–¿Igual a Tao? – preguntó mi abuelo cuando estuvimos de regreso en la casa y finalmente les contaba lo ocurrido; yo asentí algo más nerviosa por la situación.
Dante hacía un buen rato que se había rendido y ya no preguntaba de qué hablábamos, debía intuir que eran cosas muy importantes y sobre las que no teníamos tiempo para traducirle... o esa impresión me dio.
Yifan-ssi había desaparecido con Tao y Suho casi tan pronto habíamos regresado; yo había llegado con una literal cara de loca; había sólo tanto que alguien como yo pudiera entender. Una cosa era que estos chicos estuvieran aquí, salidos de otro planeta con poderes sobrenaturales y demás, pero... ¿habían más?
–Sólo... digo lo que vi. – dije sintiéndome agotada de pronto.
–Bueno, tiene sentido. Les dije que el tipo que me atacó lucía muy similar a Xiumin-hyeong. – dijo Sehun a mi derecha y yo lo miré con los ojos como platos. –Bueno, ya da igual si te lo digo o no. Es obvio que algo más grande está pasando. – dijo tranquilo.
–¿Te atacaron? – pregunté sin poder creerlo; muy tontamente había creído que Sehun había sido víctima de la agresión de Yifan-ssi, pero no.
–¿Podemos asumir que hay uno más por cada uno de nosotros? – preguntó Baekhyun que continuaba mirándome desde el otro lado de la sala.
–¿Alguien que luce como yo también? – preguntó Chanyeol que estaba a su izquierda; tenía el rostro pálido. Baekhyun bufó como si aquello fuera divertido.
–Vamos a rezar porque no lo haya. Con uno hay más que suficiente. – murmuró y luego suspiró. –Bueno, supongo que lo primero es entender cómo es que ella pudo moverse con libertad durante ese momento en el que el otro Tao controlaba el tiempo. – dijo mirando a Lay que me miraba tranquilo.
–Es parte de las cosas con las que tenemos que lidiar ahora. – dijo bajando la mirada y haciendo que el silencio se espesara en la sala. –Nunca habíamos llegado tan lejos así que... de aquí en más todo es nuevo para nosotros también, señorita Amelia. – me explicó con delicadeza y yo tragué grueso.
–Sobre... ¿la maldición? – pregunté nerviosa y él asintió.
–No son cosas que podamos asumir, pero... quizás todo esto debía pasar. – dijo Luhan que se había mantenido callado la mayor parte del tiempo. –Tampoco hyeong debe entenderlo. Hay poderes como el mío, el de Tao, el de Kai y el de Lay que son surtidores de efecto, por decirlo de alguna manera. – explicó y Lay asintió.
–Podrás verlos en acción y de alguna forma podemos accionar en ti, pero... es posible que te vuelvas inmune a ellos. – añadió Lay con mirada preocupada. –Es lo que pasa con Yifan-hyeong de un tiempo para acá, no puedo curar sus heridas como solía hacerlo. Se ha vuelto complicado. – dijo y yo me levanté con los ojos como platos.
–¡¿Y aún así se fue a buscar a ese tipo?! – pregunté escandalizada. –¿Qué acaso no se da cuenta de lo peligroso que es eso? ¡Podría herirlo realmente mal y entonces no podrías curarlo! – grité mirando a Lay con miedo.
–Tienes la loca idea de que hyeong es un inútil, ¿no? – me preguntó Baekhyun con una mueca de disgusto por mi preocupación. –Se necesitarían al menos tres de esos tipos para alcanzarle un rasguño. – dijo y yo lo miré demasiado enojada como para no hablarle de vuelta.
–Pues no sabemos cuántos hayan ahora, pero bien podrían haber doce, ¿no? – le espeté con enojo y él rodó los ojos; Chanyeol me puso sus manos en los hombros y me alejó lentamente de su amigo.
–Tranquila, nuna. Todo va a estar bien. – dijo y mirar sus ojos cálidos me hizo calmar un poco, pero no lo suficiente.
Sentía como si ellos no terminaran de entender, pero la verdad era que tampoco yo podía aclarar mis pensamientos al respecto. Una cosa era desear a Yifan-ssi, temblar cuando lo veía aparecer y quedar a la espera de sus besos o sus caricias, cosas que ambos sabíamos que llegarían en un momento dado.

ESTÁS LEYENDO
Call You Mine
Romance–No entiendo.– dije monótonamente mientras observaba los amables ojos color miel de mi abuelo; lo notaba más cansado y debilitado desde la última vez que nos habíamos visto. –Hay cosas más grandes que nosotros mismos, Mia. A veces no entendemos lo q...