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A veces me pregunto, por qué a las personas buenas le pasan cosas malas.
Algunos dicen que nadie es bueno, tal vez así es. ¿Pero si en verdad, esa persona X jamás hizo algo malo? No cometió ningún crimen, ni siquiera mintió en toda su vida.

¿Le tiene que pasar cosas feas?

Dicen que debemos ser buenos, que hay que ser fuertes para no caer en el "mal".
Es obvio, que no fuí  fuerte jamás. Nunca, en mis diecisiete años fui fuerte.

Es por eso que caí en el "mal".

Cometí errores, que no me enorgullece. Hice cosas malas, que no son bien vistas. Soy una persona. Los humanos hacemos estupideces. Obviamente, luego llega el  arrepentimiento.

Nadie es perfecto.

Pero jamás, jamás hice daño a alguien. No puedo decir que fui buena, sabiendo todo lo que hice. Así que tal vez, yo sí  merezco estar pasando toda esta pesadilla. Yo sí debo sufrir las consecuencias de mis actos. Como cualquier persona.
A esto se lo llama karma. Porque la vida es una maldita perra, que no le importa lastimar, verte llorar y sufrir es su pasatiempo favorito.

Tal vez todos los que estamos aquí nos lo merecemos.

Todos tenemos secretos oscuros, que no deben salir a la luz. Ni siquiera debemos recordarlos. Y nos enteraremos de ellos ahora.

—Steven, dime ¿qué pasó la noche de abril, hace dos años? — dijo Máx , aún en la misma posición, sentado en la silla.

Todos en la sala observamos como mi ex perdía todo color de su rostro.

Dios, por favor, esto no puede empeorar.

—Responde — ladró el jefe.
—No sé de que hablas — la voz que alguna vez me enamoró ya no está. Al igual que su rostro, cambió. Demostraba dolor e ira.

—No sabes...bien. Como quieras.

Máx en un rápido movimiento, que nadie vio  venir golpeó a Nora, en su mejilla.

Una...

Dos...

—¡Basta, por favor! — Tom y yo gritamos.

Tres veces...

—¡Dime que pasó, Steven! — volvió a gritar furioso.

Otro golpe más.

—¡Steven, dile! — grité con pánico. La matará, matara a Nora.

Detente.

Que esto pare.

—¡Está bien! — Máx se situó al frente de Steven; Sean e Ian observan todo en silencio, sentados en los sofás individuales a mi derecha.

Él chico del que estuve enamorada alguna vez comienza hablar:

—Esa noche fuimos a una fiesta, Sophie y yo...

Máx lo interrumpe:

—Bien, ¿dónde estaban los demás?

—En sus casa.— susurró Stev. Nuestros ojos se encontraron. En su cara sólo podía ver...culpa.

—¿Por qué no estaban con ustedes? Cuenta toda la historia, por favor.

—La fiesta era fuera de la ciudad, un amigo de Soph la organizó. Ella insistió en que fuera, porque no tenía a nadie que la acompañará. A medianoche todo se salió de control. Ella no paraba de beber y yo estaba ebrio.
Y...subimos a una habitación...

Dios, no.

— Dile a tu novia lo que pasó — dijo, Max divertido con la situación.

No hace falta que lo diga.

Una nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora