Capitulo 3.

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Me giré lentamente, estaba asustada, se trataba de Diego, ahora que lo recuerdo escuche que estuvo en prisión...¡Eso no importa ahora! ¡Voy a morir! Y lo peor es que ni llegue a hablar con Henry.

—¿Qué sucede? —mi voz apenas si salía.

—Nada, solo quería hablarte para escuchar tu hermosa voz —contestó sarcásticamente.

—Pues ya la escuchaste, así que... ¡Feliz día! —respondí para luego intentar escapar.

Para mi suerte, no funcionó, él me tomo de la muñeca y me puso frente a él.

—¿Ves eso? —cuestiono mientras señalaba su casillero.

—Si, es un casillero —respondí.

—¿Y sabes de quién es?

—De...la escuela —contesté aunque sonó más como una pregunta.

—No tonta, es mío y me encantaría saber porque querías abrirlo.

—Por....nada.

—Bien, lo abriré, claro, si no te molesta.

—¡No! —grité mientras me ponía frente al casillero.

—¡A un lado estorbo! —dijo mientras me empujaba.

Yo solo salí corriendo, estaba avergonzada, ahora Diego creerá que le jugue una mala broma o peor aún, que me gusta ¿Por qué no puedo hacer algo bien?

Me regrese a mi casa, me reporte enferma, realmente no tuve que fingir nada, solo entre a la enfermería y cuando la enfermera me vió se preocupó demasiado por mí, dijo que estaba muy pálida, con ese susto quién no se pone así.

Ahora no se que hacer, tengo miedo de volver, ahora que lo pienso no seria mala idea irme del país, México no queda tan lejos.

¿Cómo hago que me notes? [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora