Capitulo 27.

24.8K 2.3K 741
                                    

—Anna tu futuro esposo ya está aquí–aviso mi madre sonriendo.

—¡Mamá, ni siquiera es mi novio!–le contesté molesta.

—Pero ya lo será–dijo emocionada.

Me puse mi suéter y baje a la sala, efectivamente Diego estaba ahí, lo salude con un beso en la mejilla y un abrazo, mi padre vigilaba a Diego como un halcón, esto era incómodo.

—Me voy papá–le dije abrazandolo.

—Adiós máma–dije repitiendo la misma acción.

—Adiós señores, un gusto verlos nuevamente–se despidió Diego.

—Traela a la hora acordada o ya veras–mencionó mi padre.

—Así sera señor.

Salí con Diego, frente a la casa había un auto, me quede confundida ¿Sera de él?

—¿A donde vamos?–le pregunté.

—Al parque de diversiones.

—¿No arruinara tú look de chico malo?

—Si, pero recuerdo que tu dijiste que querías ir ahí con Henry, pero conmigo será mucho mejor.

—Es tierno que lo recuerdes–dije sonriendo.

—Por cierto, a petición de tú padre es una cita doble, así que tu hermana y su novio nos acompañarán.

—Debi imaginar que papá mandaría a mi hermana.

—Vamos, sera divertido.

—Cuando yo la acompañe en su primera cita fui sola y pues fue super incómodo.

Él solo río, me abrió la puerta del auto y me subí, él viaje fue divertido, Diego se lleva bien con mi hermana, ambos son egocéntricos por cierto, supongo que por eso se agradan. Me alegra que se lleven bien, si no impediría que siquiera me hablara. Kyle, el novio de mi hermana, conocía a Diego desde antes, ya que habían sido vecinos y de hecho también se llevaban de maravilla.

—¡Llegamos!–dijo mi hermana sacándome de mis pensamientos.
—Nos veremos a las seis y media en la plaza ¿Okay?–dijo Kyle.

—¿Vamos a separarnos?–pregunté confundida.

—Hoy abren la nueva montaña rusa, Kyle y yo la hemos estado esperando desde que la anunciaron.

—Así que haremos fila como por dos horas y Diego ya tiene planeado su salida, no vamos a arruinarselas haciéndolos esperar con nosotros dos horas–mencionó Kyle.

—Está bien, los veremos en dos horas–respondió Diego alegre.

Baje del auto con Diego mientras veía como mi hermana y Kyle corrían emocionados hacia la montaña rusa.

—¿Mi padre sabe de esto?

—No, es un secreto unicornio.

Me tomo de la mano antes de que pudiera quejarme y me llevó corriendo al carrusel.

—¿Quieres subir?–me pregunto emocionado.

—No se, es que...¿No te dará vergüenza?-le pregunté sonrojada.

—Claro que no, incluso me subiré contigo.

—¡Genial!

Ambos nos subimos, pero Diego insistió en que nos sentaramos en la carroza de cenicienta, pues así luciría como un apuesto príncipe.

Luego nos subímos a la montaña rusa, fue algo vergonzoso ya que termine vomitando, pero Diego estuvo ahí cuidandome, así que decidimos caminar y buscar juegos que no fueran a revolverme el estomago.

Nos compramos unos helados y caminamos por el parque, llegamos a un puesto en donde había un montón de peluches y entre ellos un dragón, a Diego se le iluminaron los ojos.

—¡Anna ganalo para mi!–dijo mientras jalaba mi suéter.

—Yo no podré hacerlo, ganatelo tú.

—Si en verdad te gustara como tú dices lo ganarías por mi–susurró.

—Bien, lo intentaré.

Él sonrió, nos acercamos al puesto, un señor nos atendió en seguida.

—Quiero jugar una ronda.

—Por supuesto, lo único que debes hacer es derribar las botellas, tres pelotas por cinco billetes.

Diego pagó por mi, lancé la primera pelota y dio en la pared, lance la segunda y le dio a una botella, me gane un llavero de gato por cierto, al lanzar la tercera con toda mi fuerza rebotó en la pared y le dio a Diego en él ojo, calló al suelo.

Lo levanté, lo senté en una banca que estaba cerca, compre una botella de agua fría y se la puse en el ojo.

—Lo lamento Diego.

—Bueno al menos nadie vómito.

—Hubiera sido mejor que lastimar tú ojo, lo siento.

—No te preocupes, fue divertido.

—Y para variar no gané el estúpido dragón.

—¡Oye!

—Perdón, olvidé que tú eres uno–sonreí apenada.

—Yo quería el dragón para ti.

—¿Y por que no jugaste tú por él en primer lugar?

—Quería que te quedara la satisfacción de ganarlo tú misma–dijo mientras reía.

—Baboso...

—Además quería que te divertieras un poco, ya que lo de la montaña te dejo mal.

—¿Arruine nuestra cita, no?

—No, al contrario, el solo hecho de estar contigo es maravilloso.

—Eres tan lindo Diego.

—Ahora ganaré ese dragón por ti.

Nos dirigimos al puesto y en el primer intento Diego lo logró, me entregó él dragón a mi.

—Es por si me extrañas, él te hará compañía.

—Es más simpático que tú.

—Lo tirare a la basura...

—No lo hagas–dije mientras reía.

La cita fue grandiosa, la verdad es que Diego es tan lindo, nos divertimos mucho, lo más gracioso fue que compró un parche para su ojo.

¿Cómo hago que me notes? [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora