10 - Sin memoria

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PACIFICA POV:

Nerviosa.
Esa era la única palabra que podía definir como me sentía ahora. Justo cuando acaba de recordar algo, mi cerebro se puso en blanco, no recordaba nada de mi vida, nada de nada, algo me había lavado el cerebro:

- ¿A dónde vamos? - le dije al chico de la gorra azul.

- A tu casa, pero si no nos indicas por donde es, nos vamos a perder.

Aquel chico esbozó una gran sonrisa, pero, al ver que mi cara prestaba confusión, su sonrisa desvaneció, convirtiéndose en una mueca de miedo:

- ¿Es que no te acuerdas? - dijo asustado.

Yo negé con la cabeza.

Entonces, el hombre mayor que estaba conduciendo el coche, lo paró bruscamente y dijo:

- Entonces, volvamos a la cabaña - dijo dando marcha atrás para retroceder.

DIPPER POV:

Algo raro le ocurría a Pacífica, ya que no se acordaba de quiénes éramos. Estaba mirando al horizonte, sin despegar la mirada de la carretera. Acerqué mi cara para ver la suya:

- ¿Te encuentras bien? - le pregunté.

- Sí, sí, sí - me dijo.

- ¿Te acuerdas de quién soy?

Tardaba en contestar. Me miró de reojo de arriba a bajo y negó con la cabeza.

- Lo que me temía - dije triste mirando hacia mi ventanilla y rodeando con mis brazos mis piernas apoyadas en el asiento del coche.

En todos los cinco minutos que pasaron, nadie pronunció palabra.

01:35 p.m

Era la hora de comer y calenté una pizza para nosotros dos, ya que Stan estaba ocupado viendo una de sus telenovelas. Pacifica estaba callada, con cara de pocos amigos:

- ¿Qué te pasa? - le pregunté.

- ¿¿Que qué me pasa?? - dijo mirándome histérica - ¡Mi cerebro estúpido es lo que pasa! ¡Se me acaba de olvidar la mayoría de cosas que apenas había podido recordar antes! Ahora solo me quedas tú, es decir, necesito que me ayudes a recordar... - dijo

- Bueno... yo... puedo contarte quién eres y quiénes somos.... - le dije.

Ella asintió.

Después de darle un larga charla mientras nos comíamos la pizza, se me ocurrió enseñarle mi diario. Fuimos al ático y nos sentamos donde la ventana triangular rojiza. Me pase casi toda la tarde enseñándole y explicándole todas las criaturas y objetos que aparecian en el libro, ella no se creía que todo lo que le enseñaba existiera, y llegamos a esa maldita página, la Bill Cipher. Sinceramente no se la quería enseñar pero tenía que hacerlo por su propio bien, por si algún día le ocurria algo... para que supiera como reaccionar y vencerle. Después de explicarle que era un demonio de los sueños y que podía tomar el control del cuerpo de cualquier persona, no me tomó muy en serio:

- Entonces... ¿Me estás diciendo que podría estar poseída por él ahora mismo y yo no darme cuenta? - me preguntó extrañada.

- No, no... si lo estuvieras, serías un fantasma ahora y yo te vería las pupilas alargadas y el iris de color amarillo.

Pacifica me miró como si estuviera loco:

- Oye, ya se que te gustan este estilo de cosas, pero creo que te estás pasando un poquito de la ralla - me dijo dibujando una ralla en el aire.

- Pacifica, yo se todo esto porque he visto como a un miembro de mi familia le ocurrió y también lo he vivido yo... No es ninguna broma pesada, simplemente te cuento la verdad. Nos atacó a mi y a mi otro tío abuelo Ford por este diario - le dije señalándolo - por si alguna vez se te aparece pero en el cuerpo de otra persona debes saber que su peor debilidad son las cosquillas, pero si se te apetece con su forma original, su peor enemigo es la música de sintetizador y la mejor forma para que no se te acerque es el pelo de unicornio.

- Vale, intentaré que mi cerebro se crea todo lo que me estás contando... - me dijo mirando de reojo para otra parte y parpadeando.

- Pacifica esto es muy serio, si Bill llega a destruir mi diario, se apoderaría del mundo entero y sería el final de nuestra era. Este libro contiene una información muy valiosa y no quiero que caiga en malas manos.

Pacifica me dijo:

- Mhmm... está bien...

Yo me sonrojé y la abracé.
Miré mi reloj y eran las 18:30 p.m., un poco tarde ya:

- Oye, ¿Quieres que cenemos algo? - le pregunté.

Le empezó a rugir su barriga a si que la cogí del brazo y la llevé corriendo a la cocina... dejando solo al diaro allí...

¿Porqué ella?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora