Capitulo 4: Lo siento.

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En toda la noche no consigo dormir más de dos horas seguidas, me levanto a eso de las seis y me doy un largo baño, después con la ropa interior y una camiseta grande me dedico a prepararme el desayuno, lavarme los dientes, plancharme el pelo y empezar mir rutina de maquillaje, todo esto después de terminar el trabajo que debo entregar el miércoles.

Mi móvil empieza a sonar, por la melodía deduzco que es mi prima Shasha quién me llama.

-Shasha. -me pongo el móvil en la oreja.

-¡______! -saluda entusiasmada. -Llamábamos para saber si al final venís tú y Jai a casa el fin de semana que viene. -dice y escucho la risa de la pequeña Charlotte de fondo.

-Supongo que si que iremos, hoy de todas formas lo hablaré con él. -digo jugando con el dobladillo de la camiseta.

-Esta noche me dices seguro, así hacemos unos planes u otros.

-Vale. -miro la hora. -Bueno adiós, dales besitos a tus dos nenes de mi parte. -digo y mi prima cuelga riendo.

Dejo mi móvil sobre la cama y subo al vestidor donde eligo la ropa que ponerme, nada muy arreglado, Jai ya me ha dicho que él va a ir con vaqueros y una básica blanca así que...

El timbre suena, indicándome que Sol ya debe haber despertado o que Jai ya esta aquí para ponerme nerviosa, corro escaleras abajo y abro la puerta sin pararme a mirar. Cuando veo a la persona que se haya frente a mí me quedo helada, no creí que tuviese hagallas para aparecer en mi apartamento.

-¿Qué haces aquí? -pregunto nerviosa.

-He venido a hablar, creo que nos debemos muchas explicaciones. -dice poniéndome nerviosa, más aún.

-Pasa. -juego con el borde de la camiseta, cada vez sintiéndome más nerviosa. -Siéntate, ¿vas a querer tomar algo?

-Una Coca-Cola no me vendría mal. -dice sentándose en el sillón negro.

Abro la nevera y cojo el primer bote de Coca-Cola que veo, se lo doy y me siento en el sofá, frente a él.

Cuando me fuí de allí no pensé jamás en volver a verlo, ni siquiera pensé en cruzarmelo, mucho menos tenerlo en mi casa, frente a mí. Me fijo en él más de lo normal y me doy cuenta de que lleva una pulsera negra con una placa de color plata que lleva un grabado que no consigo ver, un gorrito gris que le queda genial, también veo que ya no lleva el dichoso aparato del que tanto se quejaba y que ha engordado un par de quilos.

-¿Por donde empiezo? -pregunta mirando su bote de Coca-Cola. -Ante todo, siento mucho lo que dije la última vez, ambos sabemos que no es cierto.

-Ya no se que creer. -susurro mirándole las manos.

-Créeme, nunca estuve con ella mientrás estaba contigo, solo tenía ojos para ti.

Por alguna extraña razón ese tenía es como un puñal directo a mi corazón, pero no puedo pedir más, él esta con una chica y yo con Jai, ambis hemos rehecho nuestras vidas.

-Fue un año muy intenso. -digo haciendo contacto visual con él, por primera vez después de aquella noche.

-Mucho, yo no se que decir para remediar todo lo que te hice, sigo sintiéndome mal cada día. -mentira. -No se que debo decir o hacer, simplemente quiero pedirte perdón, perdóname por todo lo que hice, empezemos de cero, seamos amigos, al menos conocidos. -me mira. -Pido un borrón y cuenta nueva, que me perdones, porque yo a ti ya te perdoné hace un tiempo.

No puedo evitar reírme ante sus palabras, prefiero eso antes que derrumbarme.

-¿Tú? ¿Perdonarme a mí? ¿De qué? -él me mira sin moverse. -Creo que deberías irte. -me levanto.

-¿Me estas echando? -pregunta indignado.

-Sí, mira tú por donde que esta es mi casa y quiero que te vayas. -digo seria.

-Ya veo yo lo falsa que fuiste. -dice él levantándose. -Si alguan vez te hubiese importado, minimamente, ahora mismo estarías dispuesta a hablar conmigo.

Siento como si me arrancarán el alma.

-¿Qué? ¿Como tienes el derecho de decirme eso? ¿De presentarte en mi casa después de tres años? ¿De querer ser mi amigo? ¡Los dos sabemos que no vamos a ser amigos, ni conocidos, ni nada, absolutamente nada! ¿Tienes el derecho de decir que no me importas? ¡Si yo te importara, si te hubiese importado, no habrías tradado tres años en venir a pedir disculpas! -me limpio las lágrimas. -Así que ahora te das media vuelta y desapareces, pero desapareces para siempre.

Sin apenas darme tiempo a reaccionar, a respirar si quiera, me besa, después de tres años sentir sus labios sobre los míos, cierro los ojos y apoyo mis manos en su pecho, sus manos descienden por mi espalda y juegan con el borde de mi camiseta.

-Lo siento. -dice al separarnos y me vuelve a besar.

Me debato entre mi cerebro y mi corazón, porque uno me dice que lo bese y otro me dice que lo aleja. Y yo no se que hacer.

Como si de una señal se tratase el timbre de mi casa suena, automáticamente me separo de Taylor él me limpia las lágrimas articulando un "lo siento".

-¡______ cariño! -dice Jai. -Abre que me he dejado las llaves en mi piso.

Buenos días, idiota. (Taylor Caniff y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora