Promesas

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  Me quedé dormido, como si mi cuerpo hubiese estado en una gran batalla y hubiera caído rendido; me desperté cuando los rayos de luz se colaron por la ventana y me iluminaron el rostro, abrí mis ojos lentamente ya que ardían de tanto llorar la noche anterior. Mi madre estaba postrada en la camilla y  dormía quietamente, me giré para ver sus signos vitales y me tranquilicé al ver que estaba bien.

Me puse de pie, le dí un beso en la frente y salí de aquel sofocante lugar. Caminé moribundo por los pasillos y me lavé la cara en la pila del baño que estaba más cercana. Luego de secarme pude caminar con más fluidez hacia la habitación de Henry. Abrí la puerta sin hacer un escándalo y me metí sin avisar, me acerqué lentamente a su camilla y noté que un bulto rodeado de sábanas se movía en su camilla. Me abalancé hacia él y toqué lo que yo pensaba era su cabeza.

-Hola- dije casi susurrándole. Pero él no respondió con su voz, sino con un pequeño gemido

-¿Estás bien?- le pregunté algo preocupado pero él respondió de la misma manera, así que aparte la cobija de su rostro. A lo que noté al instante que se encontraba muy pálido en comparación a las veces anteriores. 

-Estoy bien- Dijo suavemente, como si le hubiesen arrebatado las energías.

-¿Seguro?- insistí cuando le tocaba la frente para chequear si tenía fiebre, pero no noté ninguna anomalía en su temperatura.

-Solo me siento débil- Me dijo con sus pequeños ojos cerrados

-Le diré a las enfermeras- dije con determinación, a lo cual él acató a jalar de mi jacket para que me detuviese, y me explicó que no hace muchos tiempo ellas estuvieron cuidándolo y le dieron medicina.

-Entiendo- le dije, luego volteé a ver a los demás niños, quienes dormían pacíficamente, y me volví a girar de nuevo; -¿y siempre estás solo cuando te enfermas?- Le pregunté con un tono curioso, a lo que él abrió sus ojos y sonrió

-Hoy estás aquí conmigo- respondió inocentemente, me reí y reanudé la pregunta, - No hoy, sino los demás días que te has sentido mal-, él bajó su mirada y luego me miró fijamente

-Hay veces en que me siento así, pero mis padres trabajan mucho y no puedo obligarlos a que estén conmigo a toda hora, pero todos los días me visitan y mi mamá siempre trae mis galletas favoritas a escondidas- Dijo felizmente, hizo una pausa y siguió - y también me visita Nana-

-¿Quién es Nana?- Dije pensando en que se trataba de una enfermera

-Es otra chica que está enferma, así que cuando puede se me acerca a cantarme o solamente jugar conmigo- Me dijo con los ojos muy brillantes

Estaba algo curioso, nunca había visto a esa chica así que le pregunté en cual habitación se encontraba, pero él negó con la cabeza varias veces antes de contestar

-a Nana le gusta la libertad, es por eso que de vez en cuando logra escaparse del hospital para respirar aire puro-

-¿te gustaría  hacer lo mismo?- Le pregunté al ver su triste expresión

-¡Claro que quiero!, pero mi cuerpo es muy inútil para hacerlo- Dijo aún más decaído que antes. No sabía como consolar a alguien con alguna deficiencia física, realmente no le podía decir que se trataban de ideas suyas, porque realmente su cuerpo estaba muy débil, pero quise decirle algo

-Escucha, mi sueño es ser un doctor sumamente famoso, para así poder curar a todas las personas que lleguen a mi hospital- empecé comentando con mímicas en cada frase, - Aunque he estudiado por mi cuenta un tiempo; me falta mucho para llegar a lo que quiero ser, así que hoy te pido que me esperes hasta que yo sea grande porque sé que te voy a curar, ¿lo prometes?- le dije con un enorme nudo en la garganta y la voz algo quebrada

Se quedó en silencio un momento y luego se le abrieron los ojos del asombro, empezó a reír y asintió sin dudarlo. Se quitó la sábana y se acercó a abrazarme, en ese instante los ojos me empezaron a humedecer; realmente no quería despedirme de nadie más, estaba harto de ver como las personas morían a mi alrededor sin yo poder hacer nada; así que en ese instante me prometí a mí mismo que me convertiría en un gran doctor sin importar como

Desde el OtoñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora