¿Cómo era que se le permitía a una niña viajar sola en medio de un enorme desierto?
Estaba agotada de caminar y entonces decidí sentarme en la arena rojiza; el sol continuaba brillando sobre mí, no se había movido ni un poco y yo empezaba a pensar que en realidad no me había movido mucho desde dónde había visto por última vez a Sehun.
Metí mi mano en mi bolsillo y saqué el grano de café y lo miré como si esperara que Sehun fuera a aparecer de pronto a mi lado, pero lo cierto era que sólo me sentí un poco mejor de tenerla conmigo... Sehun no aparecería aquí.
Mis ojos notaron cómo la arena se movía y me hacía cosquillas en los pies; parecía moverse hacia algún lugar y entonces me levanté; el sol se movió hacia el horizonte y me sorprendí mucho...
Volví a mirar las arena que se movía como en un embudo; la duna sobre la que estaba empezó a ceder con la fuerza de succión y me asusté.
Me di la vuelta y empecé a subir por la ligera montaña de arena rojiza que amenazaba con tragarme y eso no me parecía bueno, intenté correr, pero mis pies cedía bajo el rápido movimientos de la arena hacia abajo, me caí varias veces y sin poder hacer tracción con mis pies miré por encima de mi hombro el agujero enorme por el que la arena desaparecía.
Sehun me había dicho que todo iría bien y que nos volveríamos a ver; cerré mis ojos con fuerza y apreté el grano de café en mi mano antes de volver a meterla en mi bolsillo.
Era difícil luchar contra el paso de la arena; no podía sostenerme de nada y el agujero parecía ser la única salida de aquel desierto dónde el sol empezaba a quemar un poco.
Me caí de nuevo y esta vez no luché contra la corriente de arena; empecé a hiperventilar conforme mi cuerpo más se acercaba al agujero y me preguntaba a dónde iría a parar si caía por ahí.
Mis pies se hundieron primero y lentamente mis piernas desaparecieron en la arena hasta que todo mi cuerpo fue consumido. Tomé una última bocanada de aire antes de ser tragada, pero sólo duré unos pocos segundos enterrada en la arena, muy compacta... todo se desprendió y cuando abrí los ojos me encontré cayendo como en una cascada.
Iba en caída libre hasta que de pronto todo se detuvo a mi alrededor y me quedé suspendida en el aire mirando los granos de arena rojiza brillar contra la luz de una sol atardecido muy distinto al que había visto antes.
Moví mis manos frente a mi rostro como empujando los granos de arena suspendido y me sonreí al ver la maravilla de aquel sitio. Miré hacia abajo y vi la gran duna de arena que se extendía hasta dónde me alcanzaba la vista.
Empecé a descender con la arena de manera muy lenta, era mágico la forma en la que mi cabello desafiaba la gravedad como si yo de verdad cayera a una gran velocidad, pero todo iba realmente lento.
Fue como un sueño y me sentí ligera y tranquila; mis ojos fueron al sol que se ponía a la misma velocidad con la que yo caía y de pronto parecía todo muy rápido, pero no estaba segura... entonces mis pies tocaron la duna de la arena y me estabilicé aún sonriendo.
Miré la arena que continuaba cayendo a mi alrededor y me alejé de ahí tan rápido como pude, pero aún entonces mi cuerpo estaba ralentizado y era divertido ver mi sombra moverse lentamente con mis pasos.
Todo acabó en un momento cuando el tiempo regresó a su curso y terminé estrellándome contra el suelo.
–¡Ah! – me quejé y me miré las manos raspadas en la arena; de pronto había sombra tapándome de los últimos rayos del sol.
Miré hacia arriba y me topé con sólo un niño; no podía ser mayor que yo; sus ojos eran almendrados; parecía muy serio y tímido mientras me miraba.
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Call You Mine
Romance–No entiendo.– dije monótonamente mientras observaba los amables ojos color miel de mi abuelo; lo notaba más cansado y debilitado desde la última vez que nos habíamos visto. –Hay cosas más grandes que nosotros mismos, Mia. A veces no entendemos lo q...