Capítulo 18: Culpable

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Mientras los brazos de Diego la rodeaban de nuevo intentando calmarla, Lucía presa del pánico miraba con ojos desorbitados a la rubia portadora de la buena nueva.

—¿Cómo es posible? — preguntó éste  intentando no perder el control como su compañera.

—Pregunta a tu "amorcito" —contestó la mujer mirando fijamente a Lucía. —¿ No tienes nada que contarnos bonita?

Con incredulidad, Lucia intentaba procesar las palabras que había escupido aquella víbora por la boca.

¿Acaso la estaba acusando de ponerse ella misma en peligro?.        ¿ Se pensaba que era una suicida tal vez?.

— El tinte rubio pollo de tu cabeza te ha debido quemar las dos únicas neuronas que te regaló Dios al nacer.—explotó enfadada. —¿Acaso crees que soy una camicace?. ¡Dilo claro ya!. ¿Qué estás insinuando?— gritó Lucía mientras se deshacía de los brazos que la sujetaban y se acercaba peligrosamente a la policía.

Raquel dio dos pasos hacia delante desafiante.

— Lo que has entendido bonita. ¿A quién has avisado de nuestro piso franco?.

Esas últimas palabras penetraron lentamente en Lucia que se paró en seco mientras una imagen se formaba en su cerebro, más bien un recuerdo. El de haberle mandado un mensaje a Guillermo con el móvil pero, no le había mandado su localización...¿o si?.

El rubor escarlata que le cubría el rostro por las injustas acusaciones de aquella arpía dejó paso a una palidez mortífera mientras la duda aplacaba su ira. Esta vez sí que la había liado y bien.

—Madre mía —pensó mirando a Diego de reojo —¿y si tienen a Guillermo? —y el escalofrío le encogió el corazón ante su siguiente pensamiento —Paula.

Su cabeza volvió a visualizar aquellos instantes y comprobó que en el mensaje no había dicho donde estaba, simplemente que estaba bien.

No la conocían, ni a ella ni a su familia, por lo tanto era absurdo asustarse.

Su cuerpo comenzó a temblar al percatarse que con aquel simple mensaje podía haber puesto en peligro a todo lo que más amaba.

Hacía años que no se comportaba de manera tan inconsciente.

Diego observaba de cerca el cambio de actitud de la siempre desafiante morenita y comprendió que su compañera tenía razón.
Miró a Lucía con incredulidad y una creciente ira se apoderó del policía.

— ¿Qué has hecho para que nos encontraran?—le acusó con frialdad mientras la atravesaba con la mirada herida.

Lucia se adelanto dos pasos hasta tocar a Diego pero este se apartó bruscamente.

—Contéstame. ¿Cómo nos han encontrado?, ¿qué has hecho?—volvió a preguntar éste cada vez más cabreado sin apartar la dura mirada de ella.

—No he hecho nada —se defendió ella. —Solo le he enviado un mensaje a Guillermo para que sepa que estoy bien...pero no le he dicho donde estaba, te lo juro.

— Será imbécil — espetó la policía sin control. —¿Es que acaso no le requisaste el teléfono? — preguntó fulminando a su compañero con la mirada, mientras éste fulminaba con los suyos a Lucia.

Ante su falta de atención la cabreada rubia prosiguió.

—Ese es un error de principiante Joder. La" morenita" te la ha pegado bien. Te advertí que no era trigo limpio.

Cada vez más ido Diego cogió a Lucía bruscamente por el brazo y la sacó de la habitación dejando a la rubia despotricando a sus anchas. Con paso rápido entraron en su habitación y cerró de un portazo.

LABIOS DE FRESA (Corrigiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora