IX

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Los meses pasaron tan rápido, que ambos sintieron que en un simple parpadeo todo el tiempo se les había acabado.
No querían asimilar que tenían que despedirse, no querían desprenderse de los bellos momentos que tuvieron a lo largo de los años...

"No te voy a atar a ... ", le había dicho Arthur. "Si quieres terminar conmigo, adelante. No quiero que la distancia nos lastime...".

"No me importa. Lo que siento por ti no se destruirá... ni la distancia ni el tiempo podrá con nosotros. ", le había contestado Alfred, mientras por los parlantes del Aeropuerto se escuchaba un anuncio.

El vuelo a Nueva York estaba ya por salir.

"Te amo, Arthur... y te amaré por siempre", le murmuró mientras le besaba y acariciaba. Un segundo anuncio hizo que ambos se separaran a cuestas. El inglés lloraba, mientras el americano sonreía suavemente y le limpiaba las lágrimas.

"¿A caso no recuerdas lo que te dije hace meses atrás...?".

Arthur negó con la cabeza.

"Cada vez que mires el cielo estrellado, recuerda... y yo estamos unidos por las estrellas".

El 5 de Febrero fue el día en que la mano de Arthur soltó la de Alfred... y con el dolor de sus almas, sus corazones se separaron.

Arthur lo observó marcharse, con la garganta casi cerrada y sus ojos color esmeralda desbordándose por el llanto que no le había abandonado. Una mano cálida se posó sobre su hombro, haciéndole estremecer. Feliciano estaba allí, y le abrazaba suavemente.

"Vamos, debemos volver", les decía Ludwig, quien miraba su reloj con nerviosismo.

...

Las primeras semanas fueron las más desgarradoras. Arthur no sabía qué hacer; estaba aburrido, estaba desesperado, estaba solo... a pesar de que Alfred le llamaba por teléfono o se comunicaba con él por vía chat, no era lo mismo. No era igual que sentirlo cerca o escucharlo en persona. Además de la diferencia de horario; eran aproximadamente 5 horas y claramente, habían veces donde Arthur tenía que madrugar para hablarle a su amado y viceversa.

Se estaban esforzando para llevar bien todo, pero... las complicaciones empezaron a llegar cuando Arthur tuvo que enfocarse más en sus estudios; estaba optando por un intercambio y beca para irse a Estados Unidos. Había averiguado sobre las Universidades prestigiosas, se estaba preparando para los exámenes y debía estar al 100% para ello. Fue algo que a Alfred no le gustó; sentía que Arthur se estaba esforzando demasiado.

Para cuando Junio llegó, Arthur había subido sus calificaciones y era el mejor de la clase, con el promedio más alto del grado completo. Estaba a punto de graduarse del Bachillerato e incluso había recibido ofertas para ir a Cambridge y Oxford. No quiso aceptar de inmediato e incluso lo conversó con el americano.

-No tienes que venir aquí, cariño- Le decía mientras tenían en una de sus videollamadas semanales. -¡Cambridge es una Universidad genial! Anda... nos podremos ver en Vacaciones y todo eso...

-Pero seguiré igual de lejos...

- Artie... es una oportunidad maravillosa... ¡no la botes a la basura!

-Lo pensaré... en serio. ¡Pero ya no importa! ¿Cómo te va a ti? ¿Aceptaron tu solicitud en Yale?

-Eh... sobre eso quería hablar contigo...

-Oh, oh... eso suena como algo malo. -El inglés comenzaba a asustarse de una forma terrible. Le dolía el pecho.

-¡N-no es nada malo! Es sólo que... decidí no estudiar Ingeniería.

-¿Entonces...?

-Bueno... como sabes, mi abuelo era un suboficial en el Ejército y... me han ofrecido unirme. Así que...

-¿Aceptaste?

-Bueno...

-¿Lo hiciste o no?

-Sí... lo hice.

Un silencio se paseó entre ambos. Arthur observaba la pantalla de su laptop atentamente, mientras Alfred miraba hacia otro lado.

-Eso es... genial... -Murmuró el inglés.

Se sintió bastante decepcionado ante la decisión de su pareja; él siempre había querido estudiar Ingeniería, o cualquier cosa relacionada con números... ¿Por qué había cambiado de parecer tan repentinamente?

-Oh... debo irme, sweetheart. ¡Buenas noches! Te amo demasiado. - Alfred le lanzó un beso desde el otro lado de la pantalla y Arthur fingió atraparlo. Ambos se rieron de ello. - See ya'!

La videollamada se acabó.

Y los meses volvieron a transcurrir como socavón. El inglés ya estaba inscrito en Cambridge y el americano en el Ejército estadounidense; ambos estaban tan ocupados que apenas conversaban, aunque se dedicaban aunque fueran cinco minutos. Para ellos era suficiente el simplemente decirse que se amaban y ya.
Una de esas llamadas fue el 14 de Noviembre. Alfred fue muy breve; sólo dijo un esquivo "Te amo" y cortó. Eso hizo que el rubio se quedara confundido.

Arthur nunca... nunca se imaginó que aquella sería la última vez en que hablaría con Alfred...

Stars. [AU/ UsUk]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora