XXVII.

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—¿Qué tal estuvo tu día?

Aburrido, no estuviste en él así que...—dejó la frase en el aire y suspiró.

—Yo también te extrañé.

Lo sé.—rió levemente—¿Que tal el tuyo?

—Mucho trabajo, la cafetería estuvo a estallar hoy con tantas personas y Nick no parecía querer trabajar.

¿De veras? Pero él siempre está atento a cada cosa que pasa allí.

—Excepto cuando cierta chica va a visitarlo. 

Entonces sí había una chica realmente.—afirmó—¿Qué tal luce?

—Risueña, es muy alegre y algo imperactiva. Me cayó bastante bien.

Ignoraré el hecho de que dijiste lo último.—la imaginé rodando los ojos—Eso es bueno, Nick es algo callado y, por lo entendido, ella es lo contrario.

—¿Celosa?

Para nada.

—¿Estás segura?

Segurísima.

—¿Entonces no hay problema si salgo con ella? A conocerla, obvio.—dije bromeando.

¿Entonces no hay problema si te cuelgo? Para dormir, obvio.

Reí.

—Solo bromeo, bonita.

Más te vale.

—Eres una ternura.

Y tú un idiota.

—Corrección, soy el idiota al que quieres.

Ahora eres el idiota al que quiero abrazar.—dijo tiernamente.

—Ojalá pudiera hacerlo ahora mismo.—suspiré.

Ven a abrazarme.

—No me pidas eso, me da impotencia al saber que no puedo hacerlo.

Soltó un bostezo y reí levemente.

—Vamos a dormir, cariño.

Solo si me cuentas una historia.

—Ehm...

Por favor.—y podría jurar que había hecho la carita del perrito.

—Está bien... Bueno, había una vez una chica que decidió ir a una cafetería a por algo de comer, allí se encontró a un chico que era sensual y musculoso.

Oh, vaya.—río.

—Shh, es mi historia.—la callé bromeando—En fin, aunque al principio la chica no quería saber de él, al final terminó perdidamente enamorada. Él solo quería hacerla feliz y hacerla sentir querida todos los días, nunca se rindió hasta lograrlo. Unos años después se casaron y tuvieron muchos bebés con cabello verde y ojos marrones oscuros. Y fueron felices para siempre. Fin.

No escuché ningún sonido y/o palabra.

—¿Greenie?

No obtuve respuesta.

—¿Bonita?

Nada.

Reí al darme cuenta que se había quedado dormida.

—Dulces sueños, amor. Te quiero. 

Y colgué después de sonreír.


GreenieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora