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-Buenos días. -dije abriendo los ojos lentamente. Él estaba apoyado en un codo.

-Muy buenos la verdad. -dijo bostezando, lo que me hizo cuestionarme si ha estado toda la noche despierto.

-¿Has estado despierto toda la noche? -le pregunté seria. Su sonrisa se hizo más grande.

-Sólo han parecido unas horas. Tu duermes como un tronco, y si te digo la verdad, me encantó que me abrazadas y te pegaras a mí. -dijo mirándome a los ojos como si lo dijera de verdad, seguro que le molesté y ahora dice esto para que no me preocupe. O igual está diciendo la verdad, dios mío, odio esto.

-Es que desprende calor por las noches, no sé por qué la gente lo hace. Sólo me aferraba a tu calor, no te vengas arriba. Es eso lo que he querido desde el principio, robarte tu calor y quedarme con él para siempre. -dije quitándole hierro al asunto. Él se acercó y chocó sus labios contra los míos. Cuando se separó sus ojos me buscaron.

-No necesitas mi calor, me tienes a mí. Quedate conmigo. -dijo volviendo a besarme.

-Me quedo contigo. -dije volviéndole a besar unos segundos después.

Daño colateral.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora