Capitulo 49 "Algo que jamás hubiera pensado."

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Nos vestimos y salimos del salón tomados de la mano, le pedí que me mostrara la casa e iniciamos con el recorrido por la enorme cocina que estaba a un lado del salón, después seguía el comedor, la sala, bajamos unas escaleras y llegamos a la piscina que era iluminada por la luz de la luna llena que brillaba en lo alto del cielo.

- ¿Qué te parecería nadar un poco? - sugirió abrazándome.

- Suena bien, pero tendríamos que subir a ponernos el traje de baño.

- ¿Y quién dijo que forzosamente se necesita traje de baño para nadar? - exclamó sonriéndome con esa típica osadía en su rostro.

- No, no, no, eso no lo haré.

- Anda, será divertido.

- Julián, además de tu familia, y quien sabe cuántas personas trabajando.

- Pero no tienen porque venir aquí, además supongo que ya se irán a dormir.

- Eso es lo que tú y yo deberíamos de hacer también.

- Pero, después de nadar, anda corazón, sólo un ratito, te aseguro que nadie se enterará, seguro que todos deben estar haciendo lo mismo que tú y yo.

- ¡Julián!, ¿no tienes respeto por tu familia?

- Claro que lo tengo, pero eso no me impide ver la realidad, Ori, ¿de dónde crees que salimos mis hermanos y yo?, ¿por qué crees que Mariel está embarazada?

- No pongas esas imágenes en mi cabeza, por favor.

- No te asustes corazón, desde niño me enseñaron a ver el sexo de lo más natural, tal cual es, una función del cuerpo y no tiene nada de malo hacerlo, al contrario, así que vamos a la piscina.

- Pero, ¿cómo vamos a atravesar la casa todos mojados para llegar a la habitación?

- No te preocupes por eso, ¿ves este mueble? - dijo y se paró frente a uno pequeño que no había visto - aquí se guardan las toallas - explicó en tanto abría la puertita y sacaba dos - ¿lo ves?, asunto arreglado.

- Que loco estás - exclamé sonriendo y moviendo la cabeza.

- Ya sabes bien la razón de mi locura - respondió y se quitó toda la ropa - ¿te ayudo?

- No, gracias, yo puedo sola - dije y me despojé también de toda mi ropa.

Julián se tiró de cabeza casi perfecto mientras que yo caminé a la escalera para bajar, sintiendo como el viento acariciaba mi cuerpo y erizaba mi piel. Cuando entré a la piscina Julián me recibió, el agua estaba un poco fría y me sugirió que diéramos algunas vueltas para acostumbrarnos a la temperatura. Acepté, pero le dije que no era muy buena nadadora y me respondió que no era una competencia, así que nos sumergimos y nadamos hasta el otro extremo y de regreso. Julián llegó primero y me esperó, me echó agua al llegar y yo le devolví la maniobra, estuvimos jugando un rato hasta que me di por vencida y volvimos a nadar al otro lado y otra vez de regreso.

En esta ocasión, Julián me tendió sus brazos, le tomé las manos y me acerqué a él, puso mis manos alrededor de su cuello y bajó las de él a mi espalda, nos fundimos en un apasionado beso por varios minutos hasta que él lo rompió para deslizar sus labios a mi cuello en tanto acariciaba uno de mis senos por debajo del agua, lo cual producía una reacción más excitante así que deslicé mi mano por su torso hasta llegar a su sexo que empecé a acariciar y sentí como respondía en mi mano.

Volvimos a besarnos y después él me recargó en la esquina de la piscina, con una mano me sostuve del barandal de la escalera y lo rodeé con mis piernas por su cintura y él entro en mí al igual que un poco de agua que hizo más placentera la sensación. Puso una de sus manos también en el barandal y comenzó a moverse exquisitamente mientras me miraba con esa sonrisa retorcida que adoraba.

Grande Tentación - OrianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora