XXVI.

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Greenie había venido a visitarme hoy, llegó justo cuando mi mamá se disponía a salir de la casa. 

—Hola, Ghina.

—Hola, bonita.—la escuché decir—Está en su habitación. 

Luego de eso escuché la puerta cerrarse y unos pasos acercándose.

—¡Hola!—dijo y saltó sobre mí.

Yo estaba acostado boca abajo en mi cama.

—Bonita, si no te paras no podré saludarte bien.

Escuché su risa y se bajó quedando parada frente a mí.

—Hola, amor.—le sonreí.

—¡Hola!—dijo nuevamente tirándose sobre mí, solo que ahora yo estaba boca arriba. 

—Cuánta alegría.—reí levemente para luego besar sus labios. 

El beso se prolongó y mis manos subieron a su cintura para sujetarla, las suyas estaban en mi pecho y subían a mi cuello de vez en cuando. 

—Detente si quieres que lo que le dije a tu padre se mantenga en pie.—le advertí en forma de burla.

—¿Quién dijo que quiero mantenerlo?—me miró expectante.

No estará hablando de... ¿En serio?

—¿Estás hablando en...—no terminé de formular la pregunta, pues ya sus labios estaban encima de los míos de nuevo. 

Sus manos se enterraron en mi cabello y las mías acariciaban su espalda mientras nuestros labios bailaban al compás de la melodía de nuestros corazones. Me estremecí al sentir cómo sus dedos se movían en mi nuca en forma de caricias. 

—Bonita...

—¿Sí?—susurró.

—No me lo estás poniendo fácil.—suspiré.

Me miró a los ojos y su lengua saboreó sus labios luego de que se escapara un suspiro de ellos. Me besó por última vez y se bajó. 

—¿Me haces algo de comer?—preguntó cambiando de tema, como una niña pequeña, algo sonrojada.

—Claro.—le sonreí levemente.

Me paré y al hacerlo una gran carcajada se escuchó en la habitación. No entendí por qué se reía hasta que señaló a mis pantalones. 

—¡Tu culpa!—me limité a decir antes de salir de la habitación con ella detrás riéndose.

***

Sentados en el sofá, viendo una película y comiendo sandwiches de queso, así fue el resto de nuestra tarde. Mi cabeza reposaba en sus piernas y recibía una placentera caricia de sus manos que jugaban con mi cabello. Estaba muy absorta en la película, ni siquiera creo que se dio cuenta cuando empecé a mirarla fijamente.

—Fea.—dije para llamar a su atención.

—Horrible.—dijo sin dejar de mirar la televisión.

—Boba.

—Tonto.

—Loca.

—Normal.

—Te quiero.

—Yo te quiero más.—me miró y sonrió.

Qué feliz me hace esta chica. 




GreenieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora