Apocalipsis ( Baekyeol & Kaisoo)

VI

POV Baekhyun

Cuando se teme a alguien es porque a ese alguien le hemos concedido poder sobre nosotros. Tal vez conceder especial importancia a alguien que acabas de conocer sea una perdición, un laberinto sin salida porque... Quizás bajo la máscara de la temeridad que reflejan sus ojos se ocultan grandes temores. Y una persona que oculta un pasado... No puede tener un bonito presente.

El ensordecedor sonido de la puerta del viejo todoterreno cerrándose se sincronizo con una de las pulsaciones de mi corazón. Cerré los ojos del susto y cuando los abrí lentamente pude observar la espalda de mi amo, de Chanyeol. Era una espalda grande y lucía demasiado cómoda y humana para ser la de un asesino.

Suspire y solté mi cinturón de seguridad, me empecé a morder las uñas nervioso y ni tan siquiera habían pasado unos míseros minutos desde que mi amo me dejó ahí encerrado.

Era una situación incómoda, escuchaba mi propio corazón latir y el aire entrar por mis pulmones, incluso si me concentraba podía sentir la sangre correr por mis venas. Todo era demasiado espeluznante, todo lo que mi cuerpo rozaba adquiría una sensación más realista como si todo lo que palpara tuviera vida. Escuchaba sonidos alejados del coche, personas hablando a pesar de que no había nadie en las cercanías; pero había algo que me molestaba y eran los asquerosos olores de la ciudad. Olía a desagüe y a basura sumando que el todoterreno apestaba a sangre seca, sudor y pizza caducada.

—Vaya mierda. —murmure tapándome la nariz con las manos. Mire a las escaleras que bajaban hacia un sótano esperando y rezando para que Chanyeol no tardara en llegar. No soportaría estar encerrado más tiempo rodeado de estos olores.

De pronto escuche una pequeña masa de aire, me gire y una piedra se estrelló contra el cristal del culo del todoterreno de mi amo. Vi a cinco chicos caminando hacía mi dirección, pero tuve una sensación extraña el aire que empezaba a introducirse en el interior del vehículo olía diferente.

—Vaya, vaya, ¡mirar tenemos a un gatito encerrado! —un chico afroamericano asomo su cabeza por la ventanilla y me observó, después los cuatro jóvenes restantes se asomaron, estos lucían ingleses con ojos de diferentes tonalidades. Todos olían extraño, no olían como Chanyeol. Definitivamente eran personas extrañas.

— ¡Eh! —gruño un rubio, este estampo más su cara contra el cristal y empezó a olisquear como si fuera un animal —. Oler esto. Huele como un contaminado, es uno de los nuestros. —gritó, sus ojos se clavaron en mi cuerpo y yo no podía evitar incomodarme bajo aquellas miradas.

—Pero su olor está mezclado con algo... ¿Con sangre contaminada?—pregunto confuso un pelirrojo.

—Definitivamente es uno de los nuestros pero es un esclavo. — dijo el afroamericano observando el collar que estaba tirado sobre los asientos traseros.

— ¡Largaos de aquí! ¡Dejarme en paz!—grite con voz aguda, los cinco empezaron a reírse y entonces un olor a animal lleno mis fosas nasales, aleve la mirada y pude ver los ojos amarillentos de los cinco antes de que empezaran a balancear el coche.

Mi cabeza chocó contra el cristal del coche, asustado aun mientras mi cuerpo se balanceaba de un lugar a otro dentro de los asientos me lleve a mano a la nuca y mis dedos se impregnaron de un poco de sangre. Empecé a temblar sin apartar la mirada de las escaleras en las cuales había perdido de vista a mi amo.

'' No tardes, por favor. No tardes. '' Pensé entre gemidos.

—Su sangre huele muy dulce. —se relamió el rubio y a continuación todos empezaron a golpear las ventanillas con el puño cerrado hasta que consiguieron romper una. El pelirrojo introdujo su brazo y rodeo mi cuello como si fuera una serpiente. Empecé a patear sintiendo sus labios acariciando la herida de mi cabeza.