Capitulo 5

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*Paula*
Entramos a la chocolatería Constanza y cojemos una mesa.
-Chocolate y churros para cinco -grita Samu.
-No grites que me duele la cabeza y encima te tengo al lado -le replico.
-Alegría, alegría mañanera -vuelve a gritar
Entonces Alma le hace un gesto para que se calle y obedece.
-A veces pienso que te gusta Alma -le digo casi sin pensarlo.
-Normal que te duela la cabeza borracha - y remarca la ultima palabra.
Le saco morritos.
-No me cambies de tema -finjo una mirada de asco.
En ese momento nos traen los churros y el chocolate.
-A comer todo el mundo -dice Samu.
Y todos lo hacemos. A un lado lo tengo a el y al otro a Vane. En frente están Mery y Alma que cuchichean algo. Pero no alcanzo a oír.

-Son las ocho menos cuarto, me parece que ya va siendo hora de irse -dice Vane que no ha intervenido desde que nos sentamos.
-Sii por favor estoy muerta -grita Alma y pone cara de cansancio.
-Ahora Alma y yo nos volvemos a ir de fiesta -dice Mery de chacondeo, mientras Alma mira hacia atrás negando con la cabeza mientras ríe.
-Yo con la única que me voy ahora de fiesta es con mi almohada -le réplica.

Hablamos de temas triviales hasta que tenemos que llegar a la avenida en la que nos separamos.
Samu y Mery tienen que cojer una calle, Vane, Alma y yo otra.
-Adiós chicos -gritamos todos cuando nos tenemos que separar.
Ya me siento mucho mejor, me ha sentado bien comer.
-Estoy muerta con los pies -dice Vane.
-Normal, y lo que yo me alegro de haber cogido unos zapatos tan comodos - alardea Alma.
-Bueno chicas yo me tengo que ir por aqui -dice Vane señalando la calle de la izquierda.
-Sabemos donde vives - contesto yo riendo.

Llegamos al edificio de Alma.
-¿Tengo muy mala cara? -pregunta.
-Que va, tu siempre estas guapa -respondo y ella me abraza.
-Te quiero.
-Y yo.

*Alma*
Subo en ascensor. Hoy no tengo ganas de subir andando el cansacio me puede.
Llegó a la puerta de mi casa son las nueve menos cuarto. Abro y entro. Nadie a la vista. Me dirijo a mi habitación pero entonces llega el peor de mis miedos. Mi madre.
-¿Que madrugadora no? -pregunta.
-Claro, a quien madruga, Dios le ayuda -ya ha salido mi yo refranera.
-Quien te enseñaría ese refrán -dice moviendo la cabeza de un lado hacia otro.
-Bueno voy a estudiar -le miento, ya que voy a dormir.
-De eso nada - dice riendo- antes tienes que ayudarme a limpiar.
Que?!?!! No puede ser. Yo tengo que dormir. Yo necesito dormir. Voy a abrir la boca pero ella no me deja continuar.
-No hay peros que valgan.
-Vale mama -cedo.
Entro en mi cuarto a cambiarme de ropa. Me pongo unas mallas grises y una sudadera negra. Me recojo el pelo y salgo hasta el salón al encuentro con mi madre.

Es la una del medio día del domingo. Estoy cansada y mis amigos seguro que están dormidos.
-Mama ya he terminado -grito.
-Bueno pues ahora...-¿Mas cosas?- bueno mejor no hagas ya mas nada.
-Vale -le digo me acerco y le doy un beso.
Me tumbo en la cama y caigo en un sueño profundo al segundo.

Me acabo de despertar son las cinco y cuarenta de la tarde del domingo y no tengo pensado hacer nada. Me meto en la ducha y cuando salgo me arreglo. Como no tengo pensamiento de salir a ningún lado simplemente me seco el pelo y me pongo una capa de rímel. Llevo unos vaqueros negros combinados con un jersey rosa chicle.
-¿Porque no vas a la tienda de en frente a comprar huevos?
-Ya voy -le digo a mi madre- y eso que no tenia pensamiento de salir -digo en bajito.
-¿Que has dicho Alma?
-Nada nada, que no tiene rendimiento -digo soltando lo primero que se me pasa por la cabeza, y empiezo a reírme.

Nunca entenderé como esta tienda abre un domingo. Pienso nada mas entrar. Esta llena de gente. Normal.
Busco el segundo pasillo y no me puedo creer lo que veo.
-No puede ser -me digo a mi misma en voz bajita.
Me escuendo como puedo. ¿Quien lo iba a decir? Quien iba a decir que me lo iba a encontrar precisamente aquí.
Cambio de pasillo rápidamente. Me quedo embobada mirando fijamente un objeto luminoso que tiene un niño pequeño en su mano.
-Parece que le has gustado -me dice el chico que esta con el niño pequeño.
Es alto, de piel y pelo moreno, y parece ser fuerte.
Yo le sonrió.
-¿Como se llama? -digo agachandome para observar su carita redonda.
-¿Quien el o yo? -dice haciéndose el engreído.
Pongo los ojos en blancos y el se ríe.
-Rodrigo, y yo Alex, encantado -dice al tiempo que me da dos besos.
-Encantada yo Alma. Hola Rodrigo -digo poniendo voz de pito- ¿Es tu hermano?
-Claro, acaso me ves pinta de que sea mi hijo o algo -dice riendo.
-Claro que no, eres joven o eso parece.
-Diecisiete.
-Lo sabia- le digo- bueno lo había pensado.
-Bueno Rodrigo tenemos que irnos -dice dirigiéndose a su hermano-dile adiós a la chica guapa.
Entonces el niño hace un gesto con la mano y yo le correspondo. Me quedo embobada mirando la escena. Pero entonces, hay algo que me saca del embelesamiento.
-Ya ligas hasta en los supermercados -dice una voz masculina detrás de mi.
-Joder, no le vayas pegando esos sustos a la gente - digo llevándome la mano al corazón.
-Maria no pretendía asustarte -dice riendo.
-¿Maria? Maria de cuando -digo observando los productos del súper.
-Lo siento, Alma Alma. Maria es la otra.
Le echo una falsa mirada de asco, a lo que el responde.
-Es broma mujer.
-Que sino lo fuera tampoco pasa nada eh- digo bromenado- Abel.
-Dime -dice mientras empuja de la cesta que lleva, y se me escapa una carcajada.
-No nada, que yo si me acuerdo de tu nombre.
-Para no acordarse, con esta carita -dice en aires superiores.
-Eres tonto eh.
-Pues el tonto anoche fue tu salvador eh.
La verdad es que si. Me podrían haber violado y sólo de pensarlo me estremezco.
Llegamos ambos a la caja y pagamos lo que llevamos. Cuando salimos a la puerta de la tienda Abel me dice:
-¿Porque no te quedas un rato conmigo? -me insinúa.

Deseo ProhibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora