LakeWood, 1790.
La guerra se había desatado, nadie ni nada podía proteger a la famosa familia collins, su fortuna, todo estaba apunto de perderse.
-No dejaré que más personas mueran, no por nosotros, no lo haré padre-Dijo Aaron, el Lucía tan... Cansado.
Todo este tema de la guerra, la fortuna en riesgo y el perder a sus seres queridos por una tonta guerra sin sentido alguno, lo estaba cansando.
Todas las personas que lo vieron crecer estaban en peligro, el caos acababa de comenzar.
-Ya te lo eh explicado Aaron, personas deben morir para que nosotros estemos a salvo-Dijo con suma naturalidad su padre.
-¿A cuesta de cuantas muertes vale nuestra vida? ¿Pero qué rayos te pasa? No puedes dejar que tantas vidas se tiren por la basura, ¡SON VIDAS CHARLS!-Gritó Aaron bastante furioso, utilizando el nombre de su padre.
Aaron respiraba con dificultad y en sus ojos se percibía ira pura.
El padre de Aaron estaba apunto de contestar cuando un sirviente entro a la habitación en la que se encontraban estos dos.
-Señor, disculpe la interrupción, pero nos atacan, nos han invadido señor-Dijo uno de los tantos sirvientes de la familia collins, en su cara se podía notar el terrores.
-No mientras mi familia siga aquí, no mientras viva, ¡Aaron! avisa a Caleb y a tu madre, una carreta nos espera a los cuatro en la parte trasera de la casa, anda-Dijo bastante alterado Charls.
Aaron estaba completamente estático, no podía dejar morir a todos los que se encontraban en esa grande casa, pero tampoco podía dejar que su familia, no se imaginaba sin una vida sin su madre, la que cuando Aaron tenía una pesadilla le acariciaba su cabello cafe oscuro hasta que el dormía... Su hermano, ¿Quién discutiría con el? Su padre, aunque no tuviera un vínculo tan fuerte con el... Aaron le quería.
-AARON AHORA-Gritó Charls sacando a Aaron de su trance.
Aaron al escuchar la voz de su padre se apresuró a salir corriendo de la alcoba.
Tenia que avisarle a todos, la vida de su familia, de su hermano... De su madre, de los sirvientes, de todos estaba en sus manos.
-¡Madre! ¡Caleb! Huir, hay una carreta esperando por los cuatro en la parte trascera de la casa, ¡Corran!-Se apresuró a decir Aaron al entrar a la habitación en donde se encontraba su madre y su hermano.
-¡Vamos, Caleb, Aaron! corran-Dijo la madre, los tres empezaron a correr y correr hasta llegar a la parte trasera.
Aaron no podía hacer esto, no dejando a todos los sirvientes siendo testigos de cómo se mataban entre sí, no podía dejarlos con la idea de que todo estaba bien, de seguro su padre les habría inventado una historia, pero Aaron, no era como su padre.
Los cuarto integrantes de la familia Collins estaban apuntó de reunirse, a excepción de uno.... Aaron.
El se detuvo a mitad de camino, su madre y su hermano no se inmutaron, y siguieron corriendo.
-Escuchen todos, quiero que salgan de esta casa, no hagan preguntas, quiero que salgan, salgan todos, lleven sus pertenencias, carguen a sus hijos, ¡váyanse!-Gritó Aaron a todos los sirvientes, el intento regresar a la parte trasera donde se encontraba toda su familia.
Pero una escena completamente atroz lo detuvo, su familia....
Su padre estaba siendo amenazado por un rifle, este disparo... Ya no pudo ver más.
Su hermano alcanzo a huir, ya no lo vio más, de seguro lo abran capturado... Lo habrán matado, su querido hermano, su compañero, su amigo, había muerto.
Su madre... Su preciada madre, la mujer que más amaba, un hombre estaba poniendo sus sucias manos en ella, la tocaba como un desquiciado, maldito cerdo, la sangre de Aaron empezó a hervir, ¡QUÉ SE ALEJE DE ELLA! Su madre se resistía, llego un momento en el que el hombre saco un cuchillo y amenazo a su madre con el.
Aaron estaba estático. Como una estatua, no se podía mover, y solo por una razón, era un cobarde, él no se movía porque tenía miedo, miedo de que lo mataran, era un cobarde y de odiaba a sí mismo por ello, el podía salvar a su madre, más no lo hizo, vio como un cuchillo se clavaba en su costado, una y otra vez, estaba perdiendo sangre, el hombre se retiró de aquella escena dejando tirada sola a su madre.
Aaron se escondió, no quería que lo vieran.
«Cobarde» se repetía una y otra vez, cobarde, cobarde, ¡COBARDE!
Se escucho un disiparo, dos, un cuerpo caer, su padre había muerto verdaderamente.
Lagrimas de impotencia empezaron a caer sobre su rostros, mientras miraba como todo a su alrededor se rompía. Todas las personas que amaba, estaban muertas.
-¿Encontraron al otro hijo?-Preguntó un hombre con una voz bastante gruesa.
-No, señor, tal vez murió-Dijo otro, estos ni siquiera se habían dado cuenta de la presencia de Aaron detrás de los arbustos.
-Suficiente para mí, la familia Collins ah muerto, vamonos de aquí, empieza a apestar a muerto-Dijo soltando una carcajada, maldito, maldito hijo de puta.
Después de ya no escuchar más, Aaron decidió salir de su escondite, se escuchaban quejidos, y una persona que tosía, luchando por mantenerse en este mundo.
Aaron siguió el sonido y se encontró a su madre acostada en el suelo, ella estaba en sus últimas. El se acercó cuidadosamente a ella, se inclinó y la tomo de la cabeza para recostarla en su regazo.
-Madre, perdóname por favor, perdóname, soy un cobarde, perdóname... no los pude salvar, soy un maldito cobarde-Dijo soltando varias lagrimas, su madre no podía morir.
-Aaron, mi pequeño hijo. -Ella empezó a decir, pero parecía que con cada palabra que decía se le acababa más la vida, empezaba a a toser cada vez más- Hijo, tienes que salvarte, encuentra a tu hermano si es posible, te amo, eres grandioso, siempre fuiste tan buen hijo, estoy tan orgullosa del hombre en el que te has convertido, ten una buena vida Aarón, no fue tu culpa nada de lo qué pasó, eres tan valiente mi niño, te amo...-Ella empezó a toser más y más y finalmente, cerró sus ojos, tomando su último respiro. Aaron le cerró los ojos a su madre suavemente y gritó de impotencia, ¡ERA UN COBARDE! Su madre, su tesoro más preciado, había muerto, ella... Ya no estaba más.
El se limpió las lágrimas con brusquedad, si tan solo hubiera obedecido a su padre y hubiera dejado a los sirvientes ahí, su madre, su hermano y hasta su padre aún estarían con el.
Todo es su culpa.
El se paro y cargó con el el cuerpo de su madre, ella merecía un funeral.
Estaba caminando fuera de la casa, iba a mitad de camino al cementerio, iba tan perdido en sus pensamientos que no se inmutó cuando varios hombres estaban detrás de él.
-¡Aquí está! Señor, hemos encontrado al otro hijo de los Collins- Gritó uno de ellos.
-Disparen- Gritó el mismo hombre de la voz gruesa.
Aaron estaba realmente asustado, su mandíbula estaba realmente tensa, él sabía lo que seguía, y no podía hacer nada para evitarlo, de una u otra forma, lo matarían. Y lo que más lo frustraba era no poder hacer nada, quería matar a esos hijos de puta, arruinaron su vida, le quitaron su felicidad.
-Perdóname madre-Dijo Aaron soltando una pequeña lagrima.
Derrepente sintió una incrustación en su pierna, después otra en su pecho.
El cayo al piso, soltando a su madre, un suspiro, tanto dolor, veía todo distorsionado, escuchaba pasos y risas lejanas y derrepente dejó de respirar, y él ya no vio nada, ya no pensó nada, él había muerto.
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Unbreakable.
VampireSinopsis. Kelsey O'Connor no era más que una chica normal del instituto, ella deseaba más que nada tener un año exitoso, pero no contaba con la llegada del misterioso y encantador Aarón, quien llegó a confundir todo. ¿La vida de Kelsey cambió totalm...