No sé por qué pero las cosas habían cambiado. Sabía que él no se iba a ir. Y él sabía que yo tampoco lo haría. Y me gustaba.
-Oh, una vez leí que cuando te enamoras, no sientes agitación, ni te remueves, sólo sientes calma, porque has encontrado a tu alma gemela, y la búsqueda ha terminado. Me pareció muy bonito. -dije todavía echada en su cama, él estaba echado también y nos mirábamos, llevábamos horas hablando y tenía la sensación de poder contarle cualquiera cosa. Y me gustaba.
-Eso es bonito. -dijo sonriendo. Le sonreí de vuelta.
-Sería hermoso enamorarse de alguien y que esa persona te correspondiera. Sería realmente hermoso. -miré la ventana. Parecía temprano todavía.
-Alguien se enamorará de ti algún día.
-¿Quién se enamoraría de mí? Es estúpido.
-Dejame decirte muchas cosas, ¿vale? Primero, eres genial, un poco arisca y grosera a veces, pero genial al fin y al cabo, eres el tipo de persona que estaría con una persona y no le dejaría nunca, en las buenas y en las malas, sobretodo en las malas, apuesto a que no lo sabes, pero tú eres el tipo de persona en la que la gente se apoya, y mucha gente se apoya en tí, y aunque cargues con todo el peso de tus problemas y los de otras personas nunca te hundes del todo, eres como un titanic que sale a flote cada vez que se va al fondo del mar y es admirable. Eres admirable en todos los aspectos. Y segundo, si lo que te preocupa es tu aspecto, creeme, eres preciosa, eres delgada, tu estatura es genial, tu boca es muy besable creeme, tu nariz es adorable, tus ojos podrían tragar estrellas, galaxias y universos, ¿qué esperanza tengo? -su tono era desesperado y triste a la vez, su cara se volvió blanca y me di cuenta de que no quería decir eso. Me acerqué mirándole a los ojos y le besé lentamente, él me devolvió el beso como si fuera a ser el último.
-Ten todas las esperanzas que puedas. No quiero que me rompas él corazón, porque sé que recogeré cada pedacito y volveré a dartelos. Por favor.
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Daño colateral.
RomanceTodo empezó con unas miradas, y aunque sólo sabía tu nombre y tú ni sabías el mío, terminamos en el mismo banco. El primer día que hablamos, no fue amor a primera vista, me enamoré de tí gradualmente, tu personalidad, tu voz, tu pelo, tus ojos...