Cap.36 " INFINITE "

3.3K 360 33
                                        

  Taehyung llegó cansado a su hogar, con sus ojos hinchados por el llanto, con hipos de los sollozos anteriores. Su corazón estaba destrozado, estaba roto y sin poder recomponer la piezas, por lo menos, no ese día. Ver a Hoseok con otra mujer, pasando sus brazos por su cintura, posando esos labios exquisitos en otra... No podía soportarlo. Cerró los ojos fuertes y lanzó su celular lejos. Se sentía más usado que nunca, además de no poder ni siquiera respirar bien por todo lo que le ocurría en ese momento.
Se tiró en su cama y recostó su rostro en la almohada, gritando dentro de esta, dejándose llevar por la tristeza y la desolación de lo que le estaba ocurriendo. No podía más, no se sentía bien para nada, todo su cuerpo le dolía, además de estar, emocionalmente, cansado. No tenía más fuerzas para estar al lado de su querido chico malo. Aun lo amaba, y no iba a dejar de hacerlo por un largo tiempo, si es que lo llegaba a superar. Pero ya era momento de separarse de esa droga, ya no podía estar más junto a él, le hacía mal, lo enfermaba con cada palabra de veneno que le escupía, y a pesar que ese día había sido la mejor mañana que llegaría a tener, también había sido la peor noche de su vida. Primero un tierno y meloso Hobie, diciéndole que si le gusta, bueno, asintiendo mejor dicho, pero aun así, demostrando sus sentimientos a Tae, tomándolo de la mano, abrazándolo con sus fuertes brazos, dejando su nariz en el cuello del menor, olorosándolo y acariciándolo con cada tacto que le proporcionaba al moreno. Y después, en la noche, todo se volvió más frio y oscuro, ya no era una mañana clara y llena de luz con un Hobie cariñoso, sino que era una noche negra, llena de oscuridad, a la cual se impregnó bastante bien el joven rubio, J-hope era ahora, llegando al extremo de lo que había sido en la mañana, y rompiendo en mil un pedazos el corazón del castaño, y este, quedando en la nada, sin poder entender el cómo su mejor día, había llegado a esto, sin poder entender el cómo Hoseok no lo podía querer como Taehyung lo hacía, no pudiendo entender el cómo supuestamente superaría a J-hope, porque esa era la última vez que sería el muñeco del Chico malo, "nunca más"... se prometió el moreno.
Ya de mañana, en un domingo nublado, Tae no tenía fuerzas para pararse, aun tenía un dolor en su garganta y en su corazón. De no haber sido por su madre que había llegado de otro lugar, el menor no se hubiera dado cuenta que era de mañana, las cortinas estaban corridas para que entrara una blanca luz por toda su pieza, y la madre del castaño miraba con una sonrisa en su rostro. Algo que le hizo enojar un poco al moreno al pensar en la felicidad de una persona, contra el mal momento que estaba viviendo en ese instante.
-Tae –le susurró su madre, tratando de despertarlo de la más delicada forma posible –te tengo un regalo. –comentó, haciendo que el moreno abriera los ojos definitivamente y se sentara en la cama, no queriendo ser un mal hijo, y dejando toda su atención en lo que diría su madre, aunque un regalo no le iría a subir el ánimo.
-¿así? –murmuró con una voz grave y carraspeada, posiblemente era por recién despertar, o tal vez por todo lo que había llorado durante la noche, en realidad, ya ni le importaba. -¿qué es?
-Te encantará –le aseguró su madre, sacando algo de su cartera para tomarlo entre sus dedos, era un sobre blanco. –Toma, ábrelo. –motivó, dejando el sobre entre las manos de Taehyung.
El moreno lo observó por unos segundos, tratando de adivinar lo que era, y despertando más su mente al mismo tiempo. Abrió la lengua del sobre y tomó su contenido. Eran tickets... eran tickets de ida y vuelta, eran tickets de ida y vuelta por una semana a Daegu. Su corazón dejo de palpitar por un momento, para sentir unas lágrimas amenazando en sus cansados ojos.
-Ya hablé con tu director y dijo que gracias a tus notas, no hay ningún problema –le dijo su madre con un sonrisa, si saber por lo que estaba pasando por la mente y rostro de su hijo –Y no vamos, los dos por una semana, será fantástico, ¿no, Tae? –le preguntó, y sorprendiéndose al instante al ver la cara de su hijo, sus ojos hinchados, con ojeras e inyectados en sangre, además de ver lágrimas en sus mejillas. –Taehyung, disculpa, no sabía que no querías volver, pensaba que....
-No es eso, Mamá –le aseguró el muchacho, moviendo su cabeza de derecha a izquierda, esbozando una sonrisa, la primera durante unas largas horas. –Es solo que estoy muy feliz de volver –dijo sincero, sintiéndose aliviado por un momento de lo que había pasado con J-hope, y respirando con dulzura el aroma de su madre, queriendo hacer sus maletas de inmediato y largarse de Seúl por un buen tiempo. –Necesito volver a Daegu, antes que esta ciudad me enfríe mis emociones. –habló, más para él que para su madre, ella pasó un brazo por el hombro de su hijo y lo abrazó fuerte.
-Sé que esta ciudad te puede dejar así, y lamente mucho que nos hayamos tenido que cambiar, pero sabes bien que no podía hacer nada después de lo que pasó a tu...
-Lo sé, no necesitamos recordarlo. – afirmó, con un entrecejo por el recuerdo más doloroso de su vida, la muerte de su padre.
Las maletas estaban listas, Tae estaba despierto, bañado, listo y preparado para irse. Estaban en la salida de buses de la ciudad y el aliencito estaba emocionado, volver a su pueblo natal era lo mejor que le podía pasar.
Pero antes de irse por toda esa semana, el moreno llamó a solo una persona, al verificar su celular, notó que la pantalla estaba hecha trizas en una esquina, pero aun funcionaba para llamadas, solo que para mensajes de texto, era un poco más difícil de descifrar.
-Jimin –habló cuando contestaron.
-Tae, ¿cómo estás? –le preguntó el otro, a lo cual el moreno solo se rio por lo bajo, y trató de no ser honesto con el menor.
-Bien –mintió –te llamo para decirte que me voy por una semana a Daegu –
-¿¡qué?! –preguntó retóricamente el otro – que suerte tienes Taehyung!! –le respondió feliz –espero que te valla muy bien, y pesques algunos pececitos. –agregó, a lo cual el castaño solo rio de cortesía, pero su humor estaba por los suelos.
-Bueno, ahora me tengo que ir, pero nos veremos en una semana. Adiós.
-Adiós, Tae, pásalo muy bien. –se despidió. Dejando al castaño más tranquilo, por lo menos Jimin le podría decir a Henry y Jung Kook donde estaría durante toda la semana.
Y en realidad, nadie más, no quería que Jin, sus amigos, ni menos Hoseok se enterara de su paradero, quería desaparecer para ellos. Se sentía muy mal por Jin, después de todo, fue el que más lo apoyo, pero en realidad... Jin también fue un cómplice, dándole más ilusiones al moreno de las que no llegaría a tener nunca en su vida con el rubio chico malo, por lo menos, eso era lo que pensaba el moreno, con algo de rencor por lo sucedido.
Meneando su cabeza de izquierda a derecha, trató de sacarse los malos pensamientos de su mente, olvidar todo lo que había pasado esas últimas 48 horas. Mirando a su madre que estaba subiendo sus maletas al bus, el moreno tomó la suya y se fue en dirección a Daegu, alejándose de la frialdad de Seúl.
Llegando ya a la playa de su ciudad, y recordando todos esos momentos preciados que había vivido allí, respiró profundamente y esbozó una sonrisa. Estaba en casa.
Al llegar al hotel donde se hospedarían por una semana con su madre, Tae estaba un poco melancólico por no poder visitar su casa de siempre, después de todo, había vivido allí unos 16 años, un poco más.
-Anda a dar una vuelta por tu antigua escuela, de seguro que están tus amigos –le incitó su madre, asintiendo rápidamente el aliencito tomó lo primero que estaba a su alcance para abrigarse, y se fue rápido de allí. Quería volver a su antigua vida tan desesperadamente. Lo necesitaba como nunca.
Al llegar a su pequeña escuela, pudo notar que ya habían terminado las clases, pero solo hace unos pocos minutos por lo que pudo deducir el castaño, ya que recién estaban saliendo del establecimiento los alumnos, con ese uniforme característico de la escuela de Daegu. Tae no pudo evitar su sonrisa al ver a dos conocidas caras. Sus mejores amigos de la ciudad.
-Yunho! Jaejoong! –les gritó a los dos hombre, los cuales miraron de inmediato a donde se encontraba esa voz, sorprendidos por ver a un lindo aliencito observándolos.
-OH DIOS MIO! –gritó el más delgado de los jóvenes. Estaban igual que siempre, solo un poco más altos según el moreno, pero ya eran más altos que él cuando se fue a Seúl.
Sus pechos chocaron rápidamente al abrazarse con fuerza, después de todo este tiempo, verse con sus mejores amigos, era una alegría para el castaño desde hace mucho tiempo.
-Mírate! –le dijo Yunho, posando sus manos en las mejillas del castaño –Estás más bonito que nunca –le piropeó, haciendo sonreír al moreno. Yunho y Jaejoong tenían un fetiche con subirle el ego al moreno, y hacer que todo el mundo congeniara con su pensamiento. Tal vez esa era la razón por la cual Tae era popular en su escuela. Todo gracias a sus amigos.
-SI! No te has cortado el pelo desde hace tiempo, te ves genial aliencito –le dijo el otro sonriendo, haciendo que mucha gente se colisionara por el alrededor de los 3 jóvenes, Tae miró a su lado, y vio rostro expectantes, como esperando algo de él.
-¿hola? –habló el moreno, algo confundido por lo que querían los alumnos de él. Pero al momento que escapó esas palabras de su boca, algunas mujeres gritaron y otra le sonrieron coquetas.
-Wow! Tae, es genial verte acá, y creo que todos están contentos de tener al aliencito de Daegu de vuelta. –le aseguró Jae en su oído. El moreno lo miró con una sonrisa.
-Vamos a tomarnos algo, por favor, quiero recorrer la ciudad. –les suplicó, los dos jóvenes se miraron y después al moreno.
-Por supuesto –dijo Yunho –Hay muchas cosas de las que tenemos que hablar y mantenernos al día. ¡Vamos! –motivó el más grande de los tres. Posando su brazo en los hombros del moreno, abriendo paso en la multitud que saludaba a Taehyung con sonrisas coquetas y otras de verdadera alegría de verlo nuevamente.
Recorriendo toda la planicie de la ciudad, aunque llevaran mucho tiempo caminando, el moreno no paraba de pasar a un paradero a otro, haciendo que finalmente Yunho y Jaejoong lo arrastraran a una heladería, para sentarse después de horas de caminata hacia la nada, solo acompañando a un emocionado aliencito por su ciudad natal.
-Jamás te había visto con tanta energía, Tae –le aseguró Yunho, trayendo los tres helados en sus dos manos, sentándose al lado de Jaejoong. –Y... ¿cómo ha estado la gran ciudad?
-mmhmm –se deleitó por el sabor del helado, y recuperando su atención a Yunho le respondió. –Grande, fría. –adjetivó el muchacho, no queriendo pensar en otras cosas mientras estuviera en Daegu.
-Supimos que Yonghwa también fue a Seúl, ¿lo viste? –dijo con un tono de emoción Jaejoong, por algún motivo, este siempre había tenido una seria obsesión por la "amistad" que tenían Taehyung con el universitario, diciéndole a Tae muchas veces que Yonghwa era un hombre genial, y que de seguro todas las mujeres lo seguían, sin tener la menor idea de que Yonghwa y Tae ya estaban juntos hace un tiempo. Ese fue el secreto mejor guardado que el menor jamás tuvo.
-Si –respondió con una sonrisa, recordando la primera vez que vio a su amigo, o tal vez, ex mejor amigo ahora. –De hecho, vive a mi lado –le recalcó, notando el brillo en los ojos de Jaejoong –incluso, nos veíamos a menudo –no mintió el moreno, tratando de olvidar el momento en que le dijo al mayor que ya no podían ser amigos, todo por ese rubio que tanto quería olvidar el castaño ahora. Se sentía como el mayor cretino con Yonghwa, le debía un perdón. Y sería lo primero que haría al llegar de nuevo a la gran ciudad.
-AY MI DIOS! –Gritó Jae –me encanta que sean tan amigos, estoy seguro que Yonghwa y tu terminarán juntos, son tal para cual –le incentivó el delgado hombre, con sus ojos iluminados una sonrisa.
-No me gusta mucho esa pareja. –respondió Yunho, haciendo que los dos observaran al hombre con ojos abiertos, un Tae expectante y un Jae enojado. –Es solo que Tae necesita a alguien que lo lleve por el mal camino a veces. –aseguró el hombre, mirando al castaño que tenía unas mejillas sonrosadas –aliencito es muy bueno, y Yonghwa también es muy bueno, creo que no se complementan tanto, en cambio, yo sé que Tae tendría una relación mucho más adrenalínica con un chico malo a su lado –le dijo mirando a los sorprendidos ojos del moreno, dándole en todo su corazón y haciendo recordarle a ese rubio, con sonrisas de encías, ojos oscuros y lujuriosos de su cuerpo y escénica, con ese cuerpo marcado y tonificado, delgado pero fuerte, además de esa risa que hacia poner de rodillas al moreno cada vez que lo escuchaba. Ese chico malo que le movía el piso cada vez que lo veía, hablaba, tocaba, sentía y... besaba, con esos labios rellenos y perfectos contra los finos de Taehyung, esas caricias que lo hacían sentir en el paraíso por demasiado tiempo. Recordando todo eso en unos segundos, y después, todo volviéndose oscuro, viendo como esas manos frías y delgadas eran para otra persona, para una mujer, esos labios también eran para ella, esa mirada, esos sentimientos, todo para otra persona.
-Tae, ¿estás bien? –Le preguntó Jaejoong –No tomes en cuanta lo que dice Yunho, sabes que está loco.
-Lo siento, Taehyung, no quería incomodart....
-No es eso –dijo el moreno con una sonrisa y moviendo su cabeza de izquierda a derecha, tratando de apaciguar la culpa de sus amigos. –Es solo que... tuve a alguien en Seúl.... –comenzó el muchacho, mirando a su helado, sin poder sostener sus ojos hacia sus amigos. Pero pudo sentir la mano de Jaejoong acariciando la suya.
-Cuéntanos, aliencito. –le dijo.
-Se llama Hoseok –empezó –Es el chico malo de la escuela en la que voy, siempre haciendo algo contra las reglas, a veces tomando, fumando dentro del colegio y fuera de él también. Yo... yo no sé cómo es que me fleché tanto con él, pero de alguna forma, no me lo pude sacar de la cabeza, hasta que me besó... -las lágrimas estaban en sus ojos ya dolidos. –y de ahí es que no puedo olvidarlo, me persigue hasta en los sueños. Yo, como idiota persiguiéndolo y él, riéndose de mí a mis espaldas, por ser su perrito faldero. En realidad siempre me dejó en claro que él y yo jamás seriamos algo, pero con las acciones que tenía conmigo y sus caricias, me hacían pensar otra cosa, además de que hace muy poco me había afirmado que yo SI le gustaba, para después ese mismo día, quiso "rotar" de personas, y cambiarme por una chica. –decía dolido, con un puchero en su rostro, no pudiendo sostener la tristeza de la situación, pero ahora, podía por lo menos hablarlo, ya no estaba tan choqueado como antes.
-Tae, olvídate de él, no te merece, tu mereces a alguien que te quiera, que te cuide, que te respete, ese idiota no tiene idea de lo que se está perdiendo –le animó Jaejoong, haciendo sonreír al melancólico alien.
-Pero... -comenzó Yunho –Si lo amas, y el te confirmó que le gustas, tal vez no quiere demostrar sus verdaderos sentimientos por ti, después de todo, dijiste que era un chico malo, pero... ¿hasta qué punto?, no creo que dure mucho para que se de cuanta de lo que perdió, e irá a buscarte de inmediato. –Esperanzas, eso era todo lo que tenía Taehyung al pensar en Hoseok, nada más, algo tan abstracto como la esperanza, después de todo, es lo último que se pierde. Pero era eso, nada concreto, nada listo y preparado, nada que estuviera a la vista, solo palabras de esperanza, nada más.
Así fue toda una semana, su teléfono ya muerto en su mano, no pudiendo hacer nada más, le quitó el chip para quedarse con el numero, pero el celular completo fue tirado a la basura, con una sonrisa. Quería estar desconectado de la gran ciudad, y así fue.
Iba a su ex colegio, conversó con algunos profesores, preguntándole de cómo le estaba yendo, si seguía con la beca ahí, el qué quería estudiar después, cuáles eran sus metas para 10 años más. Todo sin una respuesta concreta de parte del moreno, en realidad, estaba un poco perdido desde el momento que había pisado Seúl, no sabiendo que hacer con su vida.
Las muchachas dándole algunas notas de amor al castaño, mientras que los hombre aprovechándose del buena voluntad aliencito, llevándolo por diferentes actividades para que hiciera, tanto futbol como otros deportes. Era extraño la forma en cómo lo trataban en Daegu, a diferencia de la forma en cómo lo trataban en Seúl, en Daegu lo adoraban, en Seúl lo odiaban. Pero aun así, no importaba la forma en cómo lo trataba una ciudad o la otra, el pececito seguía siendo el amable y lindo Taehyung.
Toda una semana había pasado, olvidando bastante bien los sentimientos de ira, rencor, odio, pero por sobre todos la tristeza de tener que enfrentarse a ese chico malo, que Tae no podía admitir, y no lo haría nunca, que lo extrañaba, que necesitaba ver esos ojos por una última vez aunque sea, definitivamente Hoseok era la droga deTaehyung.
-Adiós, aliencito –le dijo Jaejoong con una sonrisa melancólica en su rostro – espero que nos visites más a menudo –pidió el más delgado, mientras Yunho lo abrazaba fuerte, mirando hacia abajo al menor.
-Ojalá seas feliz Tae, te deseo lo mejor del mundo en esa gran ciudad. Eres la persona más buena que conozco. –aseguró con una sonrisa.
En ese momento esperaban el bus que llegara a la estación, para poder irse, la madre de Tae estaba con sueño, después de todo, eran las 1 de la mañana.
-Trataré –prometió el castaño, más para su corazón que para sus dos amigos.
Llegando de nuevo a su pequeño departamento e la fría ciudad, solo se tiró en su cama, y recostó su cabeza en esa conocida almohada. Tratado de dormir y olvidar todos esos sentimientos que o invadía con fuerza ese agitado corazón, no pudiendo detener recuerdos que no quería seguir viviendo en su mente, cerrando los ojos fuertes y alzando las cejas en desconsuelo. Volver a Seúl le hacía mal, al igual que un rubio hombre que no paraba de ver, incluso al abrir los ojos en su pieza solo.
-Hoseok –dijo en un susurró, deleitándose con cada letra que salía de su boca. Dejando salir una última lágrima por uno de sus ojos, la cual llegó directo en la almohada, desapareciendo, al igual que la mente del moreno, que divagó en la nube de los sueños, escapando de su nostálgica realidad.
La mañana era como todas las demás, estaba el frío volviendo a Corea, y como siempre, el invierno era el más fuerte de todas las temporadas en ese país. Su corazón latía un poco más rápido por lo que iba a pasar hoy. Tenía que volver a su escuela, con ese hombre merodeando en sus alrededores. Alguien que de verdad no deseaba ver, por lo menos eso trataba de convencerse el moreno mientras se duchaba. "No, no deseo verlo, no, no deseo tocarlo, no, no deseo sentirlo conmigo, entre sus brazos, olerlo y acariciarlo, no, no deseo besarlo, ni menos lo extraño, no, no, no" se repetía, como un tipo de mantra en toda esa mañana.
Llegando a las entradas de su escuela, un brazo pasó por su espalda.
-Tae! –le habló Jung Kook con cariño –Te hemos estado esperando toda la semana –le comentó, caminando con el sonriente aliencito, entrando a la escuela -¿cómo te fue en Daegu? –le preguntó el más alto. El castaño lo miró con un sincero querer.
-Muy bien, gracias Kookie –le dijo con voz nasal. Haciendo que el otro riera y empujara a Taehyung por su tierna respuesta.
Al llegar a los casilleros, Jimin, Henry y Minho se encontraban ahí, mirándolo con alegre rostro.
-Qué bueno que llegaste, Tae –comentó Henry, mientras que Minho se inclinó en un saludo, los 3 tenían sonrisas, algo que le hizo respirar mejor al moreno.
-Te estuvimos esperando –le afirmó Jimin.
Al ya pasar un rato en el colegio, dejó llevarse por todo lo que ocurría, sin pensar más allá, si alguien lo observaba o no, no quería pensar en nadie ni en nada, solo reírse con sus amigos.
-¿viste a Yunho y Jaejoong? –preguntó Jimin al estar dentro del casino, con los olores a comida mezclados pero aun así, el ventilador les daba aire nuevo cada vez que daba la vuelta e su pequeño motor.
-Si, hace tiempo que no los veía ni hablaba, así que fue un placer, les dije que estabas bien y lo de tu campeonato de matemáticas –le habló con una sonrisa, alegrando al alto castaño. Estaba sentado alrededor de la mesa blanca, conversando y poniéndose al día, hasta que una pandilla llegó a su tabla de siempre.
El corazón de Tae palpitó rápido y fuerte contra su pecho, sus mejillas se sonrojaron al instante y se dio cuenta de lo bello que estaba Hoseok. Su color de cabello había cambiado, ahora estaba de color negro, totalmente azabache, sin ninguna tintura, nada, mostrando su pálida y tersa piel, haciendo contraste con sus delineados ojos, los cuales no dejaban de ser peligrosamente atrayentes y ardientes, con solo una mirada, Hoseok era capaz de matarte de un paro cardiaco, y eso era lo que tenía Tae ahora. Su respiración se entrecortó por el cómo estaba J-hope en ese momento, jamás lo había visto con así, era extraño todas esas sensaciones que provocaba el chico malo, y más ahora, desde lejos podía notar lo guapo que se veía. Definitivamente ese color de pelo le sentaba muy bien, demasiado bien. A pesar de que el rubio le gustaba mucho a Taehyung, el negro de su cabello le daba un aire a su rostro de misterio e intriga, y un sentimiento de rebeldía y adrenalina mucho más fuerte que ese exquisito dorado.
-Basta de babear, Taehyung –le comentó Jimin en su oído, atrayendo al moreno a la vida real, y haciendo que recordara esos momentos de Hope dañándolo, y tratando de dejarlos en su mente, no queriendo olvidarlos, ya que ahora, solo tenía esos ojos delineados junto con ese cabello opaco. No quería volver a caer en la trampa de Hope de nuevo. Y como siempre. –Volvieron la semana pasada, le levantaron el castigo, pero no a GD y sus amigos. –Los ojos de Tae no podían dejar de ver esa mirada perdida entre la multitud, definitivamente el mayor estaba buscando a alguien. –Y, Tae... -le llamó Jimin, pero ahora su voz era más cautelosa.
-Dime –lo miró con un rostro de confusión.
-Jin. –Comenzó –me preguntó en dónde estabas, que si algo te había pasado, que si sabía tu paradero, que si estabas bien, etc, fueron muchas preguntas y no me acuerdo muy bien de todas. –comentó, notando como el castaño se incomodaba con el comentario. –Yo solo le dije que te fuiste por una semana a Daegu, nada más. –Terminó, para añadir al final -¿Pasó algo entre ustedes? –le preguntó, viendo el rostro del aliencito con seriedad.
-No es nada, en realidad... -suspiró profundamente, y lo miró a los ojos, con una sonrisa sincera –Ya no me interesa mucho el tema, solo quiero pasarla con mis amigos. –le contestó, algo mentira, y algo verdad. El hecho de no interesarle era una mentira, porque si, no podía quitarse el tema de la cabeza, pero el comentario de pasarla con sus amigos, era verdad, no quería volver a la pandilla de J-hope, le dolía estar cerca de él. Por lo menos, no ahora.
Al llegar a la clase de Matemáticas, Tae se sentó en el último puesto de siempre, más nervioso que nunca, de hecho, jamás había sentido tanto nerviosismo en su vida, ni siquiera por su primera vez con Hoseok. Jamás se había sentido de esta forma, estaba sin armas, y de verdad no tenía ni la menor idea del cómo reaccionaría el chico malo si entraba por esa puerta del salón y lo viera allí. No sabía y eso lo hacía tiritar, sus manos estaban sudorosas pero frías, después de todo, afuera ya iba a llover en cualquier momento. El invierno había llegado hace un rato, pero ahora se mostraba con todo su esplendor.
Ya habían pasado una media hora, y Hoseok no había llegado a la clase de matemáticas, tranquilizando al moreno y dejándose llevar por el sueño. Cerrando los ojos lentamente y contra su voluntad, tratando de tomar atención pero fallando inevitablemente cuando dejó caer su cabeza entre sus brazos que estaban posados en su banco.
Sintió un golpe fuerte contra su mesa y Tae abrió los ojos rápidamente, sentándose derecho en un segundo en su asiento. El menor miró para al frente para notar que el profesor de Matemáticas estaba lejos de él, mirando con cara de sorprendido al igual que todos los alumnos. Cuando bajó su rostro para notar la mano que estaba plasmada en la mesa, su corazón dejó escapar un jadeo por sus labios, miró hacia arriba, siguiendo lentamente el brazo hasta llegar a ese cuello, junto con esa mandíbula para terminar en esos delineados ojos, que lo miraba brillosos y oscuros como siempre, con un enojo evidente.
-Ven conmigo –dijo entre dientes el chico malo, tomando el brazo del moreno y llevándolo lejos de la sala, con un profesor gritándole que no podía entrar a la sala de esa forma y llevarse a un alumno, pero Hope no le hizo caso y le pasó un papel, que tenía algo escrito, algo que el profesor leyó y se quedó callado. El azabache cerró la puerta y empujó a Taehyung fuera de allí, llegando a una parte a la cual el castaño jamás había estado. Era un tipo de sala pequeña, con un escritorio y nada más. –Aquí es donde cambio mis notas de matemática, el idiota no tiene ni idea que tengo las llaves de su oficina. –Al terminar de decir eso, Hope cerró la puerta fuerte, dejando a los dos chicos dentro, y empujando a Taehyung contra la pared del despacho, acercándose al pequeño aliencito y poniendo sus fríos dedos en la mandíbula del otro, apretándola con fuerza y haciendo que el moreno lo mirara a él y solo a él. La tensión sexual era palpable. -¿quién mierda te crees que eres,Taehyung? –le preguntó el pálido chico, mirándolo con esos intensos ojos, creando espasmos en todo el cuerpo del moreno, que se maldijo a sí mismo por ser malditamente débil cuando J-hope estaba cerca de él, no pudiendo controlar su corazón y latiéndole a mil por segundo. Definitivamente no sabía cómo superaría a Hoseok, menos ahora con su nuevo peinado que le hacía sentir al aliencito el hombre más superficial del mundo.
-No sé de lo que hablas, J-hope. –le aseguró, con voz firme, algo confundido por el comentario del otro.
-No te hagas el inocente conmigo, Taehyung, porque los dos sabemos que quedó bien atrás ese chico cuando te quité la virginidad, y lo hacíamos todos los días en diferentes posiciones, y me gritabas que siguiera. –le dijo entre dientes, haciendo sonrojar al otro muchacho, y tratando de no mirar al azabache, Tae quiso agachar la cabeza por la vergüenza, pero el otro no lo dejó y caló más fuertes sus dedos en la mandíbula del otro, inclinándose más y haciendo confundir sus alientos con el aire de la oficina. -¿Crees que te pertenezco? –le preguntó.
-Me has dejado en claro que no es así –le respondió, felicitándose por que pudo hablar de corrido, sin tropezar en ninguna palabras, además de sonar fuerte y claro.
-Entonces, no llores frente a mis amigos de la forma que lo hiciste, porque Jin ni nadie más me habló por toda la semana anterior, todo por tu culpa y tus estúpidos sentimientos hacia mí, sentimientos que dejé en claro que jamás correspondería. –le aseguró, el moreno sintió como ese nudo en la garganta se le creaba rápidamente cada vez que las envenenadas palabras de J-hope llegaban a su cerebro.
-Lo sé –respondió en un hilo de voz, tratando de contener las lágrimas, no quería derramar más por ese ex rubio.
-No quiero que vuelva a suceder de nuevo, Taehyung, no voy a permitir que Jin me rete nuevamente por tu culpa, solo porque no puedes controlar tus sentimientos y verme con otra mujer, será así por siempre, tú y yo jamás estaremos juntos, no corresponderé tus sentimientos. –todo esto fue el motivo de lo que Tae dijo después, empujando al azabache lejos de él, y mirando al suelo, con las lágrimas ya saliendo de sus ojos, con el corazón más roto de lo que ya estaba, sus cejas alzadas en la desolación del amor no correspondido y con la respiración entrecortada.
-Lo sé, Hoseok –le dijo dolido, con la voz cambiada por la pena que tenía en todo su cuerpo. –lo sé, y es por eso que ya no puedo seguir con esto. –le habló, alzando la cabeza para toparse con unos sorprendidos ojos oscuros –No puedo seguir siendo tu muñeco –seguía, notando como la cara de J-hope cambiaba lentamente a algo mucho más... estupefacto. –No puedo seguir siendo tu perrito faldero, eres como una droga, y llegó el momento de dejarte, porque si sigo así, caeré en un pozo sin salida. –las lágrimas salían solas de los cafés ojos del castaño, lleno de sollozos –Yo... yo no puedo seguir con lo que sea que teníamos. No pasará nuevamente lo que pasó con Jin, porque me alejaré definitivamente de ti, no puedo seguir con esta farsa Hoseok. –susurró, sin poder lograr que su voz pareciera normal, estaba demasiado dolido de no poder tener a ese exquisito hombre nunca más cerca en su vida. –Te dejaré, y trataré de vivir mi vida, como sé muy bien que seguirás con la tuya al igual que siempre, después de todo... Yo soy el idiota enamorado del chico malo.
Después de todo ese parlar, Tae trató de adivinar lo que venía después, pero no vio venir lo que pasó. J-hope tensó su mandíbula completamente y lo miró de arriba abajo, con sus cejas juntas, el moreno no sabía si era por enojo, confusión, odio, renco, no tenía ni la menor idea.
-¿Me estás diciendo que quieres terminar conmigo? –le preguntó, con los puños cerrados fuertes y con voz dólida al castaño. Este lo miró a los ojos.
-No puedo terminar algo que nunca empezó, Hoseok... pero si, termino lo que sea que teníamos. –asintió el menor, con ojos brillosos y vidriosos por las lágrimas.
-Como quieras –murmuró el mayor entre dientes, con su cuerpo totalmente rígido y su mandíbula más marcada que nunca, su cabello le hacía un buen juego a sus ojos delineados que miraban al suelo, algo sorprendido y enojado al mismo tiempo, caminando para pasar al lado del moreno y empujarlo con su hombro, para salir por la puerta de la oficina de su profesor. Taehyung colocó sus manos en su rostro, y lloró, había terminado todo, ahora era momento de superar a ese chico malo, a Hoseok.   


BAD BOY [VHOPE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora