Megan.
Abro los ojos lentamente y noto clmo unos fuertes brazos rodean mi cintura.
Intento darme la vuelta, pero no puedo.
Recuerdo la estúpida pregunta que le hice anoche a Jesús.
Aun no entiendo como se ha quedado aquí, conmigo.
Tanto intentar darme la vuelta para quedar cara a cara con él, al fin lo consigo.
Examino su rostro detalladamente y sonrío.
Tiene los labios entreabiertos, y son gorditos y rosados. Un corto mechón de pelo le cae por la frente. Su pecho sube y baja lentamente, al compás de su respiración.
Enredo mi dedo en su mechón de pelo y lo acaricio suavemente, cuando la puerta de la habitación se abre bruscamente.
- ¡Oviedo! -grita una voz de un hombre, haciendo que Jesús se sobresalte y lo mire.
Abre los ojos de par en par y, seguidamente, se levanta de mi lado para ir hacia el hombre.
- ¿Qué cojones haces aquí? ¡Te dije que ningun secuestrador podía dormir con su jodida secuestrada! -le grita a Jesús.
Este se acerca aun mas a él, y le agarra la cara.
- ¿Desde cuándo tú me das órdenes a mí, Heaslip? -le pregunta Jesús con un tono de rabia.
Al ver que el otro hombre no dice nada, lo suelta y lo echa de la habitación.
Se da la vuelta lentamente y me mira. Sus ojos reflejan rabia, y admito que algo de miedo me da.
Bajo la mirada al suelo y Jesús se calza.
- Después traigo tu desayuno. -dice con un tono frío y sale de la habitación, dejándome desconcentrada por su indiferencia conmigo.
.......
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