Empezar de cero.

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Ha pasado ya un mes desde que Adaline me dejó sola en este mundo, cada día que pasa es una dosis extra de dolor. Me vine para la ciudad justo dos semanas después de la pérdida de Adaline, dejándo en aquel pequeño pueblo todos los malos recuerdos, pero también los buenos.
Debo aceptar que ha sido difícil mantenerme aquí, no tengo ayuda económica, vivo del dinero que empecé a ahorrar desde que tenía 10 años, pero sé que en algún momento se va a acabar y tendré que buscar otras alternativas.
Vivo en un diminuto departamento, donde tan solo tengo un cuarto, baño, y una cocina, pero es lo único que necesito para vivir.
Las clases comienzan dentro de dos semanas, por suerte Adaline había pagado el primer semestre antes de que muriera, luego tendré que buscar la manera de seguir pagando yo, por supuesto.
He pasado unas cuantas semanas aquí, y he aprovechado para conocer la ciudad, aún no interactúo con muchas personas, espero hacerlo en cuanto entre a la universidad.
Me traje a PinPin a vivir conmigo, creo que le agrada el lugar, aunque al igual que yo está un poco triste porque ya no nos acompaña Adaline.
Esta madrugada conocí a mi vecina, la del lado arriba, Gabriela. Quizá no la conocí de la manera ideal, ya que tenía una mega fiesta en su departamento, y le pedí que le bajara a su "música". Se encontraba algo ebria, aún así fue muy agradable y me invitó a pasar, pero no lo hice ya que necesitaba dormir. Creo que ella ha sido la única persona a la que le he hablado desde que llegue, además de a mí misma.
He tratado de distraerme buscando empleos online, pero no encuentro nada digno de mantenerme, o mantenernos a PinPin y a mí.

Esta tarde Gabriela vino a mi departamento para disculparse por lo que había pasado la última vez, y me invitó a su casa para pasar en rato y conocerla mejor, esta vez si acepté. Subimos juntas las escaleras y entramos a su depa, estaba limpio, lo cual me impresionó ya que me imaginé que después de la fiesta que dio ayer, eso iba a ser un basurero municipal.
Me senté en su sofá de cuero rojo mientras ella sacaba unas cervezas.
- ¿Quieres?- me pregunta
La verdad es que no estaba acostumbrada a beber cosas que contuvieran alcohol, pero por una vez que lo hiciera no iba a pasar nada.
-Claro.
Charlamos por horas, me contó muchas cosas de su vida en las cuales coincidiamos, su madre también la había abandonado. Yo le conté lo que había pasado con Adaline, y otras cosas que sinceramente no recuerdo, ya que pasé de una botella de cerveza a 5 más.
Recuerdo que luego llegaron dos chicos, no recuerdo sus rostros con claridad, uno de ellos se fue al cuarto con Gabriela, y el otro se quedó conmigo. Lo único que recuerdo es que empezó a tocarme los senos, luego bajó y siguió bajando.
Al día siguiente desperté acostada en el sofá desnuda, con 6 botellas de cerveza, y al menos 500 dólares enrollados en la mesa del frente. Me levanté asustada, pero me volví a acostar al sentir un fuerte dolor de cabeza y unas inmensas ganas de vomitar. Tomé fuerzas para levantarme, y me dirigí al cuarto de Gabriela tambaleándome.
-¡Gabriela!
-¿Hmmm?- responde dormida.
-Gabriela despiertate y explícame que pasó aquí- digo desesperada.
-¿Qué quieres que te explique si ya sabes bien que pasó?- responde levantándose de la cama y estirándose un poco.
-¿Acaso fui prostituta por una noche?- pregunto.
-De nada.
-¿Qué? ¿Crees que me siento orgullosa de eso? ¡Perdí mi virginidad esta noche! La perdí de la peor manera posible. Cuidé de mí misma por años solo por el hecho de que no quería tener sexo con el primer hombre que apareciera, sino con alguien que amara realmente. ¿Y me dices "de nada", como si me estuvieras haciendo un favor?
-Mira, virgen María, las personas que vivimos en este edificio, vivimos aquí porque es lo único que podemos pagar en la ciudad, porque no tenemos dinero, ¿ok? Te estoy ayudando. Dime, ¿en qué tipo de trabajo te ganas $500 en una noche? Piénsalo, Verónica, no lo tienes que hacer una vida entera, tan solo hasta que estés bien económicamente, luego puedes salirte del juego cuando quieras- dijo metiéndose al baño y cerrando la puerta en mi cara.

El corazón de VerónicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora