Una noche

3

Somos la noche.

No volveré a beber. Lo juro.

Mi cabeza se parte en miles de pedazos. Odio el alcohol.

Aún con los ojos cerrados intento moverme de mi cama, pero algo me detiene.

Abro mis ojos, miro mis brazos que se encuentran rodeados de una soga. Esto no es mi cama, menos que estoy en mi habitación.

-¿Que rayos?- susurro. Luchó por soltarme.

-Ya era hora,muñeca-  dice una voz.

Dejó de luchar para desatarme. Levanto la cabeza para encontrarme con una escena que me deja congelada. Mis amigos, todos están en la misma situación que yo. Pero tienen una cinta adhesiva en sus bocas.

¿Esto es un secuestro? Mierda.

Los ojos de Skyler y Nora están rojos, estaban llorando.

Miró detenidamente la sala de estar. Tom y Steven están ubicados en el sofá. Mientras que yo estoy atada en una silla teniendo al frente a mis amigas también en unas sillas.

Dos personas salen de la cocina. Visten de negro y llevan pasamontañas pero a  juzgar por su cuerpo ancho puedo asegurar que ambos son hombres.

-¿Que quieren?- pregunté.

Esto no puede estar pasándose a mi. No.

-Queremos muchas cosas- dijo una voz atrás de mi.

Miro  sobre mi hombro.

Una tercera persona se acerca. Esta vestido igual que sus acompañantes . Completamente de negro.

Los tres se sacan la tela que cubre sus rostros.

-¿Quienes son?- mi voz me falló, realmente estoy muy asustada.

El hombre más alto, pero no tan joven, dijo:

-Somos la noche.- guardo silencio por unos segundos antes de volver hablar- tu peor pesadilla.

Realmente no se quienes son. Nunca los vi.

-Váyanse, están cometiendo un error.- volví a luchar con las sogas, pero tanto mis pies como mis manos están atadas.
Será imposible soltarme.

-¿Sabes,preciosa? me llamo Máx. Y estos dos guapos chicos de aquí son Sean e Ian, mis ayudantes.

Los mencionados no se movieron  de sus lugares. Aún manteniéndose en silencio.sus rostros inexpresivos.

-Díganme que quieren y marchaos- mi voz no ayudaba, el miedo domina esta sala.

-Bueno...- Máx les indicó a sus "ayudantes" que se sentarán. Los dos obedecieron, no se quien es Ian o Sean, pero tomaron asiento uno a cada lado de mis amigos dejándolos en medio.Máx continuo hablando, caminado frente a mi, como un profesor dando su clase:

- En esta casa hay algo que yo quiero- dijo frío.

Se arrodilló ante mi, quedando un poco más abajo.

-Y tu me lo daras.

-Aquí no hay nada para ti- de un segundo a otro mi cara si un giro. Mi mejilla comenzó arder, lágrimas comenzaron a formarse pero luche para que ninguna caiga. Jamás lloraba y no lo haré ahora.