Ciento setenta y siete ; merry christmas

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M A T T H E W E S P I N O S A

Me dolia.

Vendetta me habia dicho que lo íbamos a intentar, pero era en vano.

24 de diciembre y aún sigue raro.

Tenia casi un mes sin besarla. Cada vez que lo intentaba me rechazaba e inventaba una tonta excusa.

Fue por eso que en la cena de Navidad de sus padres, decidí hacerlo.

Recuerdo que llegamos a su casa, salude a mis suegros, nos sentamos en el comedor, cenamos, y después nos pusimos ropa cómoda. Esperamos pacientemente a que el reloj tocara las doce para abrir los regalos.

Algunas cajas eran enormes, otras medianas y otros pequeñas. Me sentía muy nervioso, los padres de Gretta me miraban a cada momento que podían. Quedaban unos cuantos regalos.

—Vendetta, este es tuyo...de parte de...¡Oh que lindura! ¡Nash Grier!...Oh y...otro de...¿Sammy? ¡El pequeño Samuel!—dijo su madre emocionada

El de el ojiazul era un collar de diamantes pequeños, eran azules y verdes, también una carta en la cual lo único que Vendetta dijo fue que el color de los diamantes era por sus ojos.

El de Sam eran unos boletos para ver a 5 Seconds of Summer, los cuales la rubia gritó y saltó cuando los vio, el segundo regalo eran unas pulseras de oro algo extrañas.

En fin, mi suegra me dio un suéter y una cadena muy bonita. Mi suegro me dio dinero para Harry y sus cosas, les agradecí con una sonrisa y me acerqué al último regalo que había debajo del árbol.

La mamá de Gretta se mordía las uñas y su padre me miraba severamente. Temblé con la caja en mis manos y me acerque a Vendetta.

—E-Este es...p-para ti.

—Oh, Matt, no es...—se calló al instante que me vio arrodillado— ¿Que diablos haces?— murmuró nerviosa

—Vendetta es un nombre extraño ¿no crees?—dije con una sonrisa, sus ojos se aguaron y se mordió el labio inferior, recordando nuestra primera conversación— Se que este año ha sido muy confuso...hemos sufrido, tuvimos un hijo, me fui de tour...Mereces algo grande, te mereces el mundo, y yo estoy dispuesto a dártelo, amor.

Abrí la caja revelando un anillo.

—¿Te casarías conmigo?— comenzó a llorar y me abrazó haciendo que cayera hacia atrás.

—¡Maldito idiota, hijo de puta! ¡Pedazo de mierda! ¡Inútil! ¡Estúpido Matt! ¡Si, mierda, si!—dicho eso me beso, sabia salado como los besos que me había dado.

Sonreí, al profundizar el beso, algo nos interrumpió dejándonos sin aire. Un peso encima nuestro. El peso se reía a carcajadas mientras gritaba: ¡Mami, papi!

Mi bolita de grasa con patas nos abrazó y mi sonrisa se ensancho.

—Feliz navidad...—susurró Vendetta

BAE » matthew e. [terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora