-¿Pero qué... qué haces aquí... a esta hora? ¿estás loco?
-Oh, nada, sólo estoy tomando el sol.
Por un momento está apunto de perder el equilibro pero abro la ventana y lo tomo de las manos. Lo jalo del brazo ayudándolo a subir y él trepa hasta estar por completo dentro, dentro de mi cuarto...
Respiramos entrecortadamente por el esfuerzo. Me aclaro la garganta.-Ían...
-Alicia...
Su voz es más ronca y me provoca escalofríos.
-Dime qué haces aquí.
-¿Te molesta? Si quieres me voy...
-¡No!-Me cubro la boca con ambas manos recordando que mis padres pueden despertarse y claro, matarme porque hay un extraño en mi habitación a la una de la mañana.-Sólo dime qué haces aquí.-Susurro.
Él susurra también.-No lo sé, creí que podría aguantar más, es decir, para verte de nuevo, pero no...
Trago saliva.
Se lame los labios y sonríe.-Quería hacerme el importante y que tú murieras de ganas de verme, pero me salió mal. Lo cierto es que yo, bueno, jamás había tenido tantas ganas de ver a alguien.
Escuchar su voz es como un empujón al vacío, a uno donde no tengo miedo de caer.
Nos quedamos callados unos segundos, sólo mirándonos. La sombra de su cabello cubre sus ojos. Vuelvo a la realidad y tomo la chamarra de la cama y se la doy. Él niega con la cabeza.-Tengo una mejor idea.-Dice y me pone la chamarra en los hombros, me rodea la cintura con los brazos y me carga hasta acostarme en mi cama. El viento sopla a través de la ventana y me cubre con la colcha. Se acuesta a mi lado y pasa su brazo detrás de mi cuello para acercarme a su pecho.
-Ían...-Digo sin entender nada.
-Shh, te desperté cuando dormías, ahora vuelve a dormir.
Alzo la vista y él ha cerrado los ojos. Miro mi mano que ahora está en su pecho y de nuevo alzo la vista a él. Abre los ojos, me mira, me da un suave beso en la frente y se vuelve a su anterior posición. Sonrío. Está aquí, en mi cuarto, en mi cama, y quiere que duerma en sus brazos. Bruno... Él jamás habría hecho algo así. Cierro los ojos y me dejo consumir por el sueño.
-¡Alicia despierta!-Abro los ojos de golpe. Ver a Ían a mi lado me sorprende y trato de respirar correctamente.-Tranquila, ya pasó, estoy aquí, sólo fue un sueño.-Me toma de la cara.-¿Qué estabas soñando?
Intento distinguir su rostro entre la oscuridad y apenas lo consigo. Trato de recordar mi sueño, o bien, mi pesadilla. Es siempre la misma.-Yo... sólo caía... No sé a dónde ni por qué pero caía... Y... y tengo mucho miedo... yo...-Controlo las ganas de llorar y lo abrazo, fuerte. Me abraza también y me acaricia la cabeza. Me besa la frente y yo me tranquilizo automáticamente.
-Vuelve a dormir, ¿bien?-Asiento con la cabeza y él sigue acariciándome.-Eso no va a pasar mientras yo esté aquí.
El sonido de la puerta siendo tocada me despierta. Parpadeo un par de veces adaptando mis ojos a la luz del día y tardo unos segundos en reaccionar. Me levanto de golpe.-Aly, hija, despierta ya es muy tarde.-Dice mamá desde afuera del cuarto.
-¡Voy!-Grito. Miro a Ían dormido a un lado de donde yo estaba hace un segundo y agradezco que mamá siempre toque antes de entrar, aunque igual anoche puse el seguro, si hubiese intentado abrir me habría cuestionado por poner el seguro.-En un rato bajo.
Escucho las escaleras y suspiro de alivio. Miro de nuevo a Ían, está perfecto con sus largas pestañas rozando sus mejillas. Está acostado de lado con la mano en la almohada. Me miro en el espejo y me paso las manos por la cara y luego por el cabello. Me siento a su lado. Sonrío mientras le acaricio su despeinado cabello. Mi vista se desvía hasta sus labios ligeramente abiertos y dudo por un momento, pero no, no lo haré. Le beso la mejilla y él abre los ojos lentamente.
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Imposiblemente destinado TERMINADA
Novela Juvenil¿Alguna vez te has enamorado a primera vista de alguien que no volverás a ver nunca? Pero ¿qué pasaría si sí lo volvieras a ver? "Ellos estaban destinados a encontrarse, aunque pareciera imposible, aunque pareciera un sueño."