31 de diciembre.

22 3 0
                                    

Han pasado ya algunos meses desde que le conté a Jake que estaba embarazada, 4 meses, para ser exacta.
Será una niña, y su nombre será: Beth.
Cuando mi "madre" se dio cuenta de mi embarazo, hizo hasta lo imposible para lastimarme. En una ocasión, me vino a buscar para decirme muchas cosas feas, y del estrés y enojo, tuve contracciones muy fuertes, casi pierdo a Beth, pero los doctores hicieron milagros.
Hoy se termina el año, me siento aliviada, la verdad. Necesito dejar atrás todas aquellas cosas que me atan al pasado, quiero empezar desde cero, y no dejar que nadie me robe la paz ahora que tendré una hermosa familia.
Jake y yo vivimos juntos ahora, seguimos estudiando en la universidad, él trabaja en el supermercado, y a mí me dieron trabajo en una librería, así que de esa manera podremos subsistir y mantener a nuestra pequeña.

Hoy es 31 de diciembre, así que Jake y yo iremos a cenar a uno de nuestros restaurantes favoritos, de hecho está por llegar.
Abre la puerta, y entra a alistarse mientras yo lo espero sentada en el sillón. Después de unos minutos se para frente a mí y me extiende la mano.
-¡Pero que chico tan apuesto!- digo entregándole mi mano.
-¡Pero que mujer tan bella!
Salimos y nos dirigimos al restaurante. Estando ahí, pedimos lo que vamos a comer, y hablamos por un largo rato.
Vemos pasar 4 ambulancias que van a una velocidad exagerada, y ambos nos miramos con duda.
Observamos un pequeño televisor que hay cerca de nosotros, y el reportero de las noticias anuncia sobre un suicido de una mujer. Pasan la foto de la mujer, e inmediatamente Jake y yo nos sorprendemos... La mujer es mi madre.
-¡Santo Dios!- dice Jake.
Ambos nos levantamos y corremos hacia el edificio de donde ella saltó, al llegar notamos una multitud, policías por doquier, y cintas que impiden el paso. Vemos su cuerpo tirado en el suelo, cubierto con una bolsa negra, y el asfalto lleno de sangre.
Honestamente no sé si sentirme feliz o triste, siento un pequeño alivio, ¿es eso normal?
-Debo buscar a mi padre- me dice Jake.
Me quedo ahí sola mirando como todo sucede. Se supone que si tu madre muere, lloras; pero en mi caso, yo siento algo diferente.
Al rato Jake llega con su padre devastado. Lo abrazo y él se rompe a llorar, Jake se digna en poner una mano sobre su espalda.
Después de unas horas estando con su padre, Jake y yo nos vamos a nuestra casa, nos mantuvimos en silencio todo el rato.
Al llegar al departamento, él por fin habla.
-¿Sabes? Me siento aliviado.
-¿Por qué lo dices?
-Porque esa mujer nos hacía la vida imposible, y ahora que no está, ya no hay nada que nos preocupe.
Lo abrazo y suspiro... Estamos libres de peligro.

El corazón de VerónicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora