Epílogo

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Un año después...

Las ramas caídas  de los árboles crujen con cada paso que doy, cada vez más cerca de mi destino. El frío se adentra por todo mi cuerpo, no basta con la ropa que uso. El invierno apenas comienza y será frío este año.
Camino hasta detenerme en la última hilera, el viento que acompaña al frío, mueve mi cabello, mandando escalofríos de pies a cabeza.

-Hola, Soph- murmuré. Esto es algo raro, hablarle a una lápida, sabiendo que nadie te responderá.

Ha pasado un año del secuestro. Pero aún recuerdo cada palabra, cada secreto que dijieron todos.
Creí que todo lo relacionado con el tema  Sophie se merecía un cierre, yo lo necesito. Quisiera olvidar las mentiras, secretos, engaños, y con el tiempo lo haré. Y para empezar a olvidar, debía despedirme para siempre.

-No te culpo por lo que has hecho, por nada. Quiero pensar que no sólo fueron mentiras, que hubo una verdadera amistad entre las dos. Porque yo si te quise, más que una amiga, como una hermana.- dejé el ramo de rosas rojas al lado de la lápida.

Sophie Vega

1993-2010


Segundos después me marché, sintiéndome más tranquila y en paz conmigo misma, aprenderé a disfrutar de los regalos de la vida.

(#)

-¿Todo bien?- inquirió cuando subí al asiento del copiloto.

-Ahora, si - suspiré- Ahora puedo seguir delante, y no mirar  atrás.

Tom sonrío feliz, después de tanto tiempo dándole vueltas a el pasado él fue el que me convenció de pasar página.

-¿Te llevo a la universidad?- asentí distraída .

Hay días que no puedo evitar buscar respuestas que no tengo. Entonces, sólo imagino una respuesta que me satisface.
Nora y Tom aún están juntos y se casarán muy pronto. Ambos estudian abogacía, y son increíbles en ello.  Skyler está  estudiando en Francia, esta en busca de su título como psicologa. No he vuelto a saber de Steven, luego del juicio, que sentenció  a Sean y Máx a veinte años de cárcel por secuestro e intento de robo; no supe de él. Tambien perdoné sus errores, acepté que nadie es perfecto.

¿Ian?

La última vez que lo vi fue segundos antes de que la policía llegara, año atrás.
No mencioné la participación de un tercer hombre en el secuestro, nadie, menos Sean y Máx, se opusieron a mis palabras. Algo que me sorprendió. Y en cuento a mis amigos, ellos cuando se enteraron que Ian protegió a Sky, se dieron cuenta que él no era como sus "compañeros".

Me encantaría saber de él, algo raro ya que apenas sé  algo de él. Me pregunto dónde se encuentra, sí su hermana logró tener su operación. Entendí que todo lo que él hizo fue por una buena causa.

El fin justifica los medios.

Mis días de universitaria no son lo mejor, tengo muchos trabajos, odio despertar temprano, y mi bebida favorita ahora es el café. Decidí quedarme en la universidad local, algo que decepcionó un poco a mis padres pues ellos querían que ingresara a una de la gran liga.
Estudio para ser una gran Profesora de Letras, haré lo que me gusta y apasiona.

-¿Crees que podamos salir esta noche?- pregunto Sally, mi compañera de banco en Literatura.

-No creo, te aseguró que saldremos. Necesito un descanso urgente- guardé un par de hojas en medio de mi libro.

Estamos en la biblioteca terminando un trabajo, son más de las seis de la tarde, nuestros estómagos reclaman alimento y nuestros ojos un descanso.

-¡Bien, me largo!- anunció. Su cabello dorado se movió salvajemente cuando se puso de pie, la silla cayó al suelo con un fuerte ruido.

-¿Estás loca? No te irás a ningún lado, terminaremos esto y luego beberemos hasta el amanecer- la señalé con el dedo.

-Bien.

(#)

-¡No puedo creer que le lanzaras tú bebida!- espeté.

-Se lo merecía- acordó Sally- ¿Cree que con esos clichés podrá dormir conmigo?

Reimos divertidas, anoche cuando nos encontrábamos en un bar un tipo se  nos acercó y le dijo piropos a Sally, con la intención de que pasen la noche.

Tomé una bocanada de aire, llevamos veinte minutos desayunando frente a la cafetería del apartamento de mi amiga, tratando de que se nos pase la borrachera.

-Disculpe, yo no ordene esto - dije, la camarera dejó sobre la mesa una porción de lemon pie.

-Se la manda el joven de esa mesa- señala por detrás de mi. Obserbo por sobre mis hombros, pero no veo a nadie que conozca. - Parece que se ha ido.

La camarera vuelve a su trabajo.

-¿Quién te lo manda?- cuestinó pícara.

-Tiene una nota- anuncié.

Con las manos temblorosas la tomé, una sonrisa brotó en mi rostro.

Espero que seas feliz, yo lo soy. Tal vez algún día nos volvamos a ver

-Ian

Lo busqué y cuando lo vi, sonreí aún más grande si era posible, iba de la mano con una niña que no dejaba de hablar, su hermana.

Aprendí que no debo juzgar a las personas, conocerlas es un buen comienzo.
Al menos sé que él es feliz. Y yo lo soy, el pasado ha desaparecido. Y ansío que nos volvamos a ver.

Fin.

Una nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora