Carl, desde entonces ha sido un padre para mí; me permitió experimentar y conocer muchas cosas, no sabía que eran vacaciones ni disfrutar del teatro, ni pasear por el parque, o ver una película, o escuchar las olas del mar chocar contra la arena. Tampoco había disfrutado nunca de mi espacio personal, ni hubiese imaginado montarme en una montaña rusa y mucho menos viajar en avión. Todas esas cosas experimenté durante los últimos cinco años; Carl, su esposa Lorane, maggie y megan han sido mi familia desde entonces.
Aunque me escapé de la realidad en que vivía, Edgar nunca llegó a buscarme, y aunque lo hubiese hecho no volvería. No quería darle ni un minuto más de mi tiempo; ya se había robado 19 años de mi vida, ahora quería ser yo el que la dirigiera.
Carl ha estado pendiente de mí en todos los sentidos, ha compartido gran parte de su conocimiento; y desde entonces soy su "ayudante" en el hospital. Aquel edificio también es un hogar para mí, aunque al principio me resultó difícil entrar al piso donde falleció mi madre, logré acostumbrarme de a poco, y ahora todos se dirigen a mí con simpatía y confianza. Fuí aceptado en una prestigiosa universidad de medicina y eso me ha ayudado a encontrar el refugio que buscaba.
Mi meta clara ha sido curar a Henry, siempre lo ha sido y no he perdido mi fe en ello. Ha pasado por largas recuperaciones y dolorosos procesos, sin embargo aún no logramos curar la leucemia mieloide que tanta perturbación le ha causado. Desgraciadamente a pasado de la fase crónica a la acelerada; y eso me alteraba de gran manera. Cada que lo veo sufrir se me desgarra el corazón, ya no es el niño pequeño que había conocido, pero cada vez que lo veo, lo noto mas débil y ligero. Esta mañana yo había despertado con ganas de visitarlo, hace más de una semana que no lo veía, debido a algunas situaciones inevitables, así que no quería que pensara que lo había abandonado.
Me levanté de mi cama y me metí al baño rápidamente. Abrí la ducha y dejé recorrer el agua caliente por mi espalda, recordé cuando lo conocí y eso me puso nostálgico. Cerré la llave y me cambié lo más rápido que pude, me abotoné la camisa, me coloqué el pantalón obscuro y mis zapatos brillantes y por último me puse la anhelada bata blanca. La acomodé con cuidado y me observé en el espejo unos minutos de una manera satisfactoria antes de salir. Busqué las llaves de mi auto y manejé hasta aquel enorme hospital. No había provado bocado alguno esa mañana, así que me detuve en la entrada a comprar un emparedado.
Entré luego de saludar al guarda y me dirigí al ascensor, recordé que tenía que chequear a algunos niños del segundo piso así que me desvié un poco. Caminé algo apurado por el pasillo hasta llegar a la entrada de la habitación. La enfermera que estaba de guardia en el cuarto me reprendió con la mirada y yo solamente le sonreí cuando agitaba el sandwich. Tomé los apuntes de mi padre y analicé algunas cosas, mientras masticaba mi desayuno y me concentraba en el caso. Al cabo de unos minutos sentí una presencia a mi alrededor, levanté mi cabeza y me giré, pero ningún niño me estaba observando así que continué hasta terminar con mi evaluación. Seguí con la inquietud, así que finjí estar concentrado mientras espiaba con la vista periférica. Pude notar como unos ojos brillantes me observaban desde el otro lado de la ventana, así que levanté mi mirada.
Una hermosa joven con un largo cabello castaño me observaba con detenimiento, pero al ver que la había notado, volteó su mirada y comenzó a caminar muy rápido. Le entregué la carpeta y aquel emparedado a la enfermera sin darle ninguna explicación y salí con el fin de encontrarla. Logré divisarla a lo lejos cuando corría por el pasillo; intenté correr, pero ella era realmente rápida. La perdí de vista, pero no me quise rendir, así que le pregunté a cada enfermero que se encontrara cerca. Por suerte uno logró reconocerla y me dijo que había entrado en una de los cuartos.
Empecé a buscar desmesuradamente, realmente no entendía porque había huído de mí, como si yo fuese un monstruo; eso me ponía muy curioso al respecto. Caminé por todo el pasillo hasta que un conserje me señaló una de las habitaciones mientras me guiñaba un ojo, le agradecí con un gesto y decidí esperar en silencio hasta que se le ocurriera salir. No quería hacer un gran alboroto por ello, además que en esas habitaciones no se permite hablar en voz alta. Esperé alrededor de 20 minutos junto a la puerta hasta que empezó a abrirse quietamente.
Me asomé al instante y cuando la vi, tomé su brazo rápidamente para que no se escapase de nuevo; sin embargo ella se abalanzó hacia atrás con toda su fuerza y logró meterme en aquella habitación. Todos los pacientes en las camillas y algunos visitantes nos quedaron viendo fijo. Empecé a escuchar sollozos muy cerca mío, me giré hacia ella y empezó a alterarse
-¡Ya no me golpees más!- me gritó con lágrimas en los ojos. No sabía si era una broma o estaba hablando seriamente, así que solo hice una cara de tonto en ese momento. -¡Te dije que llamaría a la policía la próxima vez que me amenazaras! ¿acaso no respetas tan siquiera un hospital?- dijo otra cosa sin sentido mientras elevaba la voz. Todos en la habitación empezaron a verme con desprecio y lo único que pude hacer fue agitar mis manos dando a entender de que se trataba de un malentendido. "su novio es un cobarde", "llama a la policía" se empezó a escuchar entre los susurros de las personas.
La chica no paró de actuar, en lugar de eso se tapó la cara con las manos para seguir llorando sin consuelo. Todos me fulminaron con la mirada, no sabía que hacer; pero definitivamente no me creerían si les digo que la mentirosa era esa chica. Me acerqué lentamente a ella y la abracé como si tal yo fuese en realidad ese "novio" imaginario, -Lo siento- le dije múltiples veces mientras la sacaba de aquella habitación hasta que logré cerrar la puerta detrás nuestro.
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Desde el Otoño
Roman pour Adolescents¿Podrá ser algo más desesperante, que pensar en el suicidio como una opción? Leo siempre quiso abandonarlo todo; sin embargo una persona lo hace cambiar de parecer. Descubrir el propósito de la vida nunca ha sido algo particularmente fácil. "Desde e...