Cap.38 " Superar "

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  Una larga semana le esperaba al aliencito, después que su madre le diera la noticia de que Yonghwa lo cuidaría durante todos esos días, a Tae le subió la "fiebre" rápidamente, con las mejillas sonrojadas y su corazón palpitando acelerado. No era tanto por el hecho de que el universitario lo estaba matando con esa cálida mirada, si no que era el hecho de que el moreno aun se sentía culpable por el cómo había terminado todo, y no sabía si disculparse con él, o dejar pasar el tiempo y que el mayor se olvidara. Ya que al parecer, viendo esa sonrisa en su perfecto rostro, se le había olvidado, o eso era lo que pensaba el aliencito.
-Yon... Yonghwa –tartamudeó nervioso el castaño. El mayor se acercó a él, y pasó por detrás de su madre, para llegar a su altura e inclinarse un poco, a solo unos centímetros de su cara.
-Estás rojo, Tae –le comentó en un susurro pero que abarcó toda la habitación, mientras que hacía más nervioso al moreno con cada respiración que salía de esos labios. Levantó su mano para dejarla en la frente del menor, abriendo los ojos de par en par. –Y muy ardiente –comentó preocupado, pero haciendo que solo el aliencito pudiera notar su sonrisa juguetona mientras lo decía. El menor se zafó rápidamente de su agarre y miró a su madre que lo observaba con lamento.
-Sí, recién llegó del hospital, es por eso que te llamé a ti Yonghwa, eres el mejor amigo de mi hijo –aseguró con una sonrisa, el moreno levantó la mirada para observar a su madre, y esta ya estaba en la puerta para dejarlos solos. –Espero que puedas con este día, ahora me voy a trabajar. Adiós Tae –se despidió con un beso volador y se esfumó de la habitación, para después en segundos, irse de la casa.
El silencio incomodo era palpable en la pequeña morada. Las manos de Tae comenzaron a sudar frió y no podía por ningún motivo mirar hacia arriba, porque si lo hacía, se encontraría con esos castaños ojos que lo hacían pensar más de lo que él quería. Después de unos minutos el moreno vio como Yonghwa se sentaba en frente de él, y sintió esa siempre cálida mano en su cabello, alborotándolo como de costumbre.
-No quiero que nada sea incomodo entre nosotros. –le susurró el mayor, algo más ronco que de costumbre. –Aunque tu estés con Hoseok, seguirás siendo mi amigo, mi mejor amigo, y mi ex novio, y siempre voy a querer lo mejor para ti, y si eso está al lado de ese idiota, lo aceptaré, solo te pido que no me mires con esos ojos de cachorrito y que trates de ser lo más feliz posible. Aunque sea con él. –claro, Yonghwa no estaba enterado de nada, lo único que supo era que Tae ya no lo quería ver porque estaba con el chico malo, no sabía todo el dilema que el moreno pasó para dejarlo, no tenía idea de todas esas lágrimas que derramó por el azabache, no tenía ni la menor idea de cómo su corazón estaba más roto que nunca. Y Tae no sabía si decirle, no era por miedo, sino que por vergüenza, vergüenza que Yonghwa se riera de él porque pasó exactamente lo que tenía que pasar.
-Yong.... –era momento de decirle, pero se vio forzado a parar sus palabras cuando sintió esos brazos pasar por su cintura, y atraerlo fuerte hacia él, dejando descansar el rostro del moreno en el cuello del universitario.
-Sé muy bien que lo amas, y aunque me duela decirlo, solo quiero verte feliz, con esas sonrisas que siempre me dabas en Daegu, con ese aire que todos se enamoraban de ti allá, con esa energía siempre infantil tuya, quiero a ese Tae, lo quiero ahora, y quiero saber que aun tienes ese poder de hacer suspirar a cualquier persona que pase a tu lado. No por nada te llamaban el más querido aliencito de Daegu. –Le murmuró en su oído, haciendo estremecer al castaño con cada frase, las lágrimas se acumularon fuerte en los ojos del menor, todo eso era cierto, ahora era un amargado más de la gran ciudad, y hasta el mismo Taehyung se podía dar cuenta de eso. Seúl lo había enfriado, hasta más no poder.
-Yong... -el castaño se aclaró un poco la voz, y prosiguió con algo de miedo y vergüenza en sus palabras. –Yonghwa, yo... -el mayor tomó las mejillas del otro y lo miró fijo, haciéndole más difícil la tarea al muchacho. –Yo ya no estoy con Hoseok. –listo, ahí estaban las palabras, aunque no pudo entender bien la mirada del mayor, que era entre confusión y algo más. –Terminé con él hace una semana, y me decidí a no volver más con él. –una pequeña lágrima salió de su ojo, pero nada más, el menor se había prometido a no llorar nunca más por J-hope. Nunca más.
Al observar los ojos del otro, pudo notar como estos estaban notoriamente felices, algo que le dolió el moreno.
-Lo siento Tae –dijo con una forzada voz de preocupación, se podía notar como estaba tratando de ocultar su sonrisa con una falsa inquietud –No sabía que había terminado todo.
-Si –habló con un hilo de voz, algo desconcertado por la actitud del otro, pero que era totalmente entendible, después de todo, pasó lo que Yonghwa siempre quiso que sucediera. –Ha terminado todo para no volver nunca más. –El mayor le limpió la única lágrima que había derramado el pequeño aliencito, y el menor trató de no pensar más en nada, quería alejarse de esos malos pensamientos que le invadieron por toda esa semana.
-Sabes muy bien que estaré por siempre a tu lado, Taehyung –le susurró, con una voz más profunda de lo normal. El menor miró hacia arriba y se encontró con unos castaños y almendrados ojos observándolo con luminosidad. –Sabes muy bien que te a...
-Yonghwa –lo cortó el menor, con su corazón acelerándole con cada palabra que el mayor le decía. –Yo aun sigo enamorado de Hoseok –le dijo, con dolor por el recuerdo presente y con preocupación por el universitario, Tae no quería que este confundiera su relación con el moreno.
-Lo sé, Tae –le dijo con una sonrisa aseguradora, posando una mano en el pecho del moreno –Se muy bien que esto le pertenece a otro –prosiguió, haciendo alegoría al acelerado corazón del menor –Pero también sé muy bien que las personas pasan, y los recuerdos se van, y eso trataré de que pase contigo, y pelearé por merecerte, y ser el único dentro de ti. Y no pararé en ningún momento decirte que te amo, Taehyung. Te amo. Te amo. –murmuraba, tan cerca de los labios del otro, que el menor podía sentir ese aliento por todo su aliento, era menta y chocolate, un olor excitante para el cerebro del menor que tenía las defensas bajas y su corazón a mil por segundo, además de no poder pensar con la cabeza fría ya que la fiebre le estaba afectando todo el cuerpo. Sus manos sudadas frías estaban tocando el muslo del mayor, que se acercaba cada vez más al castaño, y no dejaba que este pensara claro, olvidando que con una sola caricia le estaría haciendo daño al universitario, a su mejor amigo, a su ex novio.
Los labios de Yonghwa se posaron en la comisura de los labios de Tae, haciendo que este comenzara a respirar entrecortado por la excitación de lo que estaba haciendo, con sentimientos encontrados. Por un lado quería olvidar, pero por otro, no quería hacer daño. Una mano del mayor se posó en la cintura del castaño, acariciándole con el pulgar su cuerpo, subiendo de a poco la camisa del moreno.
-Yong... -trató de decir, ya con los ojos cerrados y dejando escapar ese suspiro para recapacitar al otro.
-Shhh –lo calló el otro, posando otra mano en su mejilla y atrayéndolo a su rostro –olvídate de todo, Tae –le susurró, con sus labios más que cerca y los pulsos acelerados, el corazón del moreno más rápido y latiendo fuerte contra el pecho.
Fue un momento de debilidad, solo un segundo, y esos labios se posaron en los del moreno, atrapando la respiración del otro y dejándolo con los ojos abiertos de par en par, sorprendido por volver a besar ese lugar, que desde hace mucho el aliencito no podía disfrutar, no como lo había hecho antes.
-Relájate, olvida, disfruta. – y como si hubiera sido una orden, el moreno hiso lo que le susurró el mayor entre sus besos.
Una mano del moreno se posó en el cabello del otro castaño, tomando unos mechones y profundizando el beso, el menor pudo sentir como el universitario sonreía, pero no le importó. El mayor pasó una lengua por a fuera de la boca del moreno, lamiéndole el labio, a lo que el menor abrió su cavidad para saborear con todo sus sentidos a Yonghwa. Definitivamente era menta y chocolate, exquisitos sabores para el moreno. El mayor pasó su mano por debajo de la camisa del aliencito y le acarició la cadera, pasando por la cintura, y tocando cada parte del moreno, haciendo que este se estremeciera con cada tacto que le proporcionaba.
Sus lenguas jugaban una con la otra, mientras que se saboreaban, los dos tenían sus tiempos pero que pudieron conectarse al minuto y finalmente podían tener el mismo ritmo, derecha, izquierda, derecha, izquierda. Los latidos del corazón de Tae se aceleraban con cada caricia, tomando con más fuerza el cabello del mayor, queriendo más del él, queriendo olvidar todo, queriendo tener alguien en sus brazos, queriendo sentir el calor de alguien, alguien especial, alguien a quien amara, alguien a quien le diera todo por siempre.... "Hoseok" pensó.
-No –separó el beso abruptamente el menor, con su corazón latiéndole fuerte, levantándose de la cama rápidamente y caminando a paso firme hasta la otra esquina del dormitorio. –No –repitió nuevamente, no pudiendo levantar la mirada para toparse con esos ojos, que sabía muy bien cuáles eran los sentimientos del otro.
-¿No qué?... Tae –Preguntó el mayor, con una voz ronca y excitada, el menor aun no podía mirarlo. Se mordió el labio en nerviosismo, y trató de tranquilizar su corazón respirando, "inhala, exhala, inhala, exhala" se decía.
-No puedo hacerte esto, Yonghwa, no puedo. –negaba con su cabeza, era cierto, cada centímetro de su cuerpo decía a gritos a su chico malo, a ese azabache que le hacía perder la cabeza. El menor aun no podía mirar al otro. –No puedo hacerte esto y sabes bien que no lo haré. No soy así, no soy como Hoseok, no jugaré con tus sentimientos, no jugaré a que te deseo si lo único que quiero ahora es a ese idiota, no voy a mentirte, no voy a decirte que te amo, no voy a hacer eso, porque no lo siento como tú lo sientes, mi corazón está recién curándose, y no puedo dejar que tú seas el que salga perjudicado acá. No te merezco, y jamás lo voy a hacer. –Unas lágrimas estaban por los ojos del menor, pero trató de ser fuerte, la verdad era esa y tenía que ser un hombre. No podía convertirse en otro chico malo. No. Jamás jugaría con Yonghwa, no él.
-aaah. –suspiró cansadamente el otro, el menor sintió como este se paraba de la cama y caminaba hacia él, observando cómo las zapatillas estaban a centímetros de sus pies desnudos. –Tae, Tae, Tae... -habló en tono de resignación –Lo sé. Sé todo eso que me dijiste. –le dijo, tomando la barbilla del otro y alzándola para que lo mirara –Lo único que no me parece correcto es eso de que no me mereces –habló con una sonrisa tranquilizadora –yo soy el que pienso que no te merezco, bueno, que nadie te merece en realidad, -rió por lo bajo, haciendo sonreír al moreno un poco –Sé muy bien que aun lo amas, y te respetaré todo el tiempo que quieras. Pero solo te digo que estere para ti en cualquier momento que necesites. –le habló, dándole un fugaz beso en la mejilla del otro. –Y lo siento, Tae –se disculpó. El moreno lo miró confuso.
-¿por qué? –le preguntó.
-Por besarte, y tú en este estado, tan.... Débil. No debí hacerlo. –el castaño sintió como sus mejillas se sonrojaban rápidamente y miró hacia abajo, zafándose del agarre del mayor.
Sintió como este se reía con esa risa característica de él, y le alborotó el cabello.
-Siempre tan vergonzoso, aliencito –le habló dulcemente. Le dio un beso en la coronilla al menor y lo empujó a su cama. –Ahora duerme, ha sido un largo día, mañana por la mañana estaré por acá. Espero que me trates bien. –le guiñó un ojo y antes de que saliera el moreno le gritó.
-Espera! –Dijo, este se devolvió –gr....gracias, Yonghwa –murmuró, mirando hacia sus manos y no pudiendo sostener sus ojos en los del otro.
-Gracias a ti por darme ese beso –le habló el otro y cerró la puerta. Dejando a un castaño con las mejillas sonrojadas y la cabeza dando vueltas.
El día fue perturbantemente rápido, Yonghwa llegó en la mañana, le hizo desayuno, almuerzo, y de alguna u otra forma acabaron con la hora del té a las 9 de la noche. La madre de Tae aun no llegaba y el moreno se negaba a dejar al aliencito solo.
-No, Tae, por enésima vez, no me voy a ir hasta que llegue tu madre. –le habló, en el sillón, decidieron ver una película.
-No llegará nunca –le aseguró el moreno.
-Entonces, estaré por siempre contigo –le murmuró el otro al lado, haciendo que Tae se sonrojara un poco por el comentario.
-¿Y de qué se trata esta película? –le preguntó el otro, mirando la televisión.
-¿qué?¿jamás la has visto? –le devolvió el otro, el menor miró a Yonghwa y vio sus ojos abiertos de par en par. El castaño negó confuso. –Wow –dijo asombrado –es "Lo que el viento se llevó". Una de las películas más galardonadas de la historia del cine, Taehyung. –el alien quedó en lo mismo, había escuchado hablar de esa pero jamás pensó en verla, no era un fan de las películas antiguas, ni menos de las que duraban tanto. Al moreno le gustaban las cosas fáciles y rápidas de entender, y si tenían a un superhéroe en ellas, entonces sería mejor. –Tu cabeza ahora está llena de Iron Man Nemo, E.T y no te dejan pensar en mejores películas –comentó el mayor, haciendo sonreír al castaño. Era cierto, Iron Man era el mejor.
Después de media hora de ver la televisión, el menor ya se estaba cansando. De verdad que tenía poca fascinación por esas cosas, al mirar a su lado, pudo notar como el mayor tenía sus ojos pegados en la película, con ojos abiertos de par en par, sin perderse de ningún detalle.
-De verdad te gustan –comentó el menor, con sueño y cansancio, mas para él que para Yonghwa, dejando descansar su cabeza en el respaldo del sillón y observando a su mejor amigo, con una sonrisa en su rostro. Al parecer el mayor no se percató del cometario del menor, ni tampoco de cuál era su posición nueva. El castaño pudo tener un mejor acceso a observar cada parte del rostro de su ex novio. Y podía darse cuenta que no había cambiado nada en esos dos años. Sus ojos estaban igual de dulces que siempre, su nariz igual de masculina, y sus labios.... Sus labios igual de rosados y rellenos que siempre. Como esas noches que Tae se escapaba para dormir con él. Cuando era una mejor persona. Cuando no conocía a Hoseok.
El moreno abrió sus ojos, y pudo notar que estaba en su cama, el sol pegando fuerte en la ventana, y el calor por todo su cuerpo. Pero esta vez no era por la fiebre, que al parecer ya no estaba tan presente, si no que era por otra cosa. Abrazó más su almohada no queriendo salir de la conformidad de su espacio, notando de inmediato que era un poco más grande que lo normal. Al poder observar mejor y dejando el sueño de lado, su corazón se le aceleró rápidamente, después de tanto tiempo, los recuerdos volvían como nunca, y los años anteriores se presentaban en su mente. Yonghwa estaba con él, ahora mismo, durmiendo como un ángel y teniendo un brazo por todo el cuerpo del moreno, haciendo que este ocupara el pecho del otro como almohada. Definitivamente este era un flashback de cuando Tae era un niño, recién en su adolescencia, buscando refugio en su lindo Yonghwa, y su novio a escondidas.
El moreno estaba debajo de las tapas, pero el mayor estaba encima de estas, aun con sus zapatos puestos.
-Yong... -Y no quiso decir nada más. ¿Cómo habían terminado de esta forma? ¿Cómo es que se habían dormido acá? Supuestamente estaban viendo una película, en el sillón. ¿Qué había pasado?.
Ya que el moreno se había movido un poco brusco para ver quién era su almohada, el universitario abrió sus ojos lenta y casadamente. Ladeando un poco su rostro, pudo observar esas dos orbes titilantes.
-Tae –habló áspero y ronco, tratando de despertarse.
-¿Qu... qué pasó? –preguntó con un poco de preocupación.
-Te quedaste dormido –le dijo con una sonrisa dulce y protectora –Y te acosté acá, pero no quería irme sin que tu madre estuviera acá, pero al parecer también me quedé dormido. –le dijo, un poco tímido en la última frase. Haciendo que el moreno se derritiera por la dulzura de su amigo.
-Debiste acostarte debajo de las tapas, entonces, Yonghwa –le aseguró el otro, aun mirándolo desde cerca y pudiendo notar como al otro se le aceleraba el corazón. "De verdad quiere estar conmigo"
-¿Me estas incitando a dormir contigo, aliencito? –le preguntó el otro, con una ceja alzada, haciendo que el menor se sonrojara un poco y se moviera de su lugar, para quedar lejos del otro.
-Cállate, Yonghwa –le dijo con un puchero. Mientras que el universitario se reía con su voz característica.
-Te haré el desayuno –le comentó, parándose de la cama y estirándose, subiendo sus brazos y revelando un poco de su abdomen al moreno, a lo cual solo miró lejos, no queriendo tener esos pensamientos del mayor. -¿qué quieres? –le preguntó -¿cereal? ¿Tocino? ¿Huevos? ¿Leche? –El moreno pensó un poco, y sonrió felinamente al otro.
-Tocino! –gritó. Creando una sonrisa en el mayor, esas exquisitas que hacían tener pensamientos al moreno que no quería.
De alguna manera, Yonghwa lo hacía feliz.  


BAD BOY [VHOPE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora