La sonrisa de la maldad iluminaba aquel escenario de títeres. Todos esos seres, me observaban con sus grandes ojos inhumanos, dientes afilados como bestias y prendas lujosas cubrían sus pieles podridas en la avaricia y desesperación.
Un hombre enma...
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El demonio tosió, inquieto (los demonios no respiran. Pero cualquier ser inteligente, respire o no, tose inquieto en algún momento de su vida. Y, por lo que veía el demonio, éste era uno más que adecuado). Él estaba agazapado en la esquina de aquella fría habitación de madera por suelo y blanco por paredes.
Lo llevaba viendo por horas. Puede que días. No estoy seguro.
El diablo siempre encogía sus piernas para que la luz que entraba por la ventana de día no le rozara su piel . El sol era su momento de vulnerabilidad. Yo estaba a salvo, sin embargo la cadena que me ataba a la cama me impedía moverme así que simplemente yo estiraba mis piernas dejando que la luz del sol acariciara mi piel y fijaba mis ojos en la figura del monstruo.
Por el día yo era el cazador.
Por la noche las cosas cambiaban.
El diablo era un ser nocturno, un devorador de estrellas. Él se alimentaba de los miedos, de las inseguridades y pesadumbre. Un carnívoro de luz. Si por el día su figura era casi imposible de reconocer, por cómo se ocultaba, a la noche era totalmente imposible. Yo escuchaba las cadenas que le tenían atado a la pared moverse. Mis ojos se abrían, mi corazón latía acelerado sabiendo que tarde o temprano ese ser rompería el hierro y por fin se alimentaría de mi cuerpo y alma.
Ahora era mi momento de encoger las piernas. El demonio las estiraba y sus ojos brillaban como los de un gato. Amarillos, grandes y escalofriantes. Siempre atento. Siempre sonriendo. Siempre esperando a que cerrara los ojos para a saber que maldad hacer conmigo.
''¿Por qué no te duermes?'' me preguntó una vez. Yo iluso siempre había creído que el demonio no podía hablar.
''Por que si dejo mis párpados caer, tu me matarás,''le señalé. El demonio se inclinó hacia un lado en la oscuridad y volvió a sonreír. ''¿Por qué no cierras tu los ojos por el día?''
''Por que si dejo que la noche llegue antes a mis ojos, tu me matarás,'' respondió el diablo. ''¿Por qué no hacemos un pacto?'' preguntó él. Yo trague grueso.
''Adelante,'' dije no muy seguro.
''¿Por qué no morimos de una vez?'' habló de la nada. ''Estoy cansado de esperar a algo que no va a llegar, sólo tu puedes acabar conmigo y solo yo puedo acabar contigo.''
Morir. Sonaba placentero en ese momento. ¿Cuanto tiempo llevaba luchando con el demonio? ¿Cuanto tiempo llevo deseando descansar? ¿Cuanto tiempo voy a tener que seguir encerrado en esta habitación? Yo también estoy cansado.
