Capitulo 31 "Las Vegas"

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Bruna propuso ir a algún hotel de Las Vegas a jugar un poco y de paso ver algún espectáculo, así que regresamos a la casa y Julián sacó del garaje un Audi que había rentado. Gastón y yo nos subimos en la parte de atrás y Bruna encendió el radio después de subir. Gastón me abrazó y noté la mirada seria de Julián a través del espejo retrovisor, pero me volteé y recargué mi cabeza en el hombro de Gastón, no sé porque Julián ponía esas miradas cuando él jugaba con Bruna en los altos.

Llegamos a un hermoso hotel y entramos al casino, ellos se fueron a una mesa de póker y Bruna y yo a unas máquinas de esas que si te sale tres veces la misma figura ganas, pero con mi suerte lo único que logré fue perder cien dólares, en cambio ella ganó 250. Después Gastón me abrazó emocionado, me cargó y me dio vueltas porque ganó dos mil, cuando me dejó en el piso Julián nos miro con el ceño fruncido, pero yo lo ignore y tomé a mi novio de la mano.

Comimos en el restaurante del hotel y ahora opté por sentarme frente a Bruna, lo cual provocó que Julián se riera divertido, nuevamente. Al terminar, compramos los boletos para un espectáculo musical y mientras esperábamos recorrimos las tiendas de suvenir y me sorprendió que Gastón comprara un oso de peluche que en la polera decía I love Las Vegas, me dijo que era para la sobrina de Pedro que iba a cumplir años próximamente, no recordaba que él tuviera una sobrina y Gaston me explicó que era hija de un primo que acababa de mudarse a Nueva Jersey y que también trabajaba en la casa de bolsa.

Regresamos a la casa pasadas las once de la noche. Gastón se puso de inmediato la pijama y se metió a la cama, yo decidí darme una ducha, me sentía muy cansada y esperaba que él se durmiera para evitar que se pusiera "romántico", no lo hacía por Julián, sino por mí, aunque estuviera engañando a mi novio, tampoco era una cualquiera que se iba a revolcar con los dos en la misma casa.

Entré al baño, me desmaquillé y me lavé los dientes, todo muy lentamente para hacer tiempo. Aún con la bata de baño puesta abrí la llave de la regadera, volteé para quitármela y colgarla y me topé con Julián que alcanzó a taparme la boca para que no gritara. Se llevó el dedo índice de su otra mano a la boca, indicándome que guardara silencio, yo asentí con la cabeza y me soltó.

– ¿Cómo rayos entraste? – pregunté en un susurro mientras me preguntaba dónde estaría ahora Gastón que Julián pudo escabullirse al baño sin problema alguno.

– Vaya que eres distraída, este baño conecta con las dos recámaras – respondió y me mostró la puerta que yo no había distinguido – cuando escuché el agua correr me asomé para ver si eras tú y que suerte tuve – agregó soltándome la tira de la bata que se abrió dejando al descubierto parte de mi cuerpo desnudo.

– Ahora sí enloqueciste por completo, Gastón está en la habitación de al lado.

– ¿Y a poco no lo hace más excitante? – susurró mirándome con pasión.  

Yo me quedé paralizada, él se acercó y me quitó la bata, me recargó en la pared y mi cuerpo se arqueó ante el frío del azulejo, la adrenalina comenzó a recorrer mi cuerpo mientras él pegaba el suyo al mío y sentí su erección. Me lamió el cuello, luego subió a mi mandíbula y después a mis labios mientras se pegaba más y más a mí. Lo abracé por la espalda, quise besarlo, pero echó la cabeza un poco hacia atrás sonriendo y sólo pude lamerle los labios, así que eso seguí haciendo, primero, el inferior de un lado a otro y luego el de arriba. Sus manos estaban masajeando mis nalgas, yo bajé su bóxer y acaricié su masculinidad, él correspondió de la misma manera acariciando mi parte más íntima con dos dedos, nos besamos desesperadamente y luego sustituyó sus dedos por su miembro, pero sin introducirlo, sólo me frotaba suavemente.

Se separó para ponerse el condón que tomó del lavabo, me hizo darme la vuelta, tomó mis manos y las puso a los lados del lavabo. Yo lo sujete con fuerza, se colocó detrás de mí y se introdujo en mí, me mordí el labio para no gritar y él comenzó a moverse sujetándome de las caderas, yo trataba de reprimir los gemidos, a pesar de que se escuchaba el agua cayendo. Él salía y entraba de mí sin cesar, puso dos dedos en mi boca que igual salían y entraban de ella y su otra mano subía y bajaba por mi muslo, apreté los ojos cuando sentí que él explotaba en mi interior desencadenando que yo lo alcanzara segundos después.

– Estuve esperando todo el día por esto – susurró en mi oído – me trastornas Oriana, cada día ansío más estar contigo – agregó y me volteó la cara para besarme.

Cuando desperté, a la mañana siguiente, Gastón no estaba en la cama, supuse que se había ido a correr de nuevo, miré el reloj y casi eran las diez de la mañana, así que me levanté. Después de lavarme los dientes, me ganó la curiosidad y me asomé a la habitación de Julián, pero no estaba, entonces bajé a la cocina. Estaba por abrir la puerta y escuché murmullos.

– Yo también te extraño mucho princesa, te prometo que lo primero que haré mañana cuando regrese será ir a verte – dijo la ya familiar voz masculina y se me hizo un nudo en la garganta.

Grande Tentación - OrianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora