Capitulo 23 "Una invitación inimaginable"

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- Debemos regresar al desfile - dije en voz baja.

- ¿Siempre eres así de responsable? - replicó en tono serio.

- Incluso más.

- Escapémonos, te aseguro que nadie se dará cuenta.

- Ni pensarlo, es la gran noche de tu hermana.

- Podrá perdonarme.

- ¿Siempre eres así de terco?

- Incluso más.

- En serio debemos regresar, para mi es trabajo y mi jefe está aquí - insistí poniendo mis manos en su pecho obligándolo a separarse, aunque sentí un hueco enorme cuando finalmente salió de mí.

- Está bien, tú ganas esta vez - dijo entregándome mi ropa interior.

Nos arreglamos las ropas en silencio y le dije que yo saldría primero, no estuvo muy de acuerdo, pero aceptó, no entendía porque era tan descarado. Abrí la puerta y me asomé sigilosamente, me dispuse a salir de ahí y Julián me dio una cariñosa nalgada que me hizo sonrojar, no quise voltear a verlo porque seguro aceptaría escaparme con él y tenía que recordar que estaba en horas de trabajo. Me fui directo al baño a retocarme el maquillaje y ponerme perfume, una amplia sonrisa había en mis labios, él había dicho mi nombre y yo el suyo, no más reglas y eso me entusiasmo sobre manera, aunque en realidad no sabía que pasaría de ahora en adelante.

Llegué al salón y ocupé mi lugar, pocos minutos después llegó Julián muy sonriente y se sentó al lado de Bruna, ella se recargó en su hombro, eso no me agradó mucho, esos dos tenían algo, era demasiada la confianza que se tenían y el acercamiento, además llegó con ella a un evento familiar, uno no lleva a cualquier persona a convivir con la familia, ahí entendí que no debía emocionarme más de la cuenta y si seguíamos teniendo algo él y yo, sería oculto, sin que nadie lo supiera.

El desfile terminó y Yolanda nos agradeció a Rocío y a mí, nos pusimos de pie y todos nos brindaron un fuerte aplauso, Julián hasta se puso de pie muy entusiasmado. Agustín estaba sumamente orgulloso aplaudiendo también. Empezó la fiesta y todo mundo se dirigió a la mesa de los bocadillos.

- ¿Dónde estabas Oriana? - preguntó inquisidoramente Rocío

- Fui a ver a las modelos.

- Que raro, yo fui allá y no te vi.

- Es que también fui al baño.

- Ah, bueno - respondió no muy convencida.

Moví la cabeza negativamente cuando la vi ir a saludar a un chico que la miraba, yo me acerqué a la mesa y busqué algún bocadillo que no estuviera mezclado, pero como no encontré ninguno tomé un pedazo de queso y le di una pequeña mordida.

- Uf, no hagas eso en mi presencia... me trae muy gratos recuerdos - dijo Julian detrás de mí y casi me atraganto, tomé una copa y bebí.

- Quieres provocarme un infarto, ¿verdad? - exclamé volteándome para encararlo.

- Tú también a mí, no tienes idea de lo sensual que te ves comiendo.

- Estás loco - dije mirando hacia el techo.

- Puede ser, pero, ¿a poco no te fascina? - exclamó guiñándome un ojo.

- Pero, ¿ustedes se conocen? - dijo de pronto Yolanda parándose frente a nosotros y no supe que decirle, entré en pánico al pensar que hubiera escuchado el comentario de Julián, pero pensé que no tendría esa sonrisa en el rostro.

- Sí, estuvimos juntos un semestre en la universidad - respondió él muy seguro.

- Yo siempre he dicho que el mundo es un pañuelo, jamás me imaginé que fueras amiga de Julián, no te ofendas hermanito, pero tienes unas amistades - dijo dándole palmaditas en el hombro - no lo digo por Bruna, ella es aparte, pero te he conocido cada "amiguita" - agregó mirando hacia arriba.

- Bueno, en realidad no somos amigos, no nos habíamos visto desde ese entonces - dije siguiéndole el juego.

- Pero las amistades se pueden retomar, ¿verdad hermanita? - Dijo abrazándola cariñosamente - además aquí entre nos, si no fuera porque le ayude en matemáticas ella aún no se graduaría.

- ¿No me digas que ella era la que te regalaba esos deliciosos chocolates?

- La misma - respondió muy seguro dándome una mirada de complicidad.

- Sí, es que mi mamá trabajaba ahí y siempre llevaba, pero como a mí no me gustan, prefería dárselos a él en pago a sus clases, en lugar de...

- Te dije desde un principio que jamás aceptaba dinero de las mujeres, ni siquiera pensaba cobrarte, tú insistías en regalármelos - interrumpió mirándome seriamente.

- Ay sí Julián, como si desconociera la forma en que te cobrabas, fui a la misma preparatoria que tú, ¿recuerdas?, creo que aún sigue ahí tu fama, por eso ella me caía bien, porque nunca sucumbió ante tus encantos.

- Más bien dirás que te encantaban los chocolates.

- También, pero eso es aparte, definitivo, Oriana, tienes que ir a mi boda, no voy a permitir que este hermano mío vaya con nadie más que no seas tú.

Yo me quede paralizada y abrí los ojos como platos, no podía expresar palabra alguna, una cosa era seguirle el juego de que nos conocíamos desde antes, con tal de ocultar la verdad que su familia ignoraba y otra muy diferente era llevar la farsa hasta esos extremos, yo no podía ir a esa boda y no creía que él tampoco lo quisiera, lo más probable es que ya hubiera invitado a alguien para acompañarlo.

- Genial idea hermanita, como me tienes sentenciado, no he invitado a nadie.

- Es que es la boda de tu única hermana y no quiero un escándalo como en la de Pablo - puso su mano en mi brazo - no sabes Oriana la vergüenza que nos hizo pasar la tipa con la que fue a la boda de mi hermano mayor, se puso a bailar cual bailarina exótica a mitad de la fiesta y a quitarse la ropa, obvio los hombres estaban encantados, pero los papás de Mariel, o sea, mi cuñada, casi piden la anulación del matrimonio ahí mismo, mi papá tuvo que hablar con ellos y tranquilizarlos, claro, después de que sacaron a la susodicha, que por cierto, estaba pasadita de copas.

- Que exagerada eres Yolanda, no fue para tanto.

- ¿Ah, no?, ¿quieres que ahorita vaya por Pablo y Mariel para que se lo confirmen?

- No es necesario hermanita, ese no es el punto.

- Así que comprenderás Oriana, que obvio no voy a dejar que vaya a la mía con cualquiera, es mucho mejor que asista con una vieja amiga, además tú eres una chica linda, responsable y muy decente.

Yo seguía sin poder hablar, si Yolanda supiera cómo había conocido en realidad a su hermano y lo que acabábamos de hacer hace un par de horas, no me tendría en tan buen concepto y mucho menos me invitaría a su boda, quizá debía decirle la verdad para que se le quitara esa idea de la cabeza. Y lo peor es que Julián me miraba divertido y con una sonrisa triunfante, en definitiva ese hombre disfrutaba con mi sufrimiento, yo le di otro sorbo a mi copa antes de hablar.

23.02.16

Grande Tentación - OrianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora