—No te vayas, por favor... —digo poniendo mi mano en su brazo, ella me mira y veo el destello en sus ojos, ella no quiere irse. No quiere.
—No puedo, yo... yo estoy empezando... Me tengo que ir. —dice sin mirarme.
—No, mírame y dílo. Díme que me quieres, lo haces, Dílo. —ella niega con la cabeza y yo me aparto de ella inmediatamente, no puedo. Me voy de ahí, porque pensaba que la única persona que me hacía sentir mejor cuando pensaba que nadie podía hacerlo me ha destrozado sin decir una sóla palabra.
Segundos más tarde oigo la puerta de la calle cerrarse y sé que esto se ha terminado, que estúpido, qué gilipollas he sido.
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Daño colateral.
RomanceTodo empezó con unas miradas, y aunque sólo sabía tu nombre y tú ni sabías el mío, terminamos en el mismo banco. El primer día que hablamos, no fue amor a primera vista, me enamoré de tí gradualmente, tu personalidad, tu voz, tu pelo, tus ojos...