Capítulo XI

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Narra Mandy.

- ¿Cómo qué quedarte en mi casa?.- Esto me tomaba claramente por sorpresa.
- Sí, sos mi única esperanza, vamos, además nos llevamos bien y no te molestaría.- Decía casi rogando.
- Esta bien, pero sólo un tiempo.- Dije ya rendida.
- Gracias, gracias, gracias, dentro de un rato voy para ahí.- Fue lo último que escuché decir antes de cortar la llamada.

¿Qué acababa de hacer? Invité a un casi desconocido a vivir en casa que además es una estrella famosa, esto estaba mal pero ya lo había hecho y no podía retractarme.

Después de dos horas tocaron el timbre, era Slash con un hombre rubio, ambos con dos maletas cada uno y por lo que se veía traían varias guitarras dentro del auto en el que habían llegado. Abrí la puerta rápidamente causando un pequeño susto en ellos.

- Bienvenidos a mi dulce morada, aunque a vos no te conozco.- Dije mirando al chico rubio, el me regaló una sonrisa, vaya, que linda sonrisa tiene.
- Jajaja, soy Steven, amigo de Slash.- Me agarró la mano y me la besó.- Tranquila, yo no me voy a quedar.- Pude ver como Slash lo fulminaba con la mirada.
- Bueno, ¿Dónde puedo dejar todo esto?.- Dijo finalmente mi maestro.
- El cuarto de huéspedes es arriba, segunda puerta, podes dejar todo ahí.
- Gracias Mandy, en serio.- Éste se me acercó y me abrazó, era la primera vez que él me abrazaba, era un abrazo cálido.
- Voy subiendo estás cosas.- Decía Steven entre risas.
- Los voy a ayudar.- Dije de repente.
- No, no hace falta, bastante con que me dejes vivir acá.
- No soy una nenita, vamos que los ayudo y luego comemos algo.- Dije mientras agarraba una maleta.
- Ok, ganas esta vez.- Decía en tono rendido el hombre de los rulos.

Luego de haber ordenado las cosas y pedir una pizzas, Steven dijo que debía irse a hacer unas cosas, así que se despidió y me quedé sola con Slash. Quería hacerle varias preguntas así que se me ocurrió hacerlo mediante un juego.

- ¿Y si jugamos un juego? Para conocernos mejor, si es que queres...- Me miro dudoso pero aceptó y yo me puse a explicar las cosas.- Cada uno tiene cinco preguntas y pueden ser sobre cualquier tema.
- Me parece bien, empeza vos.
- Bueno, ¿Cómo qué terminaste viviendo en mi casa?.- Noté que se puso nervioso.
- Fue por culpa de Steven, perdió las escrituras de mi casa apostando.- Hizo una media sonrisa y siguió hablando.- Me toca a mi ahora, ¿Tenés novio? No quiero que me vengan a pelear y tener que mostrar mi talento para la lucha.- Solté una gran carcajada y contesté.
- No, todos los que conozco son unos idiotas. Segunda pregunta, ¿Por qué dejaste la banda? Por lo poco que sé lo tenías todo.
- Puede que tengas razón, pero no podía seguir soportando a Axl, teníamos demasiadas diferencias, eramos como hermanos ¿Sabías?.- Hizo una pequeña sonrisa, como si recordara algo bueno.
- No era fan de la banda pero mi madre sí, así que sabía que eran unidos, es una lástima... Tu turno de preguntar.
- ¿Qué pensaste la primera vez que me viste?.
- Que eras una de esas estrellas que se creen lo mejor del mundo.
- Que sincera jaja.- Me encantaba su risa.
- Sólo digo la verdad, mi turno, ¿Qué hacías en ese callejón el día que te seguí?.- Todo el ambiente se torno tenso, yo solo lo miraba y él observaba el piso pensativo.
- Fui a visitar a Steven, el trabaja en un negocio que tiene la puerta en ese callejón.- No le estaba creyendo nada.
- Pero te vi peleando con un tipo alto y rubio.- Dije en forma de reclamo.
- Era Duff, un ex compañero de banda, quería que vuelva, le dije que no y todo se descontroló.- No le creía ni media parte de su discurso pero no se lo diría.
- Ok, ahora dime mi pregunta.- Dije de mala gana.
- ¿Por qué te va mal en música?.- ¿En serio se iba a gastar una pregunta en eso?.
- Siempre me fue mal, hay gente que sirve para eso y otras que no... Me toca, ¿Por qué siempre tenés el pelo tapandote los ojos?.- Solté una pequeña risa.
- Pánico escénico, además me gusta así, ahora tu pregunta.- Pensó un poco hasta que por fin habló.- ¿Me besarías?.
- ¿En serio tengo que responder eso?.- Dije algo exaltada.
- Dijiste que podía preguntar lo que quisiera.

Tenía razón, pero no sabía que responder, claro que lo besaría pero no creo que este bien.

- Yo...- Sonó el timbre, seguro era el chico de las pizzas.- Yo voy.- grité y él solo suspiro algo molesto.

Luego de comer en silencio y levantar las cosas de la mesa, él se me acercó y me agarró de la cintura quedando frente a frente.

- Me debes una respuesta, ¿Me besarías o no?.

El profesor HudsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora