XXIII

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Luego de la interrogación, Arthur se sentía como si toda aquella presión que tenía sobre los hombros se hubiese marchado. Se sentía libre, tranquilo... Sus alas al fin habían sido liberadas. Lo mejor de todo era que sabía que al fin estaba a salvo, que ya nada ni nadie lograría vencerle. Lo había prometido... Por Él mismo, por su familia, por sus amigos, por la persona que más amaba en aquella vida algo corrompida.

Cuando salió de aquella sala, lo primero que pudo ver fue un largo pasillo con luces muy brillantes y por consiguiente, un par de policías de civil que pasaban a su lado con un café en la mano. Suspiró. Escuchó con suavidad que la puerta contigua a la sala donde él mismo estaba se abría y de ella salió Emily, mas no fue la única. Tras suyo hacía aparición Alfred, con una expresión muy liviana, sin duda alguna no era el único que se sentía mejor. Cuando sus miradas se cruzaron, una sonrisa se formó en sus rostros y fue más amplia cuando estuvieron frente a frente. Se miraron un largo rato, para luego darse un fuerte abrazo. Habían superado uno de los tantos obstáculos que se habían interpuesto ante ellos.

-Te dije que todo estaría bien... -Susurraba el americano contra el oído del mayor, para luego ir depositando suaves besos en la zona.

-Perdón... -Le respondió Arthur, en un hilo de voz. -Perdón por no haber querido hacer ésto antes...

-No importa, pues al fin lo has hecho... ¡Sólo necesitabas tiempo y lo entiendo! -Le volvía a decir, con más ánimo mientras le tomaba del rostro. - Me alegra tanto... ¿Ya te sientes en calma?

-Bueno... No del todo. No voy a estarlo hasta que lo encuentren... -Contestó el inglés, aunque con notable calma.

-Berwald es un policía excepcional... Lo encontrará en menos de lo que pensamos. Sólo espera...

Arthur suspiró. Él era una persona bastante paciente, pero dudaba que lo fuese en una situación como esa. ¿Cómo podría quedarse tranquilo si alguien que le hirió profundamente seguía libre? Y mucho menos si esa misma persona sabía tantas cosas de su vida personal, de su familia... Él tenía tanto miedo de que en un arrebato Francis acabara hiriendo a su familia.

"No lo permitiré", se dijo a sí mismo, y se prometió mantenerse firme.


(...)



Y efectivamente, en menos de dos semanas, el teléfono de Arthur comenzó a sonar mientras él dormía junto a Alfred. Eran eso de las 10:15 a.m, y el primero en notar que el móvil se encendía y hacía "ruido" fue el americano, quien tenía la suficiente confianza como para contestar.

-Buen día, Arthur... - Se escuchaba la voz seria de Berwald a través de aquel aparato. - Lamento haberte despertado, pero era de suma importancia el avisarte de los últimos acontecimientos.

-Buenas, Berwald... Soy Alfred, Arthur está durmiendo. Puedes contarme si quieres...

-Oh, Al, que bueno escucharte. Vale, seré bastante breve ya que quisiera hablarles sobre ésto en persona, pero... Ya han encontrado a Bonnefoy. Lo han capturado en el aeropuerto de Bedfordshire. Estaba a punto de abordar un avión con destino a París, y como ya habíamos dando aviso, fue muy fácil hallarlo.

-¡Esa es una excelente noticia! -Decía el rubio con una enorme sonrisa en los labios. ¡Al fin todo se había acabado! Justo cuando iba a seguir hablando, sintió el leve movimiento de Arthur a su lado. Seguramente estaba despertándose. - ¿Qué te parece si nos juntamos en la tarde? Así podremos conversarlo con más calma. Fue un gusto, hasta luego.

Luego de recibir un corto "Adiós", apretó el botón rojo para colgar. Y efectivamente, el inglés estaba mirándole con fijeza, mientras intentaba despejarse del sueño y "despabilar" un poco. El de lentes dejó el teléfono en la mesita de noche y sin pensarlo dos veces se abalanzó sobre Arthur, abrazándolo y llenándolo de muchos besos que hicieron que el inglés se removiera.

-¡Ya para, me haces cosquillas! -Decía el de ojos esmeralda mientras el contrario le daba una seguidilla de besos en el mentón.

-¡Es que estoy muy feliz, mi amor! -Se defendía el otro, separándose finalmente y haciendo un pequeño puchero. - ¿A caso no puedo besarte así en la mañana?

Arthur no se dio ni siquiera el tiempo de contestar o asimilar la pregunta, por lo que aún estirado en la cama, contraatacó con una nueva pregunta.

-¿Y por qué estás tan feliz?

-Berwald me acaba de llamar, y... Han atrapado a Francis.




N/a.

Corto, relajado, quizás relleno.
Algo para empezar de 0.

La verdad es que en serio me siento como primeriza en esto, lamento si no es lo que se esperaban, prometo que me esforzaré en el próximo capítulo.

¡Estoy feliz de haber vuelto!

-F.

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⏰ Última actualización: Feb 01, 2017 ⏰

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