las tensas horas vividas. La imagen de Diego vestido con chaleco antibalas y desarmado ante aquel loco la martilleaba una y otra vez intensificando su fuerte dolor de cabeza.
Jamás en su tranquila vida pensó en vivir una situación parecida.
El destino cruel le había jugado una mala pasada.
En tan sólo tres días lo había vuelto a ver y fue testigo en primera persona de su arriesgada profesión.En aquel instante se acordó de una frase que le había dicho Esther varios días atrás.
Se masajeó intensamente la sien intentando calmar el intenso pitido de su cabeza provocado según el médico por el fuerte golpe contra el suelo.
Un movimiento en la cortina de separación entre boxes la distrajo y vió acercarse al atractivo policía aún vestido con el uniforme negro de asalto.
Su rubio pelo despeinado y sus ojos cansados rodeados de unas pronunciadas ojeras le hacían parecer más mayor pero increíblemente sexy.
No se había movido de su lado desde la noche anterior y a pesar de que su mente repetía constantemente el pensamiento de que debía mantenerse lo más alejada posible de él, su cuerpo sintió un profundo alivio al verlo aparecer .
Diego se acercó con paso cansado, se sentó a su lado y la rodeó entre sus brazos.
-Todo ha acabado, tranquila-susurró más para si mismo que para ella, mientras le acariciaba el pelo suavemente.
-¿Estas bien? -le preguntó por millonésima vez apartándose para mirarla con una profundidad y una preocupación que le llegó al alma.Lucía asintió ligeramente con la cabeza mientras su cuerpo por instinto buscaba de nuevo el cobijo de aquel abrazo fuerte y cálido a la vez.
Al notar la reacción de ella Diego suspiró intentando acorazar sin éxito todas aquellas sensaciones que ella despertaba y que brotaban de nuevo en su interior sin control.
-Cuando te vi allí pensé...., la verdad es que me quede bloqueado, no te esperaba allí en medio de aquella encerrona. Pasé tanto miedo Lucía-y dejándose llevar beso su frente demorándose en el suave contacto.
Lucia al notar los labios sobre su piel revivió de nuevo ese frío y calor, esa protección e inseguridad, ese silencio sordo interrumpido solo por el compás de sus corazones al unisono. Sintió de nuevo en su interior todas aquellas sensaciones olvidadas y que solo ese hombre despertaba al tocarla.
Por impulso bajo la vista y tomó la gran mano de Diego enlazando sus dedos experimentando de nuevo la potente energía que los unía.
Mientras miraba sus manos unidas con fascinación, a su mente acudieron los recuerdos de la primera vez que sintió aquella extraña corriente.
Lucía caminaba lentamente sin ganas de llegar a su destino.
-Bueno para ser sinceros no es falta de ganas- pensó confirmando que más bien era la profunda inseguridad que sentía cuando Diego estaba cerca lo que la frenaba.
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LABIOS DE FRESA (Corrigiendo)
عاطفيةHabrá gente que piense que la vida se compone de casualidades y otras que a las casualidades les llaman destino. Para Lucia tener una noche plagada de pesadillas para a continuación levantarse con una vieja canción en la mente (la cual le trae los p...