Navidad y felicidad.

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Capítulo diez.

Narra Hope.

- Ejm... -se escucho un carraspeo. Puse mis manos en el pecho de Damon para separarlo un poco.

- Elena. -dije con toda la frialdad del mundo- Stefan. -mi voz cambió a dulce.

- Hola. -dijo Damon y saco las manos de mi cintura, para ir a sentarse. Yo camine a la freidora y tomé la sartén, para seguir haciendo los Hot Cakes.

- Wow Hope, pensé que te irías. -dijo Elena con una voz de serpiente. Me gire para mirarla, y sonreí, fue la sonrisa más falsa.

- Pero me vez aquí, no? -sonreí aun más- O preferías que me fuera? Elenita...

- Eres siempre bienvenida aquí, Hope. Te dejo que vengas cuando tú quieras .-sonrió falsamente y dejo unos libros sobre la mesa.

- No eres nadie para decirle a eso a Hope. -dijo Damon, parándose de la mesa, mientras que me llevaba un plato para que le sirviera-. Hope ya es de esta casa, incluso, ella es dueña de esta casa, y si ella no te quiere aquí, te vas.

Le sonreí a Damon y el me dio un beso fugaz en los labios.

- Damon, no puedes hablarle de esa manera a Elena. -dijo Stefan.

- No me digas. -me volví a girar para quedar frente a Stefan-. Ya cambió de Salvatore? Que ingenuo eres. -reí con ironía.

- Hope, eres mi amiga, pero no te permito que sigas. -advirtió Stefan. Elena sonrió.

- ¿Elena no le has contado? -dije con un toque de maldad en mi voz-. ¿No les contaste a los dos? ¿Sobre el por qué  me iba a ir?

- ¿De que habla Elena? -dijo Stefan.

- Oh Hope! Damon es lo único que tengo! Lo amo, por favor no me lo quites! -dramatice, imitando a Elena- ¿O no lo recuerdas Elena? -la miré alzando una ceja-. ¿Porqué crees que volvió contigo, Stefan?

Dicho eso salí camino a la habitación de Damon, con nuestros platos en las manos.

- En serio hiso eso Elena? -dijo Damon luego de llegar a la habitación- Debiste haberme dicho.

- Damon, sabes que no soy el tipo de chica que con un problema, hace que otros lo solucionen. -dije seria-. Pero bueno, me arrepentí a tiempo y estamos juntos, te amo, y eso importa. -comencé a comer. Damon me miró no muy convencido, pero luego cambio su  expresión a una sonrisa, como si acabara de descubrir algo-. ¿Qué?

- Me amas... -dijo como si no lo pudiera creer.

- Si... -dije obvia.

- Me amas. -volvió a repetir.

- Si Damon, te amo. -sonreí.

Hiso a un lado los platos y se acerco a mi, me abraso y caí a la cama, el arriba de mi.

- Me amas. -dijo y empezó a besarme todo el rostro y el cuello, de la forma mas dulce que pudiera existir-. Vuelve a decir que me amas. -dijo sonriendo.

- Te amo, Damon. -dije sonriéndole.

- Dilo más fuerte. -dijo con una sonrisa tan dulce.

- ¡Te amo, Damon Salvatore! -grite como una tonta niña enamorada, mientras reía.

- Yo también te amo, Hope. -dijo riendo y comenzó a besarme dulcemente. Se separo un instante y me miro, aparto un mechón de cabello que tenía en mi cara. Su mirada reflejaba paz, dulzura y confusión.

- ¿Qué sucede? -lo mire con una media sonrisa.

- Pasa que eres lo mejor que me ha pasado en la vida, eres maravillosa... no sé como estás aquí. -dijo con tanta dulzura y tristeza en su voz. Me levante un poco, y lo bese.

Una pequeña lobita. (Hope Mikaelson |||) #Wattys2015Donde viven las historias. Descúbrelo ahora