8: Zhang Yixing (I Parte)

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–¿Quiere algo de beber, señorita Amelia? – preguntó Yifan-ssi más tarde cuando estábamos en la cabaña en medio del bosque y lejos de la mansión... completamente solos en medio de la nada con una tensión del demonio que casi me impedía respirar.

–No. – dije secamente mientras me concentraba en mirar el sendero a través de la ventana, me sentía como una prisionera y sólo podía rezar que en algún momento pudiera ver a Chanyeol o Tao pasar por aquí con toda la intención de salvarme.

–Bien. ¿Por qué no terminamos nuestra conversación previa? – dijo y lo observé sentarse en el sofá con semblante tranquilo; me gustaba mucho la cabaña... Era pequeña y acogedora con una pequeña chimenea en la que crepitaba el fuego.

Lo miré de nuevo y me prendí de sus ojos bicolor como si aguardara el momento en el que saltaría sobre mí para...bueno, esperaba que no para abrirme el pecho y arrancarme el corazón... Instintivamente me llevé una mano al pecho y apreté mi suéter en mi puño.

–Ha sido un largo día, señorita Amelia. Cuánto más rápido terminemos con esta conversación, más rápido podrá regresarse a la mansión y yo podré irme a cazar. – dijo haciendo énfasis en su deseo de irse y yo me aclaré la garganta algo nerviosa.

–No me casaré con nadie... lo dudo. – dije algo insegura porque si lo pensaba bien; era todo lo que había querido hace unos meses atrás cuando aún estaba muy enamorada de Pierre.

–Es alguien importante. No necesito leer su mente para saberlo. – dijo él de mala gana al tiempo que se levantaba y caminaba un poco por la estancia; procuré quedarme junto a la ventana sin mover un solo músculo.

–Sí, supongo que lo es. – admití sin realmente comprender lo que sentía; las palabras de Dante habían encendido una vieja llama que yo había creído extinta hasta ahora, tomé una bocanada de aire y volví a mirarlo... me congelé.

Parpadeé varias veces para asegurarme de que él de verdad me miraba de aquella manera tan abiertamente rencorosa, como si tuviera derecho de reclamarme la situación a mano y por un momento... sólo por un momento realmente sentí algo que me ligaba a Yifan-ssi de una manera casi mágica.

El silencio entre nosotros pareció extenderse y la gravedad que manaba de su ser casi me hacía querer acercármele para dejar que me rodeara con sus brazos y entonces finalmente dejar que me llamara suya.

–Aún así, Yifan-ssi... entiendo mi papel aquí. – dije con la voz algo temblorosa y sabiendo que no podía dejarme llevar por absurdos sentimientos en medio de una situación tan delicada como esta.

–¿Qué quiere decir, señorita Amelia? – preguntó cortés, pero muy curioso como para disimularlo.

–Que comprendo perfectamente que mi objetivo para con ustedes es hacerlos regresar a casa. – dije como si lo comprendiera de verdad, pero para mí era obvio que no podía hacer tal cosa si no me lo explicaban mejor.

–Señorita Amelia... si las cosas fueran tan sencillas entonces yo ya hubiera hecho uso de su abuelo tiempo atrás cuando lo conocimos. – dijo con voz áspera, como si realmente le molestara mis palabras.

–Pero... pensé que mi abuelo...– no sabía cómo proceder con esta nueva información.

–Está muy débil como para soportarlo, pero... pude haberme desesperado y haberlo intentado de todas formas. – añadió sin más y dando un par de pasos hacia mí. –Si las cosas fueran tan sencillas, entonces podría tomar a cada uno de sus primos y hacerlos útiles. – dijo con una ceja alta mientras me arrinconaba contra la ventana. –Y son bastantes, así que me atrevería a decir que puedo darme el lujo de cometer algunos errores. – yo tragué grueso al entender su sentido.

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