Greenie

II.

Llegaba tarde al trabajo, corrí por las calles y creo que me empujé a algunas personas en el proceso. Al entrar por la puerta de la cafetería noté a mi jefe con los brazos cruzados y mirándome bastante enojado, me acerqué a él a paso lento pero mi mirada se desvió y se posó en la chica de cabello verde, la cual estaba distraída y no notó mi presencia, a pesar de quedarme viéndola, me obligué a seguir mi camino.

—Que sea la primera y la última vez, Josh.—se limitó a decir mi jefe entregándome el delantal para luego irse.

Comencé a servir los pedidos de los clientes hasta que me entregaron una pizza personal de pepperoni y una soda para la mesa 4, en la cual estaba ella. Me acerqué sonriendo.

—Hola, Greenie.—la saludé con sonrisa burlona mientras le ponía su pedido sobre la mesa.

—No puede ser.—dijo por lo bajo rodando los ojos—No me llames así.

—¿Me dirás cómo te llamas?

—No.—respondió tomando de su soda.

—Entonces seguirás siendo Greenie.—alcé mis hombros y esta vez sí me alejé para dejarla comer.

Cada vez que me pasaba por su mesa para servir a más clientes me acercaba a su oído para decirle Greenie en voz baja y me alejaba riendo al verla bastante alterada.

Era bastante entretenido molestarla y ver cómo se ponía roja, aunque no sé si por mí o porque estaba enojada. Al acabar su comida pidió la cuenta y, al llevársela, me senté junto a ella.

—¿Todo bien, Greenie?—pregunté dándole un leve codazo.

—En serio, no vuelvas a llamarme así.

—¿Y si lo hago qué?

—Si lo haces te la verás conmigo.—me miró fijamente a los ojos.

—Oh, vamos, Gree...—y no pude terminar la frase porque ella había tirado su soda en mi suéter.

—Te lo advertí.—dijo para luego salir de la cafetería con una sonrisa victoriosa.

N/A:

Ustedes son los mejores, en serio, gracias por todo.

Los ama, Endless.