XV.

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Dos semanas. 14 días. Ese era la cantidad de días que había pasado desde que le conté sobre mi hermano. Dos semanas en las que habíamos estado más juntos que nunca, en las que nos habíamos conectado más y yo no podía estar más feliz. 

Estábamos sentados en una de las mesas de la cafetería, específicamente en la que estaba en la esquina, lejos de todos. Nick me cubría y así pude estar más con ella. 

—Juguemos.—dije mirándola fijamente. 

Ella frunció el ceño y luego alzó una ceja. 

—A las 5 preguntas, pervertida.

Su semblante se relajó totalmente y soltó una risa nerviosa. 

—Bien, tú empiezas. 

—De acuerdo. ¿Tu nombre es...?—pregunté esperando que ya me lo dijera.

—Me llamo Greenie, derechos de autor al chico que está en frente de mí.—rió.

—No me voy a rendir hasta que me lo digas, ¿de acuerdo?—ella asintió—¿Qué piensas sobre mí?

Ella tardó en responder pero al final suspiró y me miró a los ojos.

—Ahora mismo pienso que eres un chico espléndido, tienes un gran corazón y eres bastante fuerte. Es divertido cuando empiezas a molestarme y, aunque me enoje, me gusta. No sé cuándo ocurrió pero cada día me interesas más y eso... eso es mucho decir.—se sonrojó levemente y mi sonrisa creció mucho más—Eres muy tierno y dulce, también bobo y molestoso pero eso está bien para mí. Me gusta conocerte porque eres una cajita llena de sorpresas, aunque no me gusten las sorpresas. Se podría decir que tú eres la excepción a muchas cosas. 

—Eso fue mucho más de lo que esperaba.—dije sinceramente—Y me siento mucho mejor al saber todo eso.—le guiñé el ojo.

—Sí, sí, que no se te suba a la cabeza. 

Reí. Ella era tan... especialista en romper momentos especiales. 

—Bien, bien. ¿Cuál ha sido la locura más grande que has hecho?

Ella señaló  su cabello y no tuvo que decir nada más. Ambos reímos y yo negué con la cabeza. 

—¿De dónde salió la idea de hacer eso?

  —Tú mismo lo dijiste, quise hacer una locura antes de mudarme para acá. Quería cambiar de apariencia ya que estaba cambiando mi vida, por así decirlo.

—Genial.

—Sí, sé que lo soy.—se retiró el cabello del hombro de forma coqueta. 

—Humildad, ¿dónde te fuiste?—pregunté haciendo gestos de buscar a alguien.

—No seas bobo.—ella rió.

—Sé muy poco de ti, así que... ¿por qué no me hablas de ti y de tu familia?

—Eh... bueno.—carraspó y pasó sus manos por sus rodillas repetidamente—Mis padres se divorciaron cuando yo tenía 1 año, obviamente me quedé con mi madre en New York y mi padre vino para acá, ahora ella vive con su nuevo esposo y yo me mudé con mi padre el mismo día que nos conocimos porque no soporto el hecho de que el nuevo esposo de mi madre la golpeé y ella no haga nada al respecto. Con mi padre la relación es totalmente distante ya que nos estamos conociendo, por así decirlo y...—se quedó pensativa y luego me miró—Y yo soy una chica totalmente normal y común, me gusta hacer cosas inesperadas.—se acercó y me susurró al oído— Como pintarme el cabello de verde.—volvió a su lugar y siguió hablando—Me gustan las estrellas y leer mucho, me gusta mirar a las personas a los ojos, mi pasta favorita es la carbonara.—justamente la que había hecho para nuestra cita, lo cual me hizo sonreír—Soy muy directa. No me gustan las mentiras ni la hipocresía porque están en mi diario vivir y no las aguanto. No suelo juzgar a simple vista pero debo admitir que cuando me llamaste Greenie por primera vez pensé que estabas demente.—rió al igual que yo—Eh... no sé qué más. No puedo decirte todo de mi de una sola vez, no me sale, y debes estar agradecido por todo lo que te he dicho ya. 

Y sí que lo estaba. Había sido suficiente información por ahora. 

—Lo estoy.—le sonreí de lado y la halé hacia mí para abrazarla.

Ella me abrazó y esa sensación que sentía cada vez que la tenía muy cerca se hizo presente. 

—En verdad yo estoy muy agradecida por haberte conocido.—dijo antes de aspirar mi olor—Hueles muy bien.

—Así como cuando te pones perfume para tu chica y ella lo nota.—dije pegándola más a mí.

—¿Tu chica?—cuestionó alzando la cabeza -ya que era más pequeña que yo- para mirarme. 

—¡No lo arruines, Greenie!—dije antes de acercar mis labios a los de ella y unirlos en un cálido beso. 


GreenieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora