Monólogos de una chica suicida...

18- El final del horror

Bueno, ¿por dónde podré empezar? Ha pasado ya tanto tiempo desde la última vez que escribí mis pensamientos, que ya no recuerdo quién soy realmente.
Han pasado muchas cosas estos últimos meses, que me han hecho madurar hasta el punto de decir:

"¿para qué voy a seguir socializando con personas cuando realmente no lo necesito?"
Lo sé, fue un pensamiento egoísta... Pero el dolor que llevo en mi corazón y la culpa que hay sobre mi cuerpo, logró superar todos los límites que, alguna vez, coloqué para no perder mi cordura. Me sentí tan mierda y basura este tiempo, que ni siquiera puedo decirles lo mucho que me desprecio. No puedo definir con palabras lo poca cosa que me siento... He lastimado a muchas personas, pero, lo hice con el pensamiento de poder ser una carga menos para ellos. Nunca imaginé que ellos iban a aparecer. Aún se siguen preocupando por mí, por esta basura... Ellos son buenos. Y no saben lo agradecida que me siento por haberlos conocido.
Creo que no seré breve en estas palabras, porque no se puede evitar: hay muchas cosas que no puedo decir a ciertas personas, que significaron, en mi vida, muchísimo. Por esas personas, llegué a cuestionarme si, verdaderamente, valía la pena seguir con la autolesion. Me sentía feliz al lado de ellas, pero no podía arriesgar su felicidad por la mía.
Me dijeron que los problemas de las personas que te rodean, al final, terminan influyendo en la vida de los demás. De una u otra forma, terminan afectando el destino de los que se ven incluidos... Yo no quería eso. Es decir, una persona que tiene los problemas que tengo y los pensamientos de base que tiene, no creo que quiera ver a los demás sufrir. Y menos por su culpa.

...Eso pasó en mi cabeza...

Sabía que no podía vivir sin ellas, pero también sabía que no podía permitir que ellas sufrieran por mis acciones. ¿Las extraño? Claro que sí, como dije, ellas fueron una parte muy importante en mi vida. Nadie va a poder compararse a ellas. Eran, son y serán, lo más especial y maravilloso que pude haber encontrado en mi vida.

Una de ellas, era mi mejor amiga, el ancla que me hacía permanecer en este mundo sin pensarlo. La que me salvó de un momento horrendo, de mi pesadilla. Me hizo poner los pies en la tierra, y quizo mostrarme el mundo de una forma más positiva. Lo que más valoré de ella, es que me hacía reír, apesar de que sufriera por sus propios problemas... Me siento aún basura por no haberla ayudado, por no haber podido rescatarla de las garras de los cortes.
Aún recuerdo cuando vi que ella se había vuelto a dañar, una imagen que me destruyó. Me quebró todos los muros de frialdad que había colocado con mis propias fuerzas... Los derrumbó como si fuera una simple tela. Me alejé de ella, para salvarla de mí misma, pero aún sigo velando por su bienestar. A pesar de todo, el sentimiento de amistad, el aprecio, y el amor por ella, jamás podré olvidar. Un Angel no se olvida tan fácil.

La otra persona, era mi hermana, realmente no nos unía ninguna relación sanguínea, pero así lo habíamos dicho: hermanas.
Ella vivía a kilómetros de donde me encontraba, para ser exactos, aproximadamente unos 6800. Eran casi 4 días de viaje, un viaje que me hubiese gustado haberlo hecho. No por el hecho de querer conocer el país o por el placer de viajar, sino, porque quería conocerla personalmente a ella. La quería abrazar y decirle que, apesar de todo lo que me pasaría, ella nunca se iba a alejar de mi corazón. La extraño demasiado, y creo que me duele más el hecho de que ya no voy a poder decirle algo, sin sentirme culpable. Me alegré mucho, cuando las cosas le empezaron a ir bien. Todo estaba pasando como ella lo había deseado, y yo estaba expectante de cada movimiento que hacía. Estaba feliz y orgullosa por ella... Y fue eso lo que me hizo alejar: no quería que mis problemas arruinaran su oportunidad de ser feliz. En el momento que vi una puerta medio abierta para poder alejarme de su vida... Simplemente me marché, silenciosa, pero con lágrimas en los ojos.

Y aquí me encuentro, a menos de 1 día de terminar el año. Un año de mierda, así lo define mi cabeza y los cortes que hay en mi muñeca. Se termina un horror, una pesadilla que duró 365 días y casi 150 días más.
Una tortura que no se va a acabar con totalidad, hasta que decida ponerle fin por mis propios medios... Pero aún tengo un poco de esperanza de salir de todo esto... Pero ya no sé por cuánto tiempo podré, realmente, sobrellevar está situación.
Cada vez es más la sangre que fluye por mis muñecas, cada vez son más los filos que tengo escondidos, cada vez son más las sonrisas falsas... El tiempo se me agota, y no podré alejarme totalmente de las personas que amo para no hacerles daño. No quiero que sufran, pero ya no soporto el dolor en mi corazón y mucho menos, el cansancio que está presente en mi cuerpo...

Una cosa tengo segura: no voy a permitir que ellos tomen malas decisiones que los lleven por mal camino. Ellos NO van a cometer las mismas idioteces que cometí. Serán mejores personas de lo que yo jamás fui. Quiero que ayuden a las personas que más lo necesitan; que lo den todo para salvar a alguien. Y que puedan, llegar a ser grandes personas, pero humildes de corazón. La humildad y la bondad de alguien, es el mejor regalo que puede tener una persona en esta vida. Espero que jamás la desaproveches, porque es algo muy valioso y que no se debe desperdiciar jamás.

Espero que terminen el año con lágrimas en sus ojos, pero no de tristeza, sino de orgullo. Un orgullo que no se comparará con otro. Lograron llegar hasta acá, eso ya es motivo de fiesta. Gracias por haber perdido su tiempo leyendo las palabras de una persona que no vale la pena, de todas formas, muchas gracias :)