Capítulo dieciocho.

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Megan.

Desde las últimas palabras de Jesús, los dos hemos estado en silencio completo.

Fue hace dos horas y aún seguimos en el coche por la carretera. Me estoy aburriendo demasiado.

Me acomodo en el asiento y me quito los zapatos. Seguidamente, subo mis pies en el salpicadero.

- Baja los pies de ahí. -me ordena Jesús con un tono borde.

Decido pasar de su orden y apoyo mi codo sobre la puerta y dejo caer mi cabeza sobre mi mano, quedando así mirando hacia el exterior de la ventanilla.

- Veo que estás cogiendo demasiada confianza conmigo, y eso no me gusta. -vuelve a decirme enfadado.

Miro su perfil como horas antes había hecho, ya que no me ha mirado ni cuando me ha hablado.

Me inclino lo que puedo hasta llegar al botón de la radio, y la enciendo, haciendo que suene una canción a todo volumen.

Jesús quita su mano derecha del volante para bajarle la voz y niega con la cabeza bastante serio.

- No tengo otra cosa que hacer, ya que eres un maldito aburrido. -espeto y vuelvo a subir el volumen.

Este repite su gesto anterior y abre la boca para decir algo, pero rápidamente la cierra y se queda callado.

- Habla. -le ordeno esta vez yo.

- No eres quién para decirme lo que tengo que hacer.

- Así me gusta. -murmuro sonriendo satisfecha y acomodándome de nuevo en el asiento de cuero.

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Secuestrada. | J |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora