Regalos de navidad.

220 17 11
                                    

Contra todo pronóstico, Lawliet recuperó la consciencia; supongo que deseaba demasiado contar la verdad sobre su tormentosa vida. Gracias a sus declaraciones logramos reconstruir la historia:

Después de la supuesta muerte de Rei, Lawrence se comunicó con el orfanatorio Pont Blanc, y así pudo saber que su ex novia había hecho preparativos para dejar a su hijo allí. Luego de apoderarse del niño, lo llevó a Winchester, donde lo mantuvo oculto en una bodega que su aliado Liam Mc Carthy utilizaba para guardar los componentes químicos de las bombas que creaba para el IRA. Para ese entonces, sus problemas de alcoholismo casi lo llevaron a perder su puesto, pero su amigo Albert Collingwood se encargó de encubrirlo y patrocinarle un tratamiento. Poco después de que L escapó, descubrió que su amada había llegado al distrito con la nueva identidad de Elizabeth Rose Melbourne, y albergó la esperanza de reconquistarla, para lo cual mandó a su cómplice a solicitarle trabajo bajo el seudónimo de Robert Gibbs. La pianista aceptó de inmediato, dada la belleza física del muchacho, y así Lawliet pudo enterarse de que la dama tenía la protección de Thomas Melbourne porque lo amenazaba con revelar sus fraudes al mundo. Como Rei acosaba a su guardaespaldas, éste y Lawliet planearon una serie de atentados para castigarla. Atacaron la fábrica y la biblioteca, y después su objetivo iba a ser el auto de miss Melbourne, pero en su lugar destruyeron el de Mr. Wammy. Luego de eso, Mc Carthy tuvo que volver a su ciudad natal, y Lawliet se vio obligado a conseguir sus propios explosivos. Siempre atacaba en miércoles porque ese era su día libre. Cayó redondo en la trampa del centro cultural, pero huyó con tanta suerte que hasta se dio el lujo de devolver él mismo el Gol blanco. La bomba que le quitaron la tenía destinada a la residencia Melbourne, pues se sentía furioso por la relación que su amada llevaba con Mr. Wammy, y pretendía asustarla lo suficiente para que se fuera del país. Al ser golpeado reconoció a Marshall, pero responsabilizó a su ex novia, porque quería que de algún modo fuera investigada y desenmascarada. Cuando recibió las flores en el hospital, estuvo a punto de abrir el sobre, que decía "Con cariño para Law Law", pero prefirió huir. Al comprender que su amada lo detestaba a un nivel fatal se deprimió mucho, y se puso a construir un artefacto para morir junto a Eric Clapton, cuyas canciones maldecía porque le recordaban la dicha perdida.

Por más que se le interrogó sobre el atentado de Wammy's House, jamás aceptó la autoría. Después de leer el testimonio de Yukiko, Quillsh concluyó que ese incidente y el de Ted White habían sido orquestados por Elizabeth, quien seguramente vio nuestro anuncio cuando estuvo en Osaka y reconoció a L en el programa de Nell. Como no quería que el niño la delatara, intentó que fuera reubicado junto a los otros huérfanos, pero luego decidió deshacerse de él específicamente. Pensamos que quiso involucrar a Lawliet en el delito para que tuviera que identificar el cadáver de su hijo y se retorciera de dolor, mas al fallar el plan, hizo que Marshall silenciara a White. Semanas atrás ya se había librado de su supuesto tío, y cada muerto no representaba para ella más que otro peón derribado en su lucha por convertirse en una mujer nueva, millonaria y exitosa. Por eso había drogado constantemente a Quillsh, buscando luego asesinarme para que no la descubriera. Su hijo no quiso averiguar su paradero, mas sin embargo conservó el nombre de L; tal vez deseaba que su madre se enterara de lo grande que había llegado a ser, o quizá sólo quiso aprovechar la fama que su primer gran caso le brindó. No lo sabremos jamás.

Lawrence murió tras cumplir seis meses en prisión. La versión oficial establecía que fue a consecuencia de su herida en la cabeza, pero ciertas fuentes aseguraron que se suicidó. Tampoco quisimos indagar más al respecto.

El veinticuatro de diciembre de 1987 el coro de Wammy's House dio su primer concierto en la catedral. Los niños se encontraban motivados, pues habían aprendido a soñar con un futuro grande. El público nos hizo una ovación de pie, y debimos prometer que participaríamos en todos los festivales del ayuntamiento. Nos retiramos gozosos, abordando el camión que nuestro benefactor nos había comprado para premiarnos.

Death Note: Los bombazos locos de WinchesterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora