"Era un día de sol a pesar del frío de la mañana. Todos los niños y niñas del colegio permanecían en el patio mientras los profesores sin éxito, intentaban hacer las filas correspondientes para poder entrar a las aulas en orden.
Lucía parada enmedio de aquel alboroto observaba a su alrededor y se sentía mayor con su actitud.
Ese año comenzaba el último curso de Primaria y al ser de las grandes debía dar ejemplo.
Rebeca se acercó para comentarle lo harta que estaba de los pequeños y entablaron conversación mientras esperaban
para entrar.—Menudo año nos espera—dijo su amiga mirando a su alrededor.
—Supongo que hace unos años nosotros también eramos así —contestó Lucía apartando a un niño que estaba a punto de pisarla.
—!Que va!, imposible—oyó que contestaba la chica entre los gritos que propinaba un pequeño que parecía haberse tragado un megáfono.
En ese instante entre el barullo de gente observó como unos ojos de color avellana la miraban directamente.
Era un chico rubio y bastante alto. Tenía el pelo larguito en las puntas y una sonrisa de malote en los labios. No lo reconocía pero estaba en las filas de octavo.
Tras pensarlo un momento llegó a la conclusión que debía ser un repetidor.—¿Sabes quién nos toca esta año de tutor? —oyó que preguntaba Rebeca.
Lucía se giró hacia su amiga desconectando la mirada de aquel chico.
—La señorita López.—Mierda—contestó la chica. —Estamos muertos.
En aquel instante se giro de nuevo como si alguien la llamara. El chico rubio seguía mirándola con total descaro mientras otro chico le decía algo.
Rebeca observó la mirada de su amiga y comentó :—Es guapo verdad. Se llama Diego y es repetidor.
—Me lo imaginaba—respondió ella sin poder dejar de mirarlo.
—¡¡ Vaya chica que suerte!! . Parece que le has gustado. No ha dejado de mirarte desde que hemos entrado.¡¡Está buenísimo!! .
Lucía sonrojada bajó la mirada y contestó a Rebeca.
—No me interesan los repes.—Pues parece que tu a él si.
El timbre resonó por encima del fuerte ruido y las filas comenzaron a avanzar.
Su indiscreta amiga prosiguió.
—Y sigue mirando. Voy a saludarlo.—y antes de que a Lucía le diera tiempo de pararla levantó la mano y lo saludó.
—Está haciendo señas para que lo mires. ¡Miralo tía! .Lucía roja de la vergüenza levantó la vista y la fijó en el chico que estaba el último de la fila intentando retrasar la entrada al edificio.
Un hola susurrado y una gran sonrisa fueron lo último que vió de él tras desaparecer por la puerta de entrada.Una sensación de nerviosismo la embargó y los latido de su corazón eran más fuertes que los comentarios que su emocionada amiga, a la que apenas escuchó, hacía mientras su fila empezaba a avanzar.
—Que suerte tienes tía, le gustas a Diego."
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LABIOS DE FRESA (Corrigiendo)
RomanceHabrá gente que piense que la vida se compone de casualidades y otras que a las casualidades les llaman destino. Para Lucia tener una noche plagada de pesadillas para a continuación levantarse con una vieja canción en la mente (la cual le trae los p...