Capítulo 2

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*Alma*
Ya es Sábado por la mañana. Me levantó y el reloj marca las 12:25. Hoy me he aprovechado. Me dirijo hacia el baño y me desnudo. Me meto en la ducha y el agua golpea mi cuerpo desnudo.

Canturreo la canción mientras mi madre irrumpe en mi habitación.
-Mama eso de llamar, ya no se lleva, ¿no? -le digo con mi gran sentido del humor.
-Ja Ja -responde ella y suelta algo sobre la cama- oye si vas a dormir a casa de Valeria, ¿como que vas tan arreglada?
-Porque- piensa una escucha rápida Alma- vamos a cenar antes fuera.
Mi madre no parece muy convencida, pero parece que al final lo acepta y se marcha.
Me he ondulado mi melena rojiza y llevo puesto unos vaqueros negro con una pequeña raja en la rodilla, unas ortopédicas negras, y una camiseta negra básica con una camisa de cuadros rojizos y negros. Me he maquillado bastante. He terminado a tiempo, aun no lo puedo creer. Me quedan todavía treinta minutos, y me aseguro que no me falta nada.
Llaman a la puerta.
-Ya voy -le grito a la persona que este a través de la puerta y a mi madre también.
Abro y es Vanessa. Es una chica de estatura media y delgada. Su pelo es lacio y hoy lo lleva mas que de costumbre. Es castaña de ojos marrones.
-Pasa -le digo, al tiempo que le doy dos besos.
-Tía ¿me dejas ese pintalabios? -dice ella con entusiasmo, le sonrió y tiro de ella hasta mi habitación.
-Gracias- dice al tiempo que se pinta sus labios.
Suena mi teléfono y es Paula.
-¿Que quieres zorra? -digo cuando descuelgo.
-Que bajes a la avenida principal, ya estamos todos menos Vane y tu.
-Vanessa esta conmigo, ya vamos para alla.
Cuelgo y cojo mi bolso. Vane coge el suyo que le complementa muy bien con los tacones negros que lleva junto a sus vaqueros negros.

-Tía no me tendría que haber puesto estos zapatos -dice llevándose las manos a sus rodillas.
-Me ha puesto lo que quieras que antes de las doce los tienes quitado -le digo a Vane ella ríe y niega con la cabeza- ¿Porque no te echas un novio que tenga carnet ? -sugiero mientras seguimos caminando.
-¿Porque no te lo echas tu? -responde y empieza a reír.
-Vale, lo apuntare a mi lista de deseos para los quince -digo mientras las dos nos vamos a desmoronar de las risas que invaden nuestros cuerpos.

Diez minutos más tardes ya hemos llegado. Los vemos a todos de lejos. Reconozco a Paula por la voz tan bonita y peculiar que tiene.
Es bajita pero tiene un cuerpazo. Lleva un top bastante ceñido(a pesar de estar a mediados de enero) que deja ver su gran escote. Unos vaqueros blancos ceñidos y unos tacones burdeos preciosos.
También esta Samu que va tan casual como siempre, hay veces en las que adoro su estilo.
Y por supuesto hablando con Paula esta Mery. Es una chica baja y morena. Lleva unos vaqueros y una americana . Menos mal que va plana como yo.
Paula echa a correr al verme y yo la abrazo.
-Te quiamo -le digo, que es nuestra muestra de cariño.
-Te quiamo -responde ella y me da un beso.
Seguidamente me abraza Mery y después le doy dos besos a Samu.
-Ya estamos todos ! -grita Vane.
-¿Y los demás? -pregunta Mery extrañada.
-A los demás no los han dejado de "ir a mi casa" -repone Paula, y al final de la frase suelta una risa.
-¿Habeis pensado donde vamos a dormir? -pregunta Vane.
-¿Vamos a dormir? -le pregunto como contestación.
Todos reímos y emprendemos camino.

-Este barrio me da mala pinta -dice Paula.
-¿No te estarás rajando no? -preguntamos Samu y yo al unisono.
-Por supuesto que no.
-La verdad es que tiene mala pinta -añade Vane, y Mery y yo asentimos con la cabeza.
Llegamos a la puerta de donde se dará la fiesta. Fuera no hay nadie. Normal es un callejón oscuro. Espero que toda la gente este dentro o la abremos cagado, hablando mal y pronto.
-Mierda, hay seguratas -le digo a todos.
-Samu y yo no tenemos problema -dice Mery riendo y yo le saco el dedo corazón y le tiro un beso. En el fondo la quiero.
Llegamos justo a la puerta.
-Entrad vosotros primero- les digo.
La primera es Mery, le piden en carnet, pero no tiene problema ya que es mayor de 16. Joder nos van a pillar. La segunda es Vane que tiene 15, a ella ni le piden el carnet ni le preguntan la edad. La tercera en entrar es Paula. Ella es la mas pequeña, tiene 13 pero dentro de pocos meses seremos de la misma edad. El segurata la mira de arriba abajo.
-¿Que edad tienes? -pregunta este.
-Dieciséis -responde mientras pone morritos y se echa el pelo para atrás y así parecer mas mayor.
-Pasa.
-Tranquila -me susurra Samu, ya me toca.
Para mi sorpresa a mi el guarda no me pregunta lo mismo.
-¿Venis juntos? -Samu y yo nos miramos.
-Si -digo.
-Quitaos el abrigo -dice y yo casi abro la boca de la sorpresa- y apollaos en la pared.
-Que cojones...-digo mientras el tío pone sus sucias manos en mis piernas avanzando hasta mi culo- ni se te ocurra gilipollas -le digo y levanta la mano para no tocar mi trasero.
Hace lo propio con Samu.
-Daos la vuelta - dice el segurata y yo dejo caer sobre la pared, y suspiro.
Empieza a registrarnos por delante.
-Recogete el pelo y date la vuelta de nuevo -me indica el hombre y lo hago. Me recojo el pelo con mi mano, cuando en ese instante entran dos chicos. No me fijo apenas porque estoy vuelta de espalada. Pero el segurata los saluda y los deja pasar sin ningún tipo de problemas. Supongo que se conocerán.
-Ya hemos terminado -dice el tipo.
-Ya era hora, nos has tratado como unos delincuentes -protesta Samu, y que razón tiene.
-Edad.
-Dieciséis -contesta Samu.
-Pasa. ¿Y tu?
-Dieciséis -digo mirando hacia a un lado mientras suspiro.
Esto ha sido una mala idea pienso. No. No te rajes Alma. Todo lo que has pasado y ahora te vas a rajar. Ni de coña.
El tío me mira con sus sucios ojos las tetas.
-Pasa anda.
Ya era hora. Me abre la puerta del local. Dios mio esta esta a reventar de gente. Mierda ahora ni señal de Samu, Vanessa, Paula y Mery.
Voy avanzando entre la gente. Llegó al sitio de las mesas. Me apoyo en una pared y saco mi móvil.
A ver a quien llamo, ¿a Mery? No lo va a coger, Paula no se va a enterar. Samu o Vane posiblemente tampoco. Solo he echo entrar y ya me estoy agobiando. Aquí solo hay tíos de mas de dieciocho y la verdad me siento un poco intimidada.
De repente me doy cuenta de que un tío no me quita ojo...

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