Nunca había visto a Carl tan serio; aclaro la garganta y se quedo su mirada perdida en el suelo,calculando como lo haría. No lo interrumpí, sabia que estaba luchando consigo mismo, contra sus temores y miedos mas profundos en ese preciso segundo. Se mordió los labios y luego volvió a elevar la mirada hacia mi. Abrió sus ojos de par en par,
-"¿Aun quieres salvar a alguien?"- Me pregunto, sin esperar una respuesta de mi parte. Suspiro profundamente y volvió a sonreír con algo de nervios, -"vas a ayudarme a hacer la cirugía"- Me dijo confiado, seguro y satisfecho de lo que había sugerido, sin embargo yo no lo estaba. Estaba nervioso y confuso. Nunca había hecho una cirugía tan delicada y peligrosa. Carl lo sabia, sabia que me faltaba un poco de experiencia,que nunca lo había intentado, pero continuo:
-"Bueno... te entrene, te enseñe todo lo que sabia, y pienso que es mas que suficiente. Ya has visto la muerte de cerca, has perdido a muchas personas valiosas en tu vida, así que ¡Haz algo!.. Si no me ayudas ahora; Se que te arrepentirás mas adelante, demonios Leo.. ¡¡¡Enfrenta tus miedos!!!-Me grito eufórico y jadeando para tomar mas aire.Se tranquilo unos segundos. Trago el enojo y prosiguió,
-"Se que tienes miedo, lo se porque lo he experimentado desde que era pequeño. ¿Recuerdas cuando te conté de mi infancia?"- Me pregunto, yo asentí lentamente sin despegar mis ojos de el. -"Si no hubiese tenido el coraje para defender a mi madre, no fuera la persona que soy. Muy probablemente no solo salve la vida de ella y mis hermanos, sino la mía también. Leo... si te quedas sin hacer nada no salvaras a Lizie"-. Termino diciendo con los ojos enrojecidos y yo entendí su punto, no podía estar enojado con el,porque tenia la razón. Era mi oportunidad para ayudar, me sentía como una basura, tenia miedo. Mis piernas temblaban, mis manos sudaban y yo solo apreté mis dientes con fuerza; como un cobarde, así que cerré mis puños.
Recordé a Lizie abrazando el árbol; siempre tan sonriente, aferrándose a la vida. Siempre sus días han sido contados, cada hora, día, año son milagros y pienso en lo difícil que ha sido para ella todo este tiempo. Se ahora que la primera vez que nos vimos ella supo que era un paquete de pastillas en mi bolsillo,porque ella debía tomarlo cada día. También se que ella quería ser una estrella para que todos la recordaran si partía algún día, podía irse en cualquier segundo. Su valentía es mucho mayor que la mía. Siempre me he quejado de lo injusto que la vida podía llegar a ser; y ella, que podía encerrarse en su propia tristeza, no lo hizo. Fue la única que tuvo el valor de decirme: "La vida también tiene cosas buenas". Y si, las tiene, pero a veces nos cegamos pensando que somos las victimas, y aun así no hacemos nada para cambiarlo.
-"Gracias a ella..."- le respondí, con mi voz temblorosa y mi mirada penetrante. -Aprendí que debo moverme antes de que el miedo me mueva a mi. Así que lo haré; te ayudare en la operación"-
Estas fueron mis ultimas palabras hacia el, hasta que llegamos al quirófano. Mi corazón se aceleraba y los sonidos parecían lejanos. Ella estaba ahí en la camilla y me apresure a tomar su mano fría; me sonrió, ella también estaba muy nerviosa. La doctora le puso una mascarilla hasta que cerro sus ojos, y ahí empezamos. Sin saber si la volvería a ver, si por mi culpa dejaría de existir.
Yo estaba perplejo, ¿Que hacia un jovencito como yo haciendo tal cosa?; Mi cabeza retumbaba con recuerdos.. Cuando le hacia falsas promesas a mama y Henry de que los curaría. Con seguridad les dije que todo estaría bien,no fue así... Me sentía abrumado y empece a sofocarme, hasta que Carl me toco el hombro, -"todo esta bien, eres grandioso"- replico, y yo sentí que había soltado una carga.
Fueron varias horas antes de terminarla; para mi asombro fue todo un éxito, mis hombros se destensaron y la llevaron a la sala de recuperación. Solté un suspiro y tome una silla para sentarme a su lado. Estaba exhausto, había gastado todas mis energías en preocupaciones y pensamientos vagos. Caí profundamente dormido hasta que un hermoso tarareo se acerco a mis oídos con la mayor delicadeza. Aquel mismo que me había salvado hace un par de años atras. Abrí mis ojos y note los suyos fijamente hacia mi. Sonreí
-"Creo que estamos a mano"- Le comente; con lagrimas de felicidad.
Y ahí me di cuenta que todo había valido la pena. Todo el tiempo que pensé que había perdido, se habían convertido en una gran estrella que ilumino mi lúgubre corazón.
-"Gracias"- Me susurro..
Nunca pensé que ese preciso momento; ese segundo,seria el mas feliz de toda mi vida.
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Desde el Otoño
Teen Fiction¿Podrá ser algo más desesperante, que pensar en el suicidio como una opción? Leo siempre quiso abandonarlo todo; sin embargo una persona lo hace cambiar de parecer. Descubrir el propósito de la vida nunca ha sido algo particularmente fácil. "Desde e...