Prólogo

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-Mi nombre es Alma y soy una chica bastante simple. Quiero a los que me valoran y valoro a los que me quieren. Mi vida no es que haya sido demasiado fácil. De hecho tener los padres que tengo no es demasiado fácil. Después está Abel, y el juega un papel importante en mi vida. Mi vida es bastante normal, tengo la vida que cualquier chica de 14 años puede tener. Salgo usualmente con mis amigos. ¿Amigos? Si es que se les puede llamar así. No. Tampoco he sido muy afortunada en eso. En el amor desde mi punto de vista tampoco. Aunque alguna gente opine lo contrario -leo lo que llevó escrito en voz alta, y enrollo el papel por décima vez y lo lanzo a la papelera.

No se que hago contándole mi puta vida al profesor de religión, ya que el ha sido el que nos ha pedido una redacción sobre nosotros y sobre nuestra vida. Hoy desde luego no estoy inspirada.
Recojo mi melena anaranjada medio ondulada en un moño alto. Con el labio superior sostengo el boli y jugueteo con el.

-Que coño es eso -digo abriendo un ojo por el estruendo.
Mierda me he quedado dormida. Bueno en realidad tampoco importa mucho ya que es Sábado y no tengo planes, eso si que es raro. Me apresuro a levantarme de la cama y me doy cuenta que es el timbre. Rápidamente me pongo unas mallas ajustadas negras y una sudadera gris.
Abro la puerta y me avanzó sobre el chico que esta tras ella.
-Samuel -grito abrazada a el.
No me puedo creer que haya venido.
-No me puedo creer que hayas venido sin avisarme-digo casi llorando.
Por fin me suelto de el y entramos a mi casa.
-Estoy sola así que ya sabes que estas como en tu casa.

Deseo ProhibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora